Reportaje

Al escuchar la campana, sientes que el mundo se te viene encima, te apresuras a entrar al salón de clases para pasar desapercibido. Sin embargo, las miradas están sobre ti, todos se preguntan: “¿Y ese quién es?”. Nadie te habla, ¡claro!, eres el nuevo de la clase. El profesor te llama por la lista y no tenés fuerzas ni para contestar ¡presente!”.

Esta es la experiencia que viven muchos adolescentes cuando son nuevos en un colegio, es igual de angustiante como cuando vas a pasar la consulta con el dentista. Todos tus sentidos están a la expectativa, tus oídos tratan de escuchar más allá de su alcance. Tus ojos tratan de ver y grabar todas las caras posibles, exclusivamente los rostros de tus nuevos compañeros y así poder reconocerlos y sonreírles al día siguiente.

Todo este sinnúmero de situaciones e incertidumbre son producto de la timidez típica que reflejan los chicos y chicas cuando van a descubrir el nuevo mundo en otro colegio.

“A los de primer año les dicen ‘primariones’. Los ven como niños y a veces se burlan de ellos”, dice Eveling Sánchez quien cursa tercer año en el Instituto Miguel de Cervantes.

Por lo general, estos estudiantes se aíslan. No saben cómo manejar la situación, actúan de manera tímida y algunos de manera defensiva, porque como no conocen el lugar ni a los demás jóvenes, entonces siempre están dispuestos a rechazar a los demás.

Esta forma de actuar, según la psicóloga Karla Olivares, está relacionada con la autoestima. Normalmente los adolescentes tienen muchas dudas y les preocupa mucho la impresión que van a dar a los demás, si van a ser aceptados, si van a ser gustados y cómo le van a caer a las demás personas.

Gertrudis Dávila, directora del Colegio Salvador Mendieta, afirma que los estudiantes nuevos se muestran muy nerviosos durante la primera semana o en el primer mes de clases. Después se adaptan al cambio de maestros y compañeros. A veces, estos cambios suelen ser positivos, el estudiante se adapta muy rápidamente y obtiene mejores resultados en su rendimiento académico.

“En la medida que una persona es segura, en esa medida va responder a las personas. La seguridad va depender de lo que el adolescente ha aprendido en casa con su familia”, explica Olivares.

Blanca Gaitán, estudiante del Instituto Miguel de Cervantes, logró asimilar esta experiencia. “Me sentí horrible. Todos mis compañeros estaban en otro año y yo estaba sola en otra sección. Después hice mis amigos, pasé y listo”.

“Los jóvenes son muy inquietos, poco a poco se adaptan y logran integrarse al entorno más rápido que los adultos. Por supuesto, el tiempo que les lleve la integración va en dependencia del tipo de persona que son”, finalizó Olivares.

¡CÓMO SALIR TRIUNFANTE!

Sé optimista. El nuevo colegio será tu segunda casa durante todo el año escolar. Y como tal, debés sentirte como en tu hogar. Los profesores, por muy enojones que se vean, no muerden, al igual que tus nuevos compañeros.

No sos un grano de azúcar o una gota de miel. No es preciso que caigas bien con todo el salón. Es tu primer día y lo más sano que podés hacer es ver quiénes comparten tus mismos gustos y así ir formando tu grupo por afinidad.

La naturalidad es importante. Sos nuevo, todos te ven y si lo que querés es hacer amigos, con petulancia no lo lograrás.

Sin miedo. No tengás miedo a equivocarte o a decir algo fuera de lugar. Después de todo llegaste para aprender.