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Cortadores

Luis B. Montoya Felicito a Jehú Hernández por su excelente reportaje sobre el corte de café. Muestra en carne viva los sufrimientos del campesinado y la explotación a que continúan siendo sometidos por los productores. Si no recuerdo mal, creo que los sandinistas en sus proclamas políticas en el tiempo de su lucha armada, clamaban […]

Luis B. Montoya

Felicito a Jehú Hernández por su excelente reportaje sobre el corte de café. Muestra en carne viva los sufrimientos del campesinado y la explotación a que continúan siendo sometidos por los productores. Si no recuerdo mal, creo que los sandinistas en sus proclamas políticas en el tiempo de su lucha armada, clamaban por la reivindicación del campesinado. A los agricultores de ese tiempo se les reclamaban salarios justos y mejores condiciones de vida para el campesinado, pero veo que después de casi 25 años de “revolución” la situación es la misma.

¿Dónde está la voz de Bayardo Arce y su bancada, o de los otros diputados, casi vitalicios? ¿O la voz de los diputados “demócratas” liberales? Qué triste es creerle a seudo líderes que sólo disfrutan engordándose su tripa.

Jehú dice en su reportaje que se han perdido aproximadamente unos siete millones de dólares porque no hay manos para recoger el “rojito”. Me pregunto: ¿cómo es posible que la gente quiera trabajar por unos miserables 300 córdobas quincenales, teniendo de comida arroz con frijoles “parados”, una tortilla y un vaso de café negro y/o bebida de pozol, y durmiendo hacinados peor que animales? Digo esto porque muchos de los caballos de paso fino andaluces y de ascendencias arábigas de los cafetaleros reciben mejores condiciones que esta pobre gente.

¡Qué ignorancia! Estos productores prefieren perder semejante cantidad de dinero pero no dar mejores salarios y condiciones de vida a sus trabajadores. De esta manera no se construye la justicia social que todos queremos. Es hora de que alguien levante la bandera de esta pobre gente que vive en la miseria y el olvido.

Norwin y Luisa son unos más de nuestra historia, como ellos hay miles que viven esas tristes experiencias, mientras nuestros gobernantes hacen cuentas de cuánto gastaron en las fiestas decembrinas, o planificando bajar las libras que aumentaron de tanto comer y beber, o viendo su calendario para sus próximas vacaciones de este verano.

Esto es Nicaragua, donde el plomo flota y el corcho se hunde.

Cartas al Director

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