José F. García
La condonación de la deuda externa de Nicaragua no es una panacea que curará todos nuestros males. Apenas es un respiro para tomar nuevo aliento y seguir trabajando duro, producir exportaciones de nuestras riquezas y ponerle coto a la corrupción. A los que manejan el país no deben volver a endeudarlo como lo hicieron los malos hijos de la Patria que ahora gozan de mucho dinero sin haberlo trabajado honestamente.
Los políticos culpables de haber endeudado al país deben abandonar la pretensión de ser candidatos en las próximas elecciones, pues ya hicieron retroceder al país más de cuarenta años. El pueblo no es bobo y seguramente no dará su voto a quienes desgobernaron a Nicaragua ni para regresar a las tarjetas de racionamiento y al espionaje entre hermanos.
Sugiero nuevamente al presidente Bolaños que revise el deslizamiento de la moneda que está ahogando al pueblo, es hora de quitarlo y fijar un tipo de cambio como lo tienen varios países hermanos centroamericanos.