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El Presidente y las rutas del transporte

Marcial Balmaceda

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El Presidente y las rutas del transporte


Marcial Balmaceda




Hace años, cuando el señor David Robleto era el Ministro de Transporte publicó un artículo que acertadamente describía la situación del ramo en Nicaragua. En lo que respecta al transporte interurbano decía que tradicionalmente la concesión de rutas interurbanas había representado un lucrativo negocio para los funcionarios a cargo y al mismo tiempo un instrumento para conceder favores a los políticos de turno.

Es necesario reconocer que en los tiempos del presidente Anastasio Somoza, la obtención de una concesión de transporte, como lo recordarán mis contemporáneos, no era tarea fácil y a pesar de que existía corrupción, nunca alcanzó los niveles de los gobiernos que le siguieron.

El papel del señor Robleto fue bueno, pero su paso por el MTI desgraciadamente fue fugaz. Como resultado de las protestas del gremio en el 2001 se logró la aprobación —por parte del Gobierno del doctor Arnoldo Alemán— de un decreto presidencial de moratoria de transporte, que prohibió la introducción de nuevas rutas mientras no se aprobara la nueva ley de transporte terrestre y el plan nacional correspondiente.

La corrupción que caracterizó al gobierno anterior también afectó al Ministerio de Transporte y se otorgaron más de 400 rutas a pesar del decreto arriba señalado. Muchas de esas rutas fueron aprobadas directamente por Alemán.

La llegada del señor Pedro Solórzano al MTI vislumbró cambios ya que una de sus primeras acciones fue cancelar las rutas que ilegalmente habían sido aprobadas. Hay que reconocer que fue algo correcto, pero muchas de estas personas habían inclusive hipotecado sus casas para adquirir unidades de transporte y prácticamente quedaron en la calle al cancelárseles las concesiones. Los comerciantes de ruta, por su lado, no se quedaron de brazos cruzados y al amparo de los tribunales de justicia están trabajando a la espera de la aprobación de la ley de transporte, que hasta donde tengo conocimiento contempla legalizar las rutas que durante la moratoria fueron aprobadas.

Mientras, los funcionarios de turno en el MTI siguen autorizando nuevas concesiones con supuestamente para “garantizar las buenas relaciones” con la alta dirigencia del transporte interurbano. Sin embargo estos señores ofrecen las concesiones descaradamente al mejor postor en la calle en lo que constituye un negocio redondo que merece ser investigado.

Hace unos días el presidente Enrique Bolaños anunció orgullosamente en un suplemento publicado por LA PRENSA, que la mejor noticia que ha tenido Nicaragua en 25 años es el perdón de la deuda externa y la entrada de Nicaragua a la HIPC. En una de sus partes el Presidente señala que durante el 2003 “dejamos claro que la corrupción nunca más será tolerada… en el Poder Ejecutivo nada se esconde y siempre se actúa cristalinamente…” Si en realidad eso cree el señor Bolaños le insto a que investigue lo que estoy denunciando y nombre a personas idóneas, ajenas al MTI, para que se dé cuenta de lo que están haciendo sus subalternos. No lo culpo, desde luego, pero debe recordar un dicho muy sabio que dice: el que calla otorga.

La pelota está en la cancha del señor Presidente y la mejor forma de hacer política es con acciones concretas. Si en realidad lo hace estaré convencido de que en Nicaragua sí ha iniciado una nueva era.

El autor es transportista interurbano de Chinandega.

Editorial