Pedro Rafael Gutiérrez Doña
La situación del país, por todos conocida como crítica, no debería ser tomada a la ligera por el presidente Enrique Bolaños y su mayor opositor y dueño de la patente del Frente Sandinista, Daniel Ortega.
¿Qué esperan estos líderes de la población? ¿Que nos quedemos impávidos ante la parálisis gubernamental y la modorra estéril de la oposición que mantienen a la población desprovista de soluciones?
La política nacional se mece de Herodes a Pilatos, esperando que sufra una vez más la crucifixión a la que es sometida al carecer de una estrategia encaminada al bien común. No hay salidas de consenso a los problemas que aquejan al país, evitando, por ejemplo, solucionar la mayor crisis legal que atraviesa la Nación al ver imposibilitado el divorcio ley-partido político.
Las leyes han sido manoseadas abusivamente dejando en el desamparo a aquella mujer, quien con los ojos vendados reparte justicia mediante su adulterada balanza en el escenario político nicaragüense. Miguel de Unamuno dijo en una oportunidad que cuando los políticos callaban, entonces mentían. Yo le añadiría que cuando los políticos hablan también mienten, porque niegan con sus actos las constantes peroratas, las que nos tienen a todos ya cansados por su esterilidad en dar soluciones.