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Creyentes católicos vienen a rendirle culto a la Virgen de Guadalupe hasta esta plaza en Los Ángeles.

Virgen de Guadalupe, patrona también de los “salvatruchas”

La Virgen de Guadalupe ha extendido su “influencia” a una plaza de la ciudad de Los Ángeles, California Juan de Dios García DavishEspecial para LA PRENSA LOS ÁNGELES, CALIFORNIA.- La Virgen de Guadalupe tomó las calles de Los Ángeles, se apoderó del corazón de los anglosajones y se convirtió en la patrona y protectora de […]

  • La Virgen de Guadalupe ha extendido su “influencia” a una plaza de la ciudad de Los Ángeles, California

Juan de Dios García DavishEspecial para LA PRENSA

LOS ÁNGELES, CALIFORNIA.- La Virgen de Guadalupe tomó las calles de Los Ángeles, se apoderó del corazón de los anglosajones y se convirtió en la patrona y protectora de La Mara Salvatrucha 13 y Barrio 18, admite la Iglesia Católica a escasas horas de conmemorarse un aniversario más de la aparición de la Virgen del Tepeyac.

De acuerdo con el diácono de la Placita Olvera, Hernán Ramírez, la Virgen María de Guadalupe ganó en el 2000 la batalla, de grafiteo, que emprendieron iglesias protestantes, para borrar su imagen de las calles.

—¿Cuántas imágenes hay pintadas?

No sé, son millares, miles…

—¿Qué paso?

En el 2000 las otras iglesias la atacaron, pintarrajearon su imagen, no la querían ver en las calles. Estaba conquistando el corazón de los anglosajones, de los propios protestantes, de todos. No les gustó que esto siguiera creciendo, sienten una invasión.

—¿Incluyendo a las pandillas, a las Maras?

—A todos, a la Mara Salvatrucha 13, a la 18, a los cholos. Todos son católicos, todos la defienden. Las Maras la traen tatuada en la espalda, son católicos, muchos de ellos con el apoyo del padre George Boyle han cambiado, se alejan de las calles, se han convertido en gente trabajadora, gente productiva.

Los comerciantes, chinos y árabes fueron los primeros en utilizar la imagen de la Virgen Morena, para evitar el grafiteo de sus negocios por parte de bandas o pandillas juveniles que se disputan el control de los territorios o barrios.

La popularización de la imagen de María Guadalupe es de tal grado que no sólo se observa en fondas, tiendas de abarrotes, ropa, agua, loncheras móviles, taquerías, sino también en casas particulares.

En la Placita Olvera —la más grande de California— dedicada a María Guadalupe, sobresale un impresionante mural de la Virgen Morena y Juan Diego, en donde a diario decenas y decenas de visitantes latinos, anglosajones y europeos la visitan, rinden culto y pagan los milagros concedidos.

Rosaura es una mujer adulta que este mediodía le llevó una veladora a la Virgen, como una pequeña ofrenda por “devolverle a su marido”.

—¿Le hizo el milagro?

Sí, me regresó a mi viejo. Se había ido con una “tipa”. Ya hablamos, ya platicamos y reconocimos nuestros errores. Una vez por mes traigo una veladora, dice contenta la mujer. Las demás las enciendo en mi casa.

Otros claman ayuda y perdón. El olor a rosas frescas invade el lugar.

Alrededor de este templo otros más, conocidos como “homeless” o desamparados, enfrentan a diario el intenso frío de este invierno, con temperaturas que llegan a los diez grados, envueltos en malolientes frazadas o improvisadas “casitas” de nylon, en espera de que la Virgen les conceda el milagro de abandonar esa vida.

A escasas horas de su aparición, los grupos católicos radicados en Los Ángeles, California, preparan las festividades en donde esperan recibir a por lo menos 50 mil fieles de la Virgen Morena. Las imágenes de las calles lucen limpias y los pandilleros se preparan para venerarla.

TESTIMONIO

Rodrigo es un joven ex pandillero, con adicción al alcohol y la marihuana, que dejó los vicios cuando la Virgen lo salvó de morir durante un enfrentamiento con otra pandilla.

¿Cuál es el milagro?

Estaba muy grave por un piquetazo, pensé que moriría, pero me salvé y decidí cambiar. Hoy me siento mejor, regresé con mi novia, ya vamos a casarnos y mis padres están contentos, es difícil pero hay que intentarlo. Ese milagro cambió mi vida y forma de pensar. En su cuerpo sólo quedaron las cicatrices de su vida desordenada.

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