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El cristo campesino, mural del barrio El riguero.

El padre Uriel y los murales de El Riguero

No es posible referirse a las pinturas murales de la Iglesia Santa María de los Ángeles, del barrio El Riguero, en Managua, sin relacionar esta obra con el padre Uriel Molina Oliú. Es más, difícilmente se hubiera realizado la obra sin la presencia de este hijo de San Francisco de Asís, originario de Matagalpa. Con […]

No es posible referirse a las pinturas murales de la Iglesia Santa María de los Ángeles, del barrio El Riguero, en Managua, sin relacionar esta obra con el padre Uriel Molina Oliú. Es más, difícilmente se hubiera realizado la obra sin la presencia de este hijo de San Francisco de Asís, originario de Matagalpa.

Con una gran calidad humana, siempre dispuesto a practicar la oración del santo fundador de los franciscanos, el padre Molina o Uriel, como él prefiere que le llamen, llegó al barrio El Riguero en 1965 y estuvo hasta 1990, identificado plenamente con la comunidad en la que fue un miembro más y donde todavía se siente su presencia.

La casa cural fue siempre de puertas abiertas para compartir el pan espiritual y el material, igual lo ha sido después en el proyecto que tiene en el área rural de Esquipulas. Fue promotor de obras como el Centro Valdivieso y el Centro de Espiritualidad Monseñor Óscar Arnulfo Romero (Cemoar) en el Km. 15 y medio de la Carretera Sur, donde hay otros extraordinarios murales.

Igual que los murales, necesitados de ser restaurados y protegidos de la humedad, el padre Molina ha tenido tremendas y dolorosas pruebas. Acoso y marginación en su vida sacerdotal, intrigas en su contra hasta donde el Secretario de Estado del Vaticano; serios problemas de salud, fallecimiento de seres queridos.

Pero allí está Uriel, humilde, servicial, sin rencores, merecedor del respeto, la gratitud, la credibilidad y el cariño. Si bien no figura físicamente en los murales, sin él tampoco hubieran existido éstos, aún con la voluntad de Michilini de pintarlos.

PATRIMONIO CULTURAL DE LA NACIÓN

Los murales fueron realizados entre 1982 y 1985, miden 680 metros cuadrados, y el autor es Sergio Michilini, quien contó con la colaboración de Clementino Sartori, arquitecto; Gianni Berra, ceramista; Giancarlo Splendiani y Maurizio Gobernatori, pintores.

Participaron un buen número de jóvenes pintores, entre ellos Florencio Artola, Rommel Beteta, Vicente Cerrato, Federico Matus, María Antonieta Narváez, Carmen Rodríguez, Mario Román, Napoleón Sequeira, Sergio Serrano, Sergio Velásquez y varios de otros diferentes países.

El 20 de julio de 1985, día en que fue inaugurado el mural, el padre Ernesto Cardenal, entonces ministro de Cultura, dijo que se trataba de “murales proféticos”. El 19 de mayo de 1984, los murales fueron declarados Patrimonio Cultural de la Nación, en base del decreto No. 282 del año 1982.

Entre los personajes que figuran en el mural están Diriangén, Gil González Dávila, fray Bartolomé de las Casas, los sacerdotes Gaspar García Laviana y Camilo Torres, Luis Alfonso Velásquez (el niño asesinado por el régimen somocista), San Francisco de Asís, Nicarao, fray Antonio de Valdivieso, monseñor Óscar Arnulfo Romero, monseñor Simeón Pereira y Castellón, Sandino, Carlos Fonseca Amador, padre Azarías H. Pallais, el matrimonio Barreda, de Estelí, asesinados por las tropas contrarrevolucionarias.

Destaca en el altar mayor el Cristo resucitado, una escena del viacrucis, a la par las madres de los héroes y mártires, llevando en sus manos las fotos de sus hijos muertos. En la entrada principal puede verse a Tamagastad y Cipaltonal, con la diosa del maíz.

Las doctoras Dolores Torres y Mayra Luz Pérez, en la revista Encuentro No. 32 (septiembre-diciembre 1987) de la UCA, en un ensayo sobre la pintura mural en Nicaragua, expresan: “Todo este conjunto de murales de la Iglesia Nuestra Señora de los Ángeles constituye la muestra máxima del muralismo nicaragüense”.

Conforme la Ley No. 90, dictada por la Asamblea Nacional de Nicaragua en 1990, una serie de obras fueron declaradas Patrimonio Cultural de la Nación, entre ellas los murales de la iglesia del barrio El Riguero. También fue citada la obra en una breve historia del muralismo, redactada por el consagrado pintor Alejandro Arostegui.

UN SERIO PROBLEMA

Desde hace varios años, los murales están en serio peligro de dañarse, debido a que el techo del templo no tiene suficiente pendiente, cuando llueve muy fuerte y continuo, el agua penetra y humedece los murales, construidos algunos en plywood fabricado en la planta de Tipitapa por el año ochenta.

Los murales del altar mayor necesitan ser restaurados, pero lo más serio es de carácter estructural, entre las propuestas está la de construir un techo sobre el actual. Mientras se aguarda por una solución, el daño aumenta, la Dirección General del Patrimonio del INC no ha hecho ningún diagnóstico de la situación, tampoco hay un movimiento que pueda recaudar los fondos necesarios.

Igual que otros murales, destruidos por la barbarie del fanatismo político, los murales de la iglesia del barrio El Riguero corren el riesgo de quedar sólo en fotografías.

BIBLIOGRAFÍA

The murals of revolutionary Nicaragua (1979-1992), David Kunzle (UCLA). Las pinturas murales de la Iglesia Santa María de los Ángeles, Managua-Nicaragua, Sergio Michilini. El Arte Mural en Nicaragua, Dolores G. Torres y Mayra Luz Pérez Díaz, revista Encuentro de la UCA, número 32, septiembre-diciembre 1987.

Artículos de El Nuevo Amanecer Cultural; La Gaceta No. 78 del 23 de abril de 1990; Breve historia del muralismo mundial, Alejandro Arostegui. Agradecimiento especial a Sergio Michilini por las entrevistas concedidas sobre el tema, el aporte de documentación y su gran amor por Nicaragua que comparte con su natal Italia.

ACADEMIA DE GEOGRAFÍA E HISTORIA DE NICARAGUA.

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