Herty Lewites es considerado por LA PRENSA el personaje del año 2004. Estuvo todo el año en la cima de las encuestas de popularidad; realizó un aceptable trabajo como Alcalde de Managua y fue el referente de la buena gestión entre los candidatos a alcalde de las pasadas elecciones municipales.
Más allá de su hablar campechano y sus chapuzones en las todavía sucias aguas de la laguna de Tiscapa, destacan la tenacidad por desafiar el poder acaudillado en el Frente Sandinista y su lucha por democratizar ese partido que, ortodoxo y apolillado por las viejas costumbres autoritarias y las nuevas mañas gangsteriles de sus aliados liberales, lucha por mantener a toda costa al mismo candidato que ha perdido las últimas tres elecciones: Daniel Ortega.
Sabe que la batalla será dura, pero asegura, a veces sin convicción, que estará dentro del partido rojinegro acatando las decisiones de la militancia sandinista. No cree que le vayan a cerrar las puertas en elecciones primarias y es de los pocos que creen que a Daniel Ortega hay que dejar de decirle sólo las “cosas buenas”. Está en su guerra y ya lo atacan duro, pero eso no parece preocuparle y de vez en cuando ríe y bromea como si nada grave estuviera pasando a su alrededor. ¿Actuación o espontaneidad? Dice que siempre ha sido así, campechano, pero con una rara combinación de burgués que a cada rato le machacan sus compañeros de partido.
Se le acabó el período en la Alcaldía de Managua. ¿Qué tiene planificado Herty Lewites una vez que salga de ahí?
Me quedan unas dos semanas de mucha presión porque tengo que buscar mi finiquito en la Contraloría General de la República, que es muy importante para salir. También tengo que poner en orden el inventario de lo que voy a entregarle al nuevo alcalde Dionisio Marenco, y me quedan unas siete u ocho obras que inaugurar todavía, entregar unos cuatro mil títulos de propiedad más y entregar la banda y retirarme del trabajo.
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¿Y una vez fuera?
He tomado una decisión, que no me voy a retirar de la política, porque tenía dos caminos: seguir en la política o retirarme. Ya tomé la decisión de seguir ahí, y el día 17 de enero voy a llamar a los medios para saber cuál va ser mi posición dentro del partido Frente Sandinista (FSLN), porque creo que el FSLN puede ganar las elecciones del 2006, y ahí hay que aportar todo lo que uno tenga. Después de todo salgo con buen capital político, con una aprobación muy buena no sólo del pueblo de Managua, salgo con un 84 por ciento de simpatía de toda la población nacional. Éste es un fenómeno que no se gana tan fácilmente porque siempre un político entra con un rango alto, y al terminar sale con un rango muy bajo, desgastado; aquí fue al revés: entré con un 50 por ciento y terminé con un 80. Creo que mi partido tiene que analizar bien ese capital que tiene uno de sus militantes, saberlo aprovechar, y tomar decisiones con mucha paciencia, mucha sabiduría, porque así como se ganaron las elecciones municipales, yo veo que hay una gran oportunidad para ganar las generales.
Su popularidad ha despertado celo en el círculo más cercano al comandante Daniel Ortega. ¿No le provoca eso temor de que lo saquen del camino para no hacerle sombras al comandante Ortega?
Yo parto de que es indiscutible el liderazgo del partido del secretario general Daniel Ortega, quien lo dude está fuera de la realidad. Tiene un liderazgo muy grande y como secretario del partido también tiene una fuerza coercitiva muy grande dentro del partido, pero Daniel ha demostrado que en las dos elecciones anteriores ha ido sin temer a las elecciones primarias dentro del partido. Ahora, es normal que grupos que rodean siempre a los dirigentes le estén contando sólo cosas buenas a uno, y Daniel de esa forma escucha sólo lo bueno. Entonces el dirigente con buenas intenciones sigue ese camino y qué es lo que sucede después, que la gente empieza a decir que ese grupo está mal aconsejando al líder. Yo creo que el comandante tiene un grupo bastante grandecito que sólo le dice las cosas como no caminan verdaderamente, y eso no ayuda a democratizar el partido, y eso es el trabajo que hay que hacer dentro del partido. Si ya tiene un gran avance de democratización, voy a seguirlo democratizando, voy a ir a unas primarias tranquilamente, porque el comandante ha ido a tres primarias y en todas ha ganado, y en esta primaria vamos a ir muchos y yo voy a estar ahí compitiendo con otros militantes…
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¿Está claro que en las primarias quienes más oportunidades tienen para salir como candidatos a la Presidencia por el Frente son usted y Ortega?
El comandante Ortega tiene una fuerza grande en Nicaragua, como secretario general del partido, eso no lo voy a ganar. La mía es una fuerza que ha nacido en estos cuatros años y que vamos a ver si se mantiene de ahora en adelante, entonces ese trabajo que tengo que hacer yo es muy fuerte, no es un trabajo muy fácil de hacer desde las estructuras del Frente, donde yo tengo que ver si hay receptividad o no; si hay aceptación, magnífico, si no hay pues tengo que acatarme a lo que diga en las votaciones la militancia sandinista.
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¿Lewites piensa únicamente en una candidatura a la Presidencia o aceptaría una Vicepresidencia?
Ya el partido fue claro. Escuché declaraciones de Álvaro Baltodano, que es el coordinador de la Convergencia Nacional, y es quien mantiene la comunicación oficial con el comandante Ortega sobre la Convergencia, y fue clarísimo al decir que Herty no puede ser candidato por la Convergencia porque no es de la Convergencia. Yo no soy de la Convergencia, yo soy militante del Frente Sandinista, por lo tanto yo descarté la posibilidad de ser candidato a la Vicepresidencia. Es lo único que me queda como militante del Frente Sandinista por 25 años que he sido y tengo derecho a ser presidente por el FSLN.
Y ya que se le cierren las puertas, a como parece que se las quieren cerrar… ¿No ha pensado en la posibilidad de buscar refugio en una tercera fuerza u otro partido?
Es que lo primero que me pregunto: por qué me van a cerrar las puertas, si no se las han cerrado en las primarias anteriores a otros. ¿Por qué a mí? Yo lo veo una cuestión muy lejana, entonces yo no quiero ni estar pensando que me van a cerrar las puertas. Mi decisión es ir a las primarias, que se reúna el congreso sandinista y decida cuándo van a ser las primarias.
¿Hay o no posibilidades de una alianza con gente que no sea del FSLN, como por ejemplo Eduardo Montealegre, del Partido Liberal Constitucionalista (PLC)?
No, yo creo que no, no se me ha ocurrido, sobre todo cuando Eduardo dice que él está tratando de ser el candidato del PLC, entonces él anda en su trabajo por ser el candidato liberal y yo en el mío dentro del Frente, o sea que andamos muy lejos, es muy difícil que lleguemos a converger.
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Se ha cuestionado dentro de la línea ortodoxa afín al comandante Ortega el respaldo que Lewites tiene del general retirado Humberto Ortega. ¿De qué manera se manifiesta ese apoyo?
Mirá, es totalmente falso que el general Ortega me haya dicho a mí que me lance o no me lance; platicamos generalidades y le he contado, como le he contado a muchos, que tengo aspiraciones, y él me ha dicho que piense bien cómo voy a lanzarme porque la estructura del Frente está bien montada. Me ha dicho que es un trabajo duro que me espera, que es una decisión mía y punto.
¿Dice usted entonces que hay tal apoyo tácito de Humberto Ortega?
No hay nada de eso. Hasta el día de hoy, el general Ortega no ha dicho nada, puede ser que mañana diga que soy su candidato o que sea otro, pero hasta hoy no ha dicho nada. Lo vi una noche de éstas, el 25 de diciembre, estuvimos platicando de todo, principalmente del diálogo nacional, pero lo de la candidatura mía fue muy ligera.
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¿En ese tema del diálogo usted es de la opinión que las principales fuerzas políticas deben sentarse a ver los problemas de Nicaragua?
Yo creo que sería el error más grande en la historia de Nicaragua que las tres fuerzas, porque hay tres fuerzas políticas, no se sienten a dialogar este año. Yo creo que si esas fuerzas no se reúnen después del 10 de enero, las consecuencias van a ser muy graves, muy, muy costosas, no para las fuerzas políticas, sino para el pueblo de Nicaragua, porque entonces no va a haber un camino para resolver las cosas que le importan al pueblo, y el pueblo puede tomar decisiones muy fuertes. Ya lo ha demostrado varias veces que es un pueblo tranquilo, pero rebelde, y cuando toma decisiones, toma decisiones muy fuertes. Es lo que le pasó a Somoza, que no quiso ir al diálogo, y qué sucedió, ya todos lo saben. Nosotros en el período de la revolución nos dimos cuenta que debíamos ir a un diálogo con la Contra, y consideramos que la mejor salida eran las elecciones. Fuimos, perdimos, entregamos el poder y evitamos un baño de sangre. Yo creo que hoy si no hay diálogo puede haber un choque entre quienes no están de acuerdo en la forma en que se está manejando y los que apoyan ese forma de la política.
¿Y usted le ha hablado de esas cosas al comandante Ortega?
Hemos platicado de todo, a como también le he dicho al presidente Enrique Bolaños, a quien le he dicho que él es quien tiene más responsabilidad de todos, porque es el Presidente de todos los nicaragüenses, y es quien tiene que abrir todas las puertas para ver lo más positivo que necesita el país.
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¿A juicio suyo qué sería lo más positivo para Nicaragua?
Primero hay que recuperar la confianza. Un país donde no hay confianza es un país que se paraliza y ahorita la confianza se ha perdido. El pueblo está en una duda de que para dónde va, qué va a hacer, que si el Presidente va a renunciar, que qué podría venir después, un referéndum… Se habla de tantas cosas que inquietan a la población, y hay que darle estabilidad a la población y a las inversiones. La misma confianza hay que darle a los inversionistas. Hay que definir las prioridades a favor del pueblo.
Herty Lewites, un revolucionario de aire acondicionado
Una de las cosas que más se le critica a Lewites sobre sus obras es la extraña creatividad para hacer construcciones. Una concha acústica, una pila de perlines en una rotonda, una piedra enorme en otra, una flor rara en la rotonda del periodista.
¿No le ha dicho nadie que esas cosas se ven horribles?
Una de las cosas que me ha gustado más en la vida es la arquitectura, aunque no estudié eso. Además he viajado mucho y he visto muchas ideas buenas, luego busco a un arquitecto y le hablo de eso. Yo analicé Managua y ya ésta es una ciudad antigua sin centro, sin rumbo, sin alma, sin nada; entonces lo que yo quiero es ir cambiando el rostro con cosas distintas.
¿Pero nadie le ha dicho que se ven feas esas construcciones, o siempre le dicen que quedan bonitas?
A cada rato me dicen que están horribles. Le han puesto un poco de apodos y la gente me dice que soy un pelón loco, pero lo importante es que son obras y la gente ve que ocupo mi mente para imaginar cosas para el desarrollo y no para pensar en maldades.
Usted se precia de sus aires campechanos y dice que siempre le gustó andar entre los más pobres para aprender sus mañas, pero los adversarios de su partido lo tildan de burgués. ¿Cómo responde a eso?
Yo soy un hombre alegre por naturaleza, que conoce más de 10 mil chistes, que siempre trata de reír. El cardenal Miguel Obando y Bravo siempre ha dicho que un buen cristiano es un hombre contento, y eso soy yo, no me gusta el protocolo, lo odio, prefiero la informalidad en el trato con la gente. Sobre lo burgués, yo desde que nací aprendí el gusto por vestirme bien, una de las cosas que más me gustan es comprar ropa, no me preguntés por qué, me gusta andar almidonado y limpito, y eso en el Frente siempre me lo han criticado.
¿Y cómo hizo en la guerrilla?
Nunca estuve en la guerrilla porque si me metía me entregaba o me mataban en la primera batalla, nunca supe andar en el monte, yo soy urbano. Después me criticaban por dormir con aire acondicionado en tiempos de la revolución. Yo les decía que era revolucionario de aire acondicionado, me gusta dormir bien, les decía; me opuse a hacer posta y marchas y trabajos voluntarios, pero lo importante no es la ropa, son los sentimientos. Aquí puede andar alguien desnudo y puede ser muy malo, el ropaje no mide pues a la persona, es lo que te quiero decir yo.