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María José chinea a su hijo Néstor José,el día que el pequeño cumplió 3 años. 25 días después ella fue asesinada.

“Yo tenía una mamá…”

El 9 de noviembre del 2004 no sólo se truncó la vida de una joven periodista, sino que se dejó a un pequeño huérfano, una madre y una hermana que siguen llorando su partida Rosario Montenegro Zeledón [email protected] El pasado 15 de octubre, Néstor José cumplió 4 años y ese día la periodista Noelia Sánchez […]

  • El 9 de noviembre del 2004 no sólo se truncó la vida de una joven periodista, sino que se dejó a un pequeño huérfano, una madre y una hermana que siguen llorando su partida

Rosario Montenegro Zeledón [email protected]

El pasado 15 de octubre, Néstor José cumplió 4 años y ese día la periodista Noelia Sánchez le llevó un pastel para que compartiera con sus amiguitos y sus familiares.

El queque y la visita le agradaron al pequeño, pero no fueron suficientes para llenar la ausencia de alguien muy especial.

En medio de la celebración, Néstor José se acercó a Sánchez y le contó: “Yo tenía una mamá que se llamaba María José”.

“Me quedé muda y con un nudo en la garganta, no tienen idea lo que sintió mi corazón”, contaba unos días después a sus colegas, quien fue una de las mejores amigas de la mamá de Néstor José: la periodista María José Bravo, quien hace un año fue asesinada.

EL ÚLTIMO CUMPLEAÑOS

Antes que el pequeño advirtiera la ausencia de su madre, Sánchez recordaba que el año pasado había sido María José quien le había llevado pastel del último cumpleaños que le celebró “a su gordo, ese pequeño al que tanto adoró”.

En esa ocasión, ninguna de las dos imaginó que 25 días después del cumpleaños número tres de Néstor José, la joven madre sería asesinada de un disparo realizado por Eugenio Hernández González.

Ese 9 de noviembre, no sólo se segó la vida de una joven profesional, sino que también se le quitó el derecho a un niño de crecer con su mamá y que aún pregunta por qué no regresó de trabajar, como siempre lo hacía.

También ese día dejó a una madre y una hermana llorando su partida, quienes además no saben cómo explicarle al niño por qué no volverá a ver a su mamá. Ellas mismas no entienden por qué mataron a María José.

“¿Por qué ese hombre mató a mi muchacha?”, se pregunta una y otra vez su madre, doña Antonia Sánchez, quien dice que desde ese día “ya no siento más alegría”.

Doña Antonia cuenta que además de sufrir la ausencia de su hija, también se angustia porque su nieto siempre está preguntando por su madre.

LA BÚSQUEDA Y LA LARGA ESPERA

“Ha sido horrible, antes llevábamos al niño hasta dos veces al cementerio, porque nos decía que allí estaba su mamá, entonces empezaba a buscarla por todos lados, pero se desesperaba y se enojaba al no encontrarla”, relata doña Antonia .

“Es que él está muy pequeño y no comprende cómo es la muerte, él se quedó esperando a su mamá, siempre anda buscando y preguntando dónde la puede encontrar”, añade Esperanza, quien también perdió a su única hermana.

Y es que el crimen de María José, además de conmocionar al periodismo y sociedad nicaragüense, dio un gran giro a la vida de esta familia.

Néstor José, su pequeño hijo, crece extrañando y recordando que tuvo una madre.

“LO LLEGAN A VER POLÍTICOS”

A doña Antonia, su mamá, su salud se le ha deteriorado, y cada día vive con la angustia y la incertidumbre de que el asesino de su hija quede en libertad. “Dicen que lo llegan a ver políticos, y ellos (los políticos) son malos, hay gente que me viene a decir que ya va a salir”.

Esperanza se convirtió en la madre de Néstor José, rol que desempeña con mucho cariño, dice que preferiría compartirlo con su única hermana, tal y como lo hacía antes de su muerte.

UN TRABAJO PELIGROSO

A la mamá de María José, Antonia Sánchez, nunca le gustó la carrera de su hija, ya que siempre le pareció peligrosa.

“A ella le gustaba su trabajo (periodismo), a mí era que no me gustaba, todo el tiempo le decía que era peligroso, pero ella me decía: No mamá a mí me gusta mi carrera, eso estudié y eso me gusta”.

Aunque nunca imaginó que a su hija la podían matar, su madre siempre tuvo temor que le hicieran algo, porque “los políticos de aquí siempre la llamaban cuando sacaba (publicaba) algo que nos les gustaba”.

“Cuando comenzaron las elecciones (municipales) a cada rato la amenazaban por teléfono, yo desde entonces comencé a decirle que no me gustaba eso, porque la gente es bien mala”.

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