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Carla Fjeld Benz: “En Nicaragua la gente hace la diferencia ”

Entrevista   Carla Fjeld Benz, ex trabajadora de las Naciones Unidas y ahora propietaria de un restaurante en Managua donde comercializan y sirven productos orgánicos nicas, dice que “montada” en esta ola que crece poco a poco entre quienes desean comer alimentos sanos está fomentando el crecimiento del mercado interno, en que los consumidores y […]

Entrevista

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. Carla Fjeld Benz, ex trabajadora de las Naciones Unidas y ahora propietaria de un restaurante en Managua donde comercializan y sirven productos orgánicos nicas, dice que “montada” en esta ola que crece poco a poco entre quienes desean comer alimentos sanos está fomentando el crecimiento del mercado interno, en que los consumidores y los productores tienen una relación de “ganancia-ganancia”

Carla Fjeld Benz, propietaria del restaurante Ola Verde.

 

Mario José Moncada



Carla Fjeld Benz, propietaria del restaurante Ola Verde, especializado en alimentos orgánicos cosechados principalmente por pequeños productores, parece “encarnar” a las Naciones Unidas, organismo para el cual trabajó durante muchos años antes de llegar a Nicaragua en diciembre del 2002.

Esta estadounidense con un doctorado en nutrición, nacida en el Estado de California, ha vivido en India, Bangladesh, Perú, Austria y ahora en Managua, donde tiene su negocio que empezó hace 15 meses. Por si fuera poco está casada con un suizo, quien trabaja en el país en un organismo de cooperación.

Desde su negocio dice que intenta contribuir a fomentar la producción, la comercialización y el consumo de alimentos orgánicos, pues está segura que el “comer bien” le permite a una persona rendir más, sea en el trabajo, en sus estudios y en su familia.

“Nosotros tenemos el chance de contribuir a que muchos productores, que por ahora no pueden exportar, tengan un mercado interno”, asegura.

¿Cómo es que usted se mete a este negocio?

Tengo un doctorado en nutrición y entonces, de alguna manera, veo las cosas desde el punto de vista de una persona entrenada en la ciencia de la nutrición, la funcionalidad del cuerpo humano en base a los nutrientes. Luego de algunos años de estar en Nicaragua veo una oportunidad tremenda que no estaba siendo aprovechada. Ahora la estamos aprovechando no para beneficiarme, pues éste no es un negocio para hacerme millonaria, sino un negocio socialmente responsable. Mucha gente quiere comer bien, pues los alimentos pueden favorecer la salud y si comemos bien damos más.

¿Y qué es comer bien?

Bueno, la mayoría de las recomendaciones nutricionales aconsejan que nosotros debemos comer más frutas y verduras y entre más coloradas mejor. Entonces, la pitahaya, el mango, la papaya, son algunos buenos ejemplos. No quiero nombrar otros, pero el pepino no lo sería tanto.

¿Cree usted que la producción orgánica tiene un buen mercado?

Ahí entran varias cosas. Por ejemplo dado que hay un interés tremendo en la producción y consumo de productos orgánicos en otros países la gente está buscando productos orgánicos como locos. Por otra parte, se sabe que el estatus nutricional del suelo en el que se cultivan las plantas, también afectan el contenido de los nutrientes de la planta que estamos comiendo. También se nota que frutas y verduras cultivadas localmente, cosechadas en su punto óptimo de madurez, nos dan también más factores nutritivos que favorecen nuestra salud, que nos da el chance de funcionar con más potencial.

Comiendo de una manera saludable nos da más capacidad de funcionar más tiempo en la economía y en la sociedad en general. Pero la calidad del suelo no es el único factor que influye en el valor nutritivo de lo que comemos, sino también la distancia que se recorre para transportar el producto desde la cosecha hasta que son consumidos.

¿Y cómo ve ese potencial en Nicaragua?

Dado que hay muchos productores que han sido beneficiados por su propio esfuerzo, por transferencia de tecnologías, por muchos programas, por varias cosas, incluso porque no hemos tenido otro Mitch, esto ha resultado en un mejoramiento de la producción agropecuaria de este país, incluyendo la producción orgánica. Sería un apoyo a los pequeños productores si más gente va abrazando y apreciando los productos nicaragüenses agropecuarios, si van incorporando a su dieta más frutas y verduras. Eso daría a los pequeños productores más chance de seguir cultivando sin bajar su calidad, siempre mejorando.

Muchos de ellos no van a poder exportar por mucho tiempo, pero si tuvieran un mercado nacional más amplio, si pudieran seguir mejorando y desarrollando su producción, esto va a resultar en unos que eventualmente van a exportar, pero por el momento nosotros podríamos aquí, en el mercado interno, aprovechar su producción.

¿Y cuando usted comenzó su negocio cómo fue?

Me fui a varias partes de Nicaragua durante mis dos primeros años aquí como consultora para organismos de cooperación, para estudiar cuál era el mercado potencial y cuáles eran los cuellos de botella que había que superar. Y una conclusión es que tenemos una situación donde los consumidores pueden ganar y los productores pueden ganar, y esto es enfocando más la producción agropecuaria a la salud.

¿Entonces no está a favor de una exclusiva producción orgánica, sino que va mas allá?

Estamos a favor de la producción orgánica pero no exclusivamente. Estamos a favor de la producción agropecuaria dirigida a la salud, al ser humano y al medio ambiente. Una producción dirigida a la salud tiene que tener una rotación de cultivos, porque si uno va sembrando el mismo, el mismo, el mismo cultivo ¿qué pasa?, tiene uno que poner más, más y más pesticidas, porque los insectos ya saben y pasan la voz, se vuelven más resistentes. Este tipo de producción es una oportunidad económica. El mundo está pidiendo cosas orgánicas, está pidiendo más salud, y Nicaragua con sus climas y su diversidad puede aprovechar eso.

En una situación de ganancia-ganancia, de productores y de consumidores. Ahora hay un interés también en el ecoturismo y muchas personas creen que como Nicaragua no tiene una infraestructura para traer turistas que les importan edificios de 20 pisos y con mucho lujo, debemos traer otro tipo de personas: las que les encanta la naturaleza.

Vi que habían organismos no gubernamentales que estaban trabajando para mejorar la situación. Pensé que sería importante también tener un negocio socialmente responsable para luchar un poco dentro del círculo de los empresarios, sobre la importancia de hacer lo que estamos haciendo.

¿Y cuánto tiempo tiene este restaurante de estar abierto?

Como 15 meses

¿Y qué tal le ha ido?

Al inicio era un poco duro, tuvimos que aprender muchas cosas. Una cosa que es indispensable y en la que no fallamos es que no se puede comprometer calidad por la economía, la calidad tiene que tener 100 puntos. Yo le digo siempre al personal que un príncipe puede entrar por nuestra puerta algún día y no sabemos cuándo, entonces tenemos que estar preparados siempre, tenemos siempre que tener una calidad perfecta.

¿Qué tan rentable puede ser un negocio de este tipo?

Por el momento no es rentable, pero es muy difícil decir que un negocio va a ser rentable en el primer año. Pero hacemos encuestas aquí y los clientes nos dan cinco puntos de cinco.

¿Promocionar la producción y consumo de productos orgánicos requiere sí de mucho esfuerzo?

Cierto, hay un rol importantísimo de la educación, el consumidor tiene mucho poder. Estoy muy en contra de la importación de comidas industrializadas, las compañías que fabrican estas comidas mayormente tienen muy poco interés en la ecología, gastan combustible, contaminan, traen su plástico y su basura, no contribuyen al sistema de recolección de la basura que traen. Creo que un factor que va frenando el éxito potencial de este tipo de negocios, es el poder del gigante, el gigante de la comida industrializada en enorme, ése es el freno más difícil para combatir.

Pero si los consumidores toman conciencia y se preguntan cada vez que comen algo ¿estamos comiendo bien o no, estamos botando basura o no, estamos ayudando a los productores o no?, estaremos avanzando. Tenemos el chance de influir, es parte del rol educativo, entre más podamos profundizar este tipo de mensajes, este tipo de negocios podrían tener más futuro.

¿Nos cuenta que ha vivido en muchos países y de Nicaragua qué es lo que más le gusta?

La gente

¿Y por qué?

Tengo un eslogan: en Nicaragua la gente hace la diferencia. Estoy en Nicaragua y quiero mucho a Nicaragua, me siento más de Nicaragua que de cualquier otro lugar.

¿Y cuánto tiempo espera quedarse en Nicaragua?

El trabajo de mi esposo termina a finales del 2006, pero yo creo que siendo gente creativa podemos inventar una manera de quedarnos por lo menos la mitad del tiempo… si es que ustedes nos aceptan (ríe).

EL EJEMPLO CALIFORNIA

Carla Fjeld Benz recuerda que durante su niñez, en el norte de California, donde ella nació, “era puras fincas pequeñas”. Pero ahora la situación es totalmente diferente, pues la región ha pasado por “un cambio tremendo en la producción agropecuaria”.

“Ahora la producción es más industrializada y hemos visto el cambio en la ecología, el incremento en el uso de los pesticidas y los fertilizantes, y cómo esto ha influido en la calidad de los alimentos”, asegura.

Sostiene que un estudio publicado por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, que compara el nivel de nutrientes de las cosechas de 1963 y las del 2003, confirma que debido al uso intensivo que se le ha dado al norte de California, muchos de los productos han sufrido una baja en los niveles de nutrientes.

“Haber visto personalmente el cambio en la producción agropecuaria de California y haber venido a este país (Nicaragua) tan virgen, con toda la tentación de mejorarse económicamente, me importa mucho que no pierda la tierra tan virgen y preciosa y la biodiversidad”, sostiene.

“Me importa mucho que aprendamos de los errores que se han cometido en otros países. ¿Aquí en Nicaragua queremos repetir este tipo de experiencias? Para mí no, de ninguna manera”, dice muy segura.

Economía

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