- En esta ocasión nos adelantamos al verano y nos fuimos de gira por cuatro de las encantadoras playas que posee esta ciudad, verificando que serán un magnífico atractivo para los turistas del verano 2006
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“En el mar la vida es más sabrosa” y afortunadamente Nicaragua tiene muchas bendiciones en cuanto a opciones de playa se refiere, que facilitan la oportunidad de vivir un verano eterno.
Sólo en Carazo hay una fila de atractivas playas que dan hasta para escoger, y es precisamente allí donde se concentra la aventura de esta gira.
Adelantándonos un poco a la temporada en que el mar, el sol, la arena y los bikinis son los principales proveedores de diversión, recorrimos las múltiples alternativas de las que dispone esta ciudad.
Nuestro recorrido inicia por la popular playa de La Boquita, ubicada a 27 kilómetros de Diriamba, Carazo, y a 69 de Managua, la cual alberga una gran cantidad de negocios, donde el visitante puede alojarse el tiempo deseado o sólo degustar las delicias del mar que ahí ofrecen.
Desde que los turistas llegan al centro turístico La Boquita, varios trabajadores de hoteles, hospedajes y restaurantes se aproximan para detallarles el servicio que ofrecen y así el cliente decida ¡No hay donde perderse!
Más diversión
A tan sólo 10 minutos de la playa anterior se encuentra Casares. En mi experiencia personal, jamás había pisado esta playa, así que nos tocó preguntar sobre qué había de bueno en esta zona, aparte del mar, por supuesto.
Los pobladores nos mencionaron una lista encabezada por La Posa del Padre, que según un grupo de pobladores debe su nombre a un sacerdote que murió ahogado allí. Otra versión es que fue construida por un Padre y por eso el nombre, mientras algunos afirman que fue bautizada así por estar ubicada cerca de la Iglesia.
¡En fin! Como quiera que sea, cuando llegamos al sitio nos encontramos con una vista genial y un área que al parecer pocos conocen, porque se encontraba libre de desechos humanos, a menos que haya pasado antes el tren de aseo, porque en lo que respecta al lado más céntrico, las bolsas plásticas parecían ser parte de la decoración del lugar.
Las lanchas de pescadores son muy comunes también, al igual que la venta de este producto por los alrededores de la costa.
El río La Flor es uno de los atractivos de Casares, juzgando por lo visto, al parecer este es el sitio donde las mujeres del municipio llegan a lavar ropa, mientras los niños aprenden a nadar.
Un sitio que ofrece alojamiento y servicio de restaurante es el Hotel Lupita, el cual mencionamos en este reportaje por poseer una encantadora vista a la costa, que se acentúa cuando el sol sale o la tarde cae, además de una piscina que nos estuvo “haciendo ojitos” —las modelos que nos acompañaron no lograron resistirse y se aventaron a tirarse un clavado dentro de ésta—.
El final
Finalmente recorrimos las playas de Huehuete, El Tamarindo y Tupilapa, dotadas de una extraordinaria belleza, sobre todo por el color “Aqua” divino que se observa de largo y de cerca.
A diferencia de las playas La Boquita y Casares, estas últimas tres son menos concurridas por los bañistas, quizás por tratarse de sitios más privados, cuya mayor parte de visitantes tienen propiedades en esta zona.
También hay pocas opciones de alojamiento, como pudimos comprobar en nuestro recorrido en el cual no logramos encontrar ningún habitante para confirmar este detalle.
No obstante, visitar cualquiera de los sitios de nuestro recorrido se convertirá, para muchos, sin lugar a dudas, en un sueño hecho realidad.