- Eran momentos en que la fe y la dignidad del pueblo nicaragüense eran pisoteadas por el gobierno de turno
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Era el año de 1987. Nicaragua era entonces un país atribulado por distintos tipos de crisis: de valores, económica, familiares y, sobre todo, de orden espiritual.
Es en ese contexto que se da la aparición de Nuestra Señora de las Victorias, en el municipio de El Crucero, al campesino Bernardo Martínez, a quien ya le había aparecido en varias ocasiones en el pequeño municipio de Cuapa, a principios de la década de los años ochenta.
A criterio del cura párroco de El Crucero, Modesto López, la aparición de la Virgen marca un hecho trascendental en la vida del cristiano nicaragüense, a quien la Nuestra Señora invita a la conversión en medio del dolor de la guerra, las limitaciones económicas y la persecución en contra de la Iglesia en ese entonces.
“Para mí la aparición de la Virgen Madre de Jesús es una señal de que acompaña a su pueblo en el dolor. Nos manifiesta que no debemos desanimarnos y el mejor ejemplo es su hijo que trae entre los brazos mostrando las llagas del dolor y ese dolor es el que precisamente vivía el pueblo de Nicaragua, dividido por las guerras, el odio, pérdida de valores morales y espirituales”.
DIGNIFICAR A LA MUJER
Según el padre Modesto López, la aparición de la Virgen María se da también en momentos especiales porque es la efemérides del Día Internacional de la Mujer.
Algo importante es que aparece un 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, para dignificar a la mujer nicaragüense que pasaba momentos muy difíciles por la pérdida de sus hijos o esposo que eran llevados a los frentes de guerra o bien se marchaban al exilio o estaban en las cárceles. Y es precisamente en ese contexto tan dramático que ella hace presencia para invitarnos a orar y a la conversión del corazón y decirnos que con las llagas de su hijo nuestro dolor ha sido curado.
CON SU HIJO JESÚS
Según López, en lo personal las apariciones de Cuapa y El Crucero son una confirmación de que ella está siempre siguiendo los acontecimientos de su pueblo; y algo más relevantes es que en El Crucero no se aparece sola, sino mostrándonos a su hijo Jesús. Es que María es camino para llegar a Jesús, lo vemos en las bodas en Caná de Galilea y en el evangelio de San Juan, cuando faltó el vino. En aquellas bodas ella fue ante su Hijo para pedir el primer milagro y le dice a los sirvientes que hagan lo que Él les diga.
En cuanto al hecho de que a Bernardo no se le haya creído , no debemos olvidar las palabras de Jesús de que nadie es profeta en su propia tierra.