- El primero gana la batalla
La cirugía estética ofrece hoy en día hacer o mantener bello casi todo, hasta lo más íntimo, pero en EE. UU. los pacientes prefieren sólo “alisarse” las arrugas a crearse unos cuerpos de fábula con el bisturí.
Según la Sociedad Estadounidense de Cirujanos Plásticos, en este país, donde la belleza física es casi una obsesión nacional, cada vez se practican más intervenciones estéticas, pero cada vez menos radicales.
En los últimos cinco años el número de operaciones tradicionales con bisturí disminuyó el cinco por ciento. En cambio, creció el 53 por ciento la práctica de tratamientos a base de inyecciones o cremas, mínimamente agresivas y que pueden efectuarse en la misma consulta del médico sin necesidad de un quirófano.
Casi el 70 por ciento de los 10.2 millones de tratamientos administrados por los expertos el año pasado entraron dentro de esta categoría. El más popular resulta ser el Botox, el tratamiento de inyecciones subcutáneas a base de un compuesto que incluye el agente causante del botulismo.
Este compuesto paraliza temporalmente los músculos de la zona afectada, lo que evita ciertas arrugas. Uno de los lugares donde más se aplica es la frente.
Según datos de la Sociedad de Cirujanos Plásticos, el año pasado sus miembros suministraron 3.8 millones de aplicaciones de Botox, un aumento de un millón con respecto a 2004.
Esta cifra supone que el uso de ese producto se ha multiplicado por cinco desde 2000, según el informe. Es un craso negocio por el que el año pasado los cirujanos cobraron a sus pacientes mil 400 millones de dólares.
Otros tratamientos preferidos por los estadounidenses en la lucha contra la arruga traidora son el peeling químico y la microdermoabrasión, tratamientos similares que eliminan las capas superiores de la piel, formadas por células más viejas, y hacen surgir las capas inferiores, de apariencia más juvenil.