¿A quién le corresponde velar por el desarrollo de una profesión? ¡A los que la profesan, sus profesionales! Consecuentemente la Asociación para Equipos Computacionales (ACM por sus siglas en inglés) se estableció en 1947, cuando apenas hubo dos computadoras en EE.UU. Hoy la ACM (www.acm.org) aglutina a más de 80,000 profesionales y estudiantes de computación no sólo de los Estados Unidos sino por capítulos nacionales en 36 países, muchas veces al mismo tiempo constituidos como asociación profesional del respectivo país.
Para la ACM el término “profesar” aún no ha perdido sus connotaciones originales de “enseñar una ciencia o un arte”, de “ejercer algo con inclinación voluntaria y continuación en ello” y de “sentir algún afecto, inclinación o interés, y perseverar voluntariamente en ellos” y de “creer, confesar”. La ACM maneja un código de conducta para sus afiliados, sin embargo es una asociación de afiliación voluntaria; cuenta con 32 grupos de interés especial, cubriendo una amplia gama de áreas de aplicaciones y tecnologías vinculadas con computación, y al fin se dedica extensamente al desarrollo de carreras en computación, donde se mantiene un ciclo como máximo de 5 años para los planes, certificando carreras cuando cumplan en objetivos y contenido, asignaturas y prácticas, laboratorios y calidad docente con lo necesario para formar profesionales.
NADA PARECIDO
En Nicaragua no hay nada parecido, a pesar de que hay aproximadamente 6,000 “profesionales” y 11,000 estudiantes en Tecnologías de Información y Comunicación. El intento de formar una asociación profesional no llegó más allá de ser un intento, como se puede apreciar en el sitio www.aneti.org.ni, que nadie al parecer ha tocado desde 2001.
Aunque hasta el DR-Cafta habla de certificación y acreditación profesional, tales preceptos para Nicaragua no tienen trasfondo ni aplicabilidad, pues cualquiera de adentro o afuera pueda presentarse como “profesional” en TIC. No solamente existe carencia de un código ético sino de ética profesional misma.
Los planes de estudio TIC en su abrumante mayoría fueron concebidos hace 10 años o más. Pero un intento de organizar al menos una evaluación sistemática para su posterior reforma no logró despegar ni en el 2004 ni en el 2005. Ni siquiera hay estadísticas actualizadas de cuántos egresados y graduados hay, o un consolidado de cuántos estudiantes hay, de otros elementos importantes como cantidad y nivel de “profesores” o de equipamiento, laboratorios y otros recursos ni hablar.
LA ANETIC
Solamente los estudiantes lograron medio organizarse en la Asociación Nicaragüense de Estudiantes TIC (ANETIC) (www.anetic.org.ni), sólo que la cantidad de unos 140 estudiantes afiliados no significa ni gota en el mar de 11,000 estudiantes. A veces los directivos estudiantiles parecen caer además al mismo vicio de sus padres de dedicarse más a debates personalistas que al debate cómo hacerse profesional de verdad y cómo desempeñarse como tal en el futuro.
“Profesionales” y estudiantes no vacilan en señalar muy a la nicaragüense a presidentes, gobiernos, políticos u otras autoridades como culpables de la falta de desarrollo de las TIC en Nicaragua. Deberían mejor asumir su propia responsabilidad como profesionales para con su propio desarrollo, tomándose quizás a la ACM como un ejemplo digno para seguirle también en Nicaragua.
Director Ejecutivo eNicaragua (AIN)