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Una tentación actual

“La tentación ha sido considerar que, ante las necesidades urgentes, en primer lugar se debía actuar cambiando las estructuras externas. Para algunos, la consecuencia de esto ha sido la transformación del cristianismo en moralismo, la sustitución del creer por el hacer”. (Benedicto XVI) Los Papas Pablo VI, Juan Pablo II y ahora el actual Benedicto […]

“La tentación ha sido considerar que, ante las necesidades urgentes, en primer lugar se debía actuar cambiando las estructuras externas. Para algunos, la consecuencia de esto ha sido la transformación del cristianismo en moralismo, la sustitución del creer por el hacer”.

(Benedicto XVI)

Los Papas Pablo VI, Juan Pablo II y ahora el actual Benedicto XVI se han encargado de advertir al pueblo de Dios que todo verdadero cambio de estructura externa comienza necesariamente en el corazón del hombre. Y, con mucha sabiduría, fundamentados en la Sagrada Escritura y en base a la experiencia de la historia, han señalado el peligro de identificar “promoción humana” con “evangelización”.

Únicamente la persona libre interiormente es capaz de liberar o ayudar a liberarse a otros de las estructuras externas que les oprimen. De lo contrario, las estructuras sociales ciertamente pueden cambiar, pero para empeorar la situación. Y en tal caso, la historia latinoamericana lo confirma, una férrea dictadura gubernamental puede ser derrocada a costa de mucho dolor, profusas lágrimas y abundante sangre, para ser sustituida por una cruel tiranía mil veces más dañina y opresora.

Una religiosa nos refería que, con mucho entusiasmo apostólico, se puso a disposición de su nuevo párroco para trabajar en la evangelización del sector. Con tono energético, el sacerdote le advirtió: “Mire, madre, si usted está dispuesta a instalarme aquí inodoros y lavamanos, vamos palmo a palmo…”. La religiosa se marchó decepcionada “por no ser fontanera”, según nos explicó.

No se trata de conformarse con las estructuras externas, sino de comenzar por las estructuras internas, por conocer y amar a Cristo, para desde Cristo, cambiarlo todo… con pureza de intención.

Religión y Fe

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