- Las reformas a la Ley de Derechos de Autor son aplaudidas por los artistas nacionales, sin embargo, dicen que “se necesitan mecanismos para hacerla cumplir”
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Una obligatoria parada cuando se viaja al Occidente del país es el famoso rancho conocido como Los Quesillos Güiligüiste. Más tarda en estacionar su vehículo que en ser abordado por una nube de vendedores de discos compactos con música pirateada.
Pero esa es sólo una de las múltiples escenas que se viven en el país cuando hablamos de piratería, porque también nos encontramos con este mismo problema en la disciplina de las artes plásticas, donde si presta un poco de atención notará que las obras del pintor Sergio Velásquez, famoso por sus “bellas mujeres gorditas”, están siendo producidas en serie para ser vendidas a granel.
Recientemente, en la Asamblea Nacional de la República de Nicaragua se discutió la Ley de Reformas y Adiciones a la Ley número 312, Ley de Derechos de Autor y Derechos Conexos, reformas que fueron aprobadas y que a su vez benefician a los artistas nicaragüenses, pero ¿por qué se sigue violentando esta Ley?
El abogado Wálmaro Gutiérrez, diputado de la bancada sandinista, señaló que desde la creación de la Ley Promoción a las Expresiones Artísticas Nacionales, Ley 215, en 1999, se castiga la piratería. “Sin embargo, desde esa fecha no se ha visto voluntad política de ninguna autoridad que tiene que perseguir y castigar este delito, con el fin de proteger al creador y de esa manera aplicar la Ley”, dijo.
La cantautora nicaragüense Katia Cardenal señaló que en esta situación (piratería) se ha tergiversado la intención que tienen los artistas de acabar con la piratería, aduciendo que ellos (los cantantes) le están quitando el trabajo a estas personas que viven de la venta de discos.
“Si ellos quieren vender discos, por qué no venden los originales. En todo caso las autoridades deberían de buscar no sólo a los vendedores de los semáforos, sino a los que están detrás de ellos”, demandó Cardenal.
JUSTICIA HISTóRICA
Según Ronald Abud Vivas, director y fundador del Ballet Folclórico Nicaragüense, en la danza se da una característica diferente, porque además de la creatividad artística y el lenguaje corporal que tienen que crear, se junta también la parte investigativa y se complica aún más cuando un director toma una música folclórica y tiene que hacer un arreglo musical para aplicarlo a la coreografía.
“Es decir, mis colegas de la danza pueden tomar la misma música folclórica, pero no mi mismo arreglo, o sea, es derecho mío que respeten el arreglo musical con el que presento mis espectáculos”, explicó Abud.
“Yo no peleo mis derechos de autor porque me den tanto beneficio económico, sino por un concepto de verdad histórica, para que quede en la memoria de los nicaragüenses el aporte que se hizo a la cultura de este país”, comentó.
APOYAR EL ARTE
La escritora Mercedes Gordillo, quien recientemente recibió la Orden de Gran Oficial junto a su esposo, el pintor Alejandro Aróstegui, por sus aportes al arte y la cultura nicaragüense, opinó que se puede apoyar al arte de muchas maneras.
“Todo es que haya voluntad de parte de las instituciones encargadas de hacer cumplir la ley”, dijo.
Por su parte, el cantautor Luis Enrique Mejía Godoy opinó que se necesitan aliados para mantener el arte vivo en nuestro país. “Históricamente los artistas nos hemos solidarizado con otros sectores de la sociedad. Estamos cansados de rogar, solicitar, ahora exigimos, reclamamos que se cumpla la ley a través del apoyo a nuestro arte”, exclamó.