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El folclorista Bayardo Ortiz Pérez. LA PRENSA/Archivo

Bayardo Ortiz: folclorista mayor

¡Y que arranque coreográfico! Su “bautizo” en 1940 fue bailar descalzo los sones de marimba frente al altar mayor de la iglesia San Jerónimo cuando ésta aún tenía el piso de tierra

  • Maestro del folclor nicaragüense, eterno defensor de sus costumbres, este mes cumple 65 años de labor artística

“Cuando bailo marimba soy como El rey de los zanates, porque no creo en nadie”, es una de las expresiones espontáneas que salen del alma de este masayés —José Bayardo Ortiz Pérez, nacido un 24 de noviembre de 1933— que ha dedicado su vida a la danza folclórica, investigación y divulgación nacional.

¡Y que arranque coreográfico! Su “bautizo” en 1940 fue bailar descalzo los sones de marimba frente al altar mayor de la iglesia San Jerónimo cuando ésta aún tenía el piso de tierra.

“Nada tienen que ver los españoles en los sones de marimba”, revalida este maestro que sigue enseñando los pasos del “marchadito”, “cruzado del caballito” o del “zapateado campesino”.

Estos estilos declara: “nacen del mismo andar de nuestra indiada, la que ha originado los pasos sencillos y dobles, hacia atrás y hacia delante, como lo hace el bailante de las fiestas patronales”.

El bailar descalzo ha sido para este bailador tradicional, verdaderamente un acto litúrgico con el presente y pasado, comunión con la cultura de nuestros ancestros, idiosincrasia vestida de huipil y zanate mayor, jícara y tiste, marimba y sones nacionales: devoción por el folclor nacido en las cofradías con el olor de las flores de sacuanjoche e indias bonitas.

Su largo historial da paso al son de las marimbas al asistir a las procesiones de San Jerónimo y bailar los compases de Las inditas, Las negras, Las húngaras, La vieja y el viejo o Los promesantes en casas, fincas, la parada del banco y atrio de la iglesia.

Este sentir danzario por igual lo llevó a las fiestas de Santo Domingo donde también fue el primer organizador del certamen de belleza de la India Bonita y, años después, en 1994, su mayordomo.

Asimismo, su ímpetu y pasión por la danza lo ha llevado a bailar espléndidamente al son de marimbas, La culebrita blanca (traída por los circos mexicanos en el siglo XVIII); El mate amargo, de origen Argentino; La tortuga, de cuna mexicana y tocada por don Cundo Galán, un nativo de Masatepe; o los rápidos jarabes, el Chichón y el Repicado.

También ha danzado las canciones de la rondalla típica del son nica al incluir en su repertorio dancístico las notas de los cantautores: Tino López Guerra, Víctor Leiva, Ervin Krüger, Justo Santos, y otras del Clarinero Mayor, Camilo Zapata, al que le ha bailado polkas, valses, foxtrot, y otra variedad de la “música típica”.

Divulgador incansable

Su inicio en la radiodifusión nacional lo llevó a ser parte, junto a Camilo Zapata, del programa Retablo Folclórico Nacional que dirigía Gustavo Latino en Radio Mundial.

En 1965, comenzó a divulgar en la misma emisora su programa Estampas de Mi Tierra, el que ha sido transmitido por cuatro décadas en Radio Managua, Radio Masaya, Radio Nicaragua, en la Mera Mera y, últimamente, en Radio Mujer.

Junto a la primerísima bailarina, Irene López, su eterna acompañante en los años del sesenta al ochenta, bailó los ya clásicos sones populares de El solar de Monimbó, La mora limpia, El nandaimeño, El garañón y un centenar de piezas más, incluyendo mazurcas y música campesina cantada por Otto de la Rocha y Carlos Mejía Godoy.

Para los años de la Revolución Sandinista, trajo a la Escuela la Danza, a Don Felipe Urrutia (con sus sones de mazurcas), a los que descubrió en la Tunosa, Estelí; pero cabe destacar que diez años atrás, ya los había llevado a los patios “encerados” de Monimbó.

Su vida ha sido llevar lo mejor del arte nacional, música y danza, a todos los rincones de la patria y poner en alto el sentir nacional sobre las modas imperantes de los ritmos sonados como el cha-cha- cha, el mambo, tango, swing, boggie-boggie y rock and rol.

Por esta devoción danzaria de bailarín, maestro y divulgador, el entonces Ministro de Cultura, Ernesto Cardenal, lo invitó a defender permanentemente el mérito de ser “Jefe de la cátedra nacional del folclor”, el cual lo sigue haciendo como en sus mejores tiempos, al ampliar su difusión con el programa dominical El Mesón Folclórico, el que ha sido transmitido en varias radios desde hace 20 años y hoy en Radio Mujer.

Por estos méritos, la Unión de periodistas, entonces presidida por Olga Moraga, le otorgó en 1996 —a este excepcional personaje que sólo cursó el tercer grado de primaria— un reconocimiento por sus 25 años como periodista cultural radial y televisivo, dejando así constancia de su hazaña de autoformación sin precedentes históricos. Radio Omega también le ha reconocido su incansable labor.

La Escuela de Danza y la Asociación de Danza, de las cuales ha sido uno de los fundadores, lo mismo. En 1998, La Asociación de Cantautores de Nicaragua, ACAIN, lo catalogó al entregarle diploma, de “folclorólogo e investigador”.

Y es que Bayardo dio su primer seminario de folclor “Alejandro Vega Matus”, en 1975. Hoy cuenta con varios escritos, algunos publicados con apoyo de su hija Indiana, como su libro de rescate del folclor No 1, Nuevo signo.

Heredero de lo popular

Vendedor del periódico La Flecha, uno de los fundadores del Cuerpo de Bomberos de Masaya pero de oficio zapatero, Bayardo nos revela que se dedicó de lleno a las “cátedras del folclor” gracias a su esposa Luisa Amanda. Con ella aprendió a bailar las mazurcas porque era una matagalpina con alma de folclor.

“El bailar es para mí una verdadera devoción y comunicación con los dioses de Masaya y Diriamba”, rememora Bayardo al recordar a su madre, la modista Francisca Pérez Monterrey, como la primera mujer que lo llevó a las fiestas de San Jerónimo.

Igualmente reconoce que su tía Chepita Ortiz, como su maestra de calle, al llevarlo a bailar a Diriamba con placer y devoción la comedia bailete de El Güegüense. Y es que Bayardo aquí también tiene raíz: su padre fue el periodista, poeta fiestero y telegrafista diriambino Cristóbal Ortiz Cárdenas.

Entre las generaciones a las que les ha transmitido su saber y sentir, directa o indirectamente, están reconocidas figuras como Irene López, Haydée Palacios, Blanca Guardado, Francisco González y Nina Moreno entre otros que hoy tienen sus propios grupos de danza. También fue asesor folclorista de Ronald Abud y Alejandro Cuadra.

Además, el maestro Ortiz nos pidió hacer público su reconocimiento a la personas que lo formaron en estos cuarenta años y ellos son: Camilo Zapata, Julio César Sandoval, Enrique Peña Hernández, Edgardo Buitrago, Francisco Pérez Estrada, Lorenzo Soriano, Santiago Fajardo, los hermanos Acuña, Alberto Bendaña, Federico Kraudy, Hugo Fernández Oviedo y Ramón Rodríguez, entre otras figuras del arte y la cultura.

“Para mí el folclor es una ciencia que no se termina”, afirma categóricamente cuando le preguntamos qué ha sido para él, dar su vida a este arte danzario.

Luego nos añade que pronto estará publicando la segunda parte de sus investigaciones folclóricas Nuevo signo, volumen No.2, el que está trabajando con su hija Indiana, la heredera por excelencia de su legado cultural, su sangre y memorias que vienen de su abuelita Virginia Monterrey y su bisabuela Josefa, ambas bailantes tradicionales de las fiestas patronales de Diriamba y Masaya.

Las dos patrias del folclor nicaragüense, del cual Bayardo es su Zanate mayor, cumpliendo 72 años de vida, 65 de ellos dedicados al folclor nicaragüense.

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