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los reyes de los freestyle
Sus movimientos son matemáticamente calculados. Estos hombres conocen el peligro, se tutean con él a diario y —sobre todas las cosas— saben que deben comenzar justamente donde los demás abandonan.
Indudablemente éste no es un trabajo para cualquier tipo de persona. Son atletas entrenados para misiones riesgosas y cargados de adrenalina. En cuestión de segundos se puede perder la vida.
Sin embargo, los hermanos de origen chileno, Javier y Gabriel Villegas, toman control de la situación como si se tratara de un trabajo de oficina. No hay miedo. Entre sus venas corre pasión.
Estos auténticos “centauros” descienden de sus móviles con la precisión de águilas. Casi no hablan entre sí. No hay gritos nerviosos, sólo órdenes precisas. Ellos saben lo que les corresponde hacer.
Se comunican en clave, manejan un código secreto para cada uno de los trucos. Mientras el público guarda silencio, esperando ansiosamente la espectacular acrobacia que robará los aplausos.
No son predecibles ni rutinarios, sólo sorprenden.
“Nos gusta entregarnos por completo en un espectáculo. El público merece nuestro respeto y nosotros lo agradecemos con lo mejor que tenemos”, señala el mayor de los Villegas, Javier, de 22 años.
Javier Villegas parece menos serio que su hermano Gabriel, por su “look”. “Me gustan las locuras, pero no crean. Éste es un deporte muy serio, demanda mucha responsabilidad”, indica.
En tanto, Gabriel, de 18 años, parece el mayor. Sonríe poco y habla menos. Sus respuestas a las preguntas de los medios parecen preparadas con anterioridad, contrario a Javier, un auténtico improvisador.
“No sé porqué reflejo esa imagen, pero intento dar lo máximo”, expresa Gabriel.