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Rodolfo Sánchez Arauz. (LA PRENSA/M. ESPINOSA.)

Los Sánchez Arauz: una familia de pulcro abolengo

“Hay estirpes de pura quincalla, con árboles genealógicos de numerosos nombres y blasones. Sin embargo, al revisar la historia de esas familias, toda esa prosapia sólo ha servido para hacerle daño a la patria. Pero hay otros abolengos sencillos, pulcros, que, como los ramos de violetas, van perfumando la vida cotidiana sin pompas y alardes. […]

  • “Hay estirpes de pura quincalla, con árboles genealógicos de numerosos nombres y blasones. Sin embargo, al revisar la historia de esas familias, toda esa prosapia sólo ha servido para hacerle daño a la patria. Pero hay otros abolengos sencillos, pulcros, que, como los ramos de violetas, van perfumando la vida cotidiana sin pompas y alardes. De estos últimos somos los Sánchez Arauz de Masaya”, dice Rodolfo, sin rodeos
[doap_box title=”El último, Rodolfo” box_color=”#336699″ class=”archivo-aside”]

Rodolfo Sánchez Arauz fue egresado de la “promoción de oro puro” (1953-1954) del Ramírez Goyena. Hizo sus estudios universitarios y de postgrado en Argentina y Chile donde fue miembro de notables círculos literarios y científicos. Le encanta cantar tangos y recita con modulada y grave sonoridad.

Del 59 al 65 estuvo ligado a actividades latinoamericanistas. En el Congreso de Rectores Latinoamericanos de Buenos Aires denunció junto con el rector Mariano Fiallos Gil la matanza estudiantil del 23 de julio por la dictadura de Anastasio Somoza.

Alternó en Argentina con poetas de la talla de Pablo Neruda, Miguel Ángel Asturias, Ernesto Sábato y Jorge Luis Borges.

Admira profundamente el arte nicaragüense, el folclor de Masaya, el torovenado y es genuino y ferviente cultor de la amistad y el compañerismo.

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Era Masaya una ciudad de emociones, gozos y esperanzas la noche de Navidad de 1902. En grupos, la gente recorría feliz las calles polvorientas estrenando sus mudadas, cargando estrellas y faroles luminosos, sonando pitos de bambú y agitando chischiles de palma.

“Vamos a la pastorela de los Sánchez”, sugiere alguien. Y para allá van todos a oír cantar y ver bailar a los pastores. La casa de don Gabriel Sánchez Cerda parece un hormiguero, hay un total ajetreo. Primero ajustando los trajes, sombreros enflorados y cayados ruidosos que llevaran los pastores y pastorcitas, luego poniendo bella a la Virgen y guapo a San José y, después, repartiendo el “brindis” a los invitados, a los que entran sin tarjeta y a los filarmónicos que desde las seis de la tarde están “soplando la tuba” en el patio de la casa.

AMOR DE PASTORELA

A las siete de la noche sale la pastorela. El silbido y estallido de cohetes lo confirma. Son cuarenta los pastores y van en dos filas, a un lado los varoncitos y al otro las mujercitas, al fondo va “el misterio”: San José y la Virgen que lleva en brazos al Niño.

Un pastorcito, el hijo de don Gabriel Sánchez, Gabrielito, baila los villancicos como quien va en una nube, sus ojos no desperdician ocasión para ver a la linda pastorcita, Guillermina Arauz, la de los ojos claros y boquita preciosa. Ella también ha notado la inquietud de Gabrielito, y le gusta que él la mire mientras baila brincadito el Bendito niño que vienes/ a vivir entre nosotros/ pues procura llegar pronto/ que te esperamos gozosos.

“Las miraditas de aquellos niños, ambos de 10 años, germinaron en un amor de novela rosa, 12 años después Gabriel Sánchez hijo, contraía matrimonio con Guillermina Arauz, tras una prolongada jalencia que se caracterizó por la paciencia, la fidelidad y en la práctica de aquel viejo consejo: “El verdadero amor todo lo vence”. Eso nos cuenta 107 años después el doctor Rodolfo Sánchez Arauz que, en actitud estática, entrecierra sus ojos como para escrutar mejor el pasado.

LAS DIEZ BENDICIONES DIVINAS

El matrimonio de Gabriel hijo y Guillermina fue prolífico. En parte porque en ese tiempo se consideraba que los hijos eran un premio al verdadero amor de los casados. Todavía en los años de mi niñez y juventud, el párroco de la iglesia de San Jerónimo llamaba “bendición de Dios” a cada uno de los vástagos que iban naciendo de la pareja.

“Sin controles de natalidad y cristianos a fe ciega, el matrimonio Sánchez Arauz pronto se vio rodeado de diez ‘bendiciones’, ellas fueron Graciela, Jorge, Susana, Guillermo, Gustavo, Humberto, Dora, Aníbal, Noel y Rodolfo. Para la manutención de esa prole contaban con las pequeñas ganancias que les dejaba el almacén de abarrotes que tenían en la casa hogar, en la calle de La Reforma, cercana al Mercado de Masaya.

“En esa casa vivimos felices, nuestros padres establecieron en ella bases familiares de orden, cooperación, amor filial, trabajo y estudio. Era un hogar alegre, lleno de sonidos y de poesía, pues el nuestro padre sentía amor profundo por la poesía, era poeta y amante de la lírica y la literatura, de ahí que nosotros, que ya jóvenes optamos por diferentes profesiones, de una u otra forma hemos sido, en mayor o menor grado, poetas como lo fue nuestro progenitor”.

POETAS, JURISTAS Y MONJAS

Según me ha contado el profesor Ricardo Trejos, los Sánchez Arauz o son abogados o son poetas.

Ese es un aparte en los varones. Lo cierto es que todos fueron precoces profesionales. Sobre esto se cuenta un chiste allá en Masaya. Dicen que un cliente llegó a la casa de la familia buscando a uno de ellos sin recordar su nombre.

“¿Está el doctor?”, preguntó.

“¿Cuál de ellos?”, contestó doña Guillermina.

“El abogado”, dijo el cliente.

“¿Cuál de ellos?”, volvió a preguntar doña Guillermina.

“Es uno que es morenito”, agregó el cliente.

“¿Pero cuál de ellos si todos son color cacao?

“¡Ah, ya me acuerdo!, es el poeta”.

“¿Pero cuál de ellos si todos son poetas?”

Pero también me han dicho que hay monjas en la familia.

Eso también es cierto. Pero ya eso tiene relación con esa formación que te mencionaba, y con los frutos que esa educación produjo en cada uno de nosotros. Graciela, la mayor, se graduó de maestra normalista en la Divina Pastora y en 1942, fue fundadora y primera directora del Colegio Santa Teresita de Masaya. En ese centro Graciela fue organizadora de veladas familiares y noches de lectura. Tocaba la guitarra en forma magistral y cantaba con voz de soprano en la orquesta Ramírez Velásquez.

Se ordenó religiosa de las madres capuchinas del Divino Pastor y culminó sus estudios de Pedagogía en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), hizo un postgrado en Costa Rica y trasladada a Colombia fundó ahí varios colegios religiosos.

OPOSITORES A SOMOZA

¿Y del resto de hermanos qué me puede decir?

Jorge hizo sus estudios de secundaria en Managua y al mismo tiempo fue dibujante, taquimecanógrafo y tenedor de libros. Con esos oficios sufragó su carrera de Medicina en Managua. Durante las luchas estudiantiles del 44 la dictadura lo tuvo desaparecido por tres meses y luego lo exiló a pie a Costa Rica. Por sus investigaciones científicas ganó una beca para especializarse en cirugía en el Saint Mary Hospital de Minneápolis. Hablaba con fluidez tres idiomas. De regreso a Nicaragua promovió diversos proyectos comunitarios. Fue un hombre elegante, danzador de varios géneros y especialmente de tangos. Dejó una sólida familia en El Salvador.

Susana fue maestra fundadora del Colegio Santa Teresita de Masaya, tocaba a perfección la mandolina y en las picardías de las reuniones y veladas era la que mejor se acoplaba con su primo Ernesto Mejía Sánchez. En 1945, para sorpresa de todos, partió a El Salvador donde se hizo religiosa de la Orden de las Oblatas, destinada a la misión del Bronx, en Nueva York, coronó al mismo tiempo dos carreras universitarias, primero en Psicología y después en Letras. Fue la Madre Maestra en el Saint Aloysius Novitiati y Madre Superiora en el Saint Claire Covent.

CON BIGOTES DE MONIMBÓ

En orden de edad sigue Guillermo. Hizo la secundaria en el Instituto Nacional de Masaya, financió sus estudios de Derecho en la Universidad Central de Managua ejerciendo la profesión de abogado y notario desde los años cuarenta. Fue excelente orador y pluma poética. Se distinguió por su vocación de servicio a la comunidad llegando a ser Gobernador de Istmania (Distrito II) del Club de Leones. En ese plan asistió a la Convención Internacional de Tokio, donde es recordado por el breve discurso que pronunció en japonés.

En Masaya y en Managua le saludaban sus amigos diciendo: “¡Sánchez de España y Arauz de Portugal!” A lo que él agregaba: “¡Y con bigotes de Monimbó!” Falleció en Inglaterra, pero está enterrado en Masaya.

Cero y van cuatro. ¿Y el quinto?

Gustavo fue un poco aventurero y emprendedor. Trabajó en las plantaciones huleras de la Costa Atlántica y en los años cuarenta gran exportador de caucho. Austero y laborioso logró hacer un pequeño capital con el que regresó a Masaya donde puso un negocio de importaciones de máquinas de coser, harina y trigo. Al mismo tiempo fue gran deportista y pitcher del equipo Los Cabiros, al comenzar la década de los sesenta fundó con su esposa doña Milagros Calvo la tienda más grande de la época, la Comercial Sánchez Calvo, punto de referencia en esa ciudad.

EL POPULAR “TÍO BOMBA”

Humberto, el sexto, fue amante de los juegos de salón y de las competencias deportivas. Contaba cuentos donde ponía de manifiesto su rica imaginación y capacidad narrativa. Se bachilleró en el Instituto de Masaya donde le pusieron el apodo de “Tío Bomba”. Se graduó como abogado y notario en León, ejerciendo en el campo del Derecho Mercantil. Fue fuerte colaborador del equipo San Fernando, amante de las fiestas patronales que celebraba con singular gozo y pompa. Falleció en San José, California, pero sus restos descansan en Masaya.

¿Y qué pasó con su otra hermana?

Dora Josefa Aurora, la menor de las mujeres. Fue profesora del colegio La Asunción y del Divina Pastora, ambos en la vieja Managua. Con excelente voz y timbre declamaba poemas, entre ellos recuerdo El Violín de Yanco y La Loca de Béquelo. Católica de pocas concesiones fue dirigente destacada de la Juventud Obrera Católica (JOC) que dirigía fray Narciso de Arenys.

Formó una sólida familia con el caballero católico español Alfonso Amela Capdevila, hecho que mereció el buen humor de mi hermano Guillermo que comentaba: “Es tan católica Dorita que casó con un hermano de dos curas y con el auspicio de sus dos hermanas monjas”, actualmente Alfonso y Dora son director y subdirectora de una comunidad de neocatecúmenos.

EL MÁRTIR DE EL CHAPARRAL

¿Supongo que, como usted, todos sus hermanos fueron de color moreno?

No, el octavo, Aníbal, fue el único blanco y de ojos amarillos. Fue amante de los ejercicios en argollas y barras fijas. Cantaba con buen timbre, bailaba con buen ritmo y componía poemas. Fue bachiller de Masaya, maestro normalista que partió para México a continuar sus estudios, de allá se vino como integrante de un movimiento armado contra Somoza. Pereció junto con ocho compañeros en El Chaparral, frontera con Honduras, en 1959.

Sólo nos falta Noel…

Estudio en el Ramírez Goyena donde se bachilleró, luego se graduó de abogado y notario en la UNAN-León. Ha ejercido la docencia por largos años, especialmente en la carrera de Derecho de la UNAN Managua, donde fue elegido por unanimidad Director Decano en el año 2000. En el campo lírico ha sido un poeta oculto hasta que por vehementes reclamos de amigos publicó algunos poemas en La Prensa Literaria y en El Nuevo Amanecer Cultural. En 1999, con prólogo de Iván Uriarte, publicó su libro Una Mañana en la Tarde, obra que ha merecido excelentes comentarios de la crítica literaria.

Como puedes apreciar querido Mario Fulvio, el abolengo de los Sánchez Arauz ha sido un árbol precioso, que rico en valores y sin ostentaciones ha dado excelentes frutos para honra de nuestros progenitores, orgullo de nosotros mismos y con trascendencia benéfica para nuestra sociedad.

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