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TOM HANKS Y Audrey Tautou, protagonistas de El Código Da Vinci. ()

El Código “en la mira”

Basada en un Best-seller del escritor estadounidense Dan Brown se estrena el próximo 19 de mayo, a nivel mundial, la película El CódigoDa Vinci, envuelta en un halo de expectativas, incertidumbres y malas miradas. Hay quienes piensan que hasta podría desatar una ola de violencia, originada por el rechazo de quienes siempre han creído en […]

  • Basada en un Best-seller del escritor estadounidense Dan Brown se estrena el próximo 19 de mayo, a nivel mundial, la película El CódigoDa Vinci, envuelta en un halo de expectativas, incertidumbres y malas miradas. Hay quienes piensan que hasta podría desatar una ola de violencia, originada por el rechazo de quienes siempre han creído en la divinidad de Jesucristo
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Cuando falta una semana para el estreno mundial de El Código Da Vinci, numerosos dignatarios católicos condenan el libro en el que se inspira la película, pero en la mayoría de los casos las iglesias rehúsan llamar al boicot y responder a lo que consideran una provocación.

Al igual que su antecesor Juan Pablo II, el papa Benedicto XVI no se ha expresado hasta el presente sobre la tesis de que Jesús tuvo hijos con María Magdalena, aún hay descendientes suyos, y la Iglesia católica ha obrado durante dos milenios para ocultarlos.

El silencio del Vaticano no impide que jerarcas católicos critiquen la publicación, a la que consideran un ataque contra su religión, casi veinte años después de la película La Última Tentación de Cristo, de Martin Scorsese (1988).

En cambio, la influyente Iglesia católica polaca se limitó a recordar recientemente una crítica a la novela de Dan Brown hecha hace un año por el presidente del Consejo Científico del Episcopado, monseñor Stanislaw Wielgus, que reprochó al libro “un gran número de errores históricos flagrantes”.

En Grecia, la Iglesia ortodoxa ha publicado un cuadernillo que será distribuido el domingo en todas las iglesias y en el que se condena “el contenido aberrante de la obra”.

En Oriente Medio, las autoridades egipcias pidieron el retiro de la película, pese a que ésta fue previamente autorizada por la comisión de censura, indicó a la AFP su distribuidor. La decisión fue cuestionada por varios críticos cinematográficos del país.

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Todos los ingredientes están reunidos para convertir a El Código Da Vinci en la película más esperada del año: guión basado en un Best-seller, reparto estelar, escenarios de ensueño, presupuesto récord de 125 millones de dólares, todo ello aderezado con un perfume de escándalo.

Después del último episodio de La Guerra de las Galaxias, que fue el acontecimiento del Festival de Cannes el año pasado, los organizadores no vacilaron en dedicar la apertura a una película que les garantiza una cobertura mediática máxima.

El calendario ha sido estudiado cuidadosamente: El Código Da Vinci se estrena en Francia el mismo día de su presentación en Cannes, el 17 de mayo, antes de invadir las pantallas del resto del mundo, el 19.

Adaptación de la novela del norteamericano Dan Brown, de la que se vendieron 40 millones de ejemplares en el mundo, El Código Da Vinci lleva al espectador tras los pasos de un profesor de Harvard, Robert Langdon, especialista del estudio de los símbolos, que es convocado de urgencia al museo del Louvre, cuyo conservador ha sido asesinado.

Con la ayuda de la criptóloga Sophie Neveu —nieta del conservador difunto— Langdon investiga y no tarda en descubrir signos ocultos en las obras de Leonardo Da Vinci. Todos los indicios apuntan a una organización religiosa tan misteriosa como poderosa, dispuesta a todo para proteger un secreto capaz de destruir un dogma dos veces milenario.

Entre París, Londres y Escocia, Langdon y Sophie se esfuerzan por descifrar el Código y revelar un misterio que cuestiona los cimientos de la religión católica: Jesús tuvo una compañera, María Magdalena, con la que tuvo un hijo, de quien descendería el linaje de los reyes merovingios.

Todos los cabos fueron atados para convertir a la película en un éxito mundial. La dirección fue confiada a Ron Howard, cineasta laureado con un Oscar por Una Mente Maravillosa.

En lo que respecta al reparto, la batalla fue ruda para obtener los dos papeles principales. Para encarnar a Robert Langdon, compitieron George Clooney, Russell Crowe y Tom Hanks. Fue finalmente este último, dos veces oscarizado, quien obtuvo el papel.

Para interpretar a Sophie, la estrella Audrey Tautou fue elegida entre una lista impresionante de actrices francesas: Linda Hardy, Sandrine Bonnaire, Amira Casar, Vanessa Paradis…

DIFERENCIAS CON LA REALIDAD

En su novela, Dan Brown, que se presenta como cristiano y afirma que simplemente quiere suscitar un debate sobre las religiones, cuenta que la Iglesia católica conspira desde hace dos mil años para ocultar la descendencia que Jesús habría tenido con María Magdalena y luchar contra el antiguo culto de lo “femenino sagrado”.

El libro empieza con una página titulada “Los hechos”, que cita a una sociedad secreta —el Priorato de Sión, fundado en 1099 con “pergaminos conocidos con el nombre de Legajos Secretos” encontrados en 1975 en la Biblioteca Nacional francesa (BN)— y el Opus Dei, “obra católica sumamente controvertida”. Brown asegura que “todas las descripciones de monumentos, de obras de arte, de documentos y de ritos secretos evocados son auténticos”.

Pero la novela contiene numerosos “errores, hasta el punto que se puede sospechar que su autor hizo intencionadamente una obra polémica, con el objetivo de destruir la tradición cristiana”, estima en un estudio el dominico Jean-Michel Maldamé, profesor del Instituto Católico de Toulouse.

El Priorato de Sión fue fundado en realidad en 1956 por adeptos del esoterismo que fabricaron y entregaron a la BN los “legajos secretos”, según Marie-France Etchegoin y Frédéric Lenoir, autores del libro Código Da Vinci: la investigación, publicado en Francia por la editorial Robert Laffont.

La novela incluye un personaje de monje-asesino del Opus Dei, instituto secular del que no forma parte ningún monje. Y pese a “las reticencias que puedan tenerse ante ciertos comportamientos de la obra, en particular las presiones a la hora de actuar con respecto a los jóvenes, no se tiene el derecho de librarse a la calumnia pura ni a la invención”, escribió el teólogo jesuita Bernard Sesboüé en el libro El Código Da Vinci explicado a sus lectores (editorial Seuil).

En cuanto a las descripciones de lugares, obras o documentos, resultan fantasiosas, según los especialistas.

En la pintura de La Última Cena, de Leonardo Da Vinci, el personaje situado a la derecha de Jesús es Juan, según toda la tradición pictórica, aunque la novela afirme que se trata de María Magdalena.

Espectáculo

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