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el 9 de julio del 2003, dos ex directores generales de la Policía Nacional comparecían con los subdirectores en una conferencia de prensa en la que prácticamente desautorizaban las declaraciones del Jefe de la Policía, Edwin Cordero. Fueron los peores días de Cordero, al admitir públicamente que la Policía pagaba con drogas a sus informantes. (LA PRENSA/archivo)

Administración de Cordero plagada de escándalos

Desde la venta de armas que aparecieron en manos de paramilitares colombianos, hasta el asesinato de Jerónimo Polanco, el actual jefe de la Policía, Edwin Cordero, ha enfrentado escándalo tras escándalo en estos cinco años [doap_box title=”Algo positivo” box_color=”#336699″ class=”archivo-aside”] El ex subdirector de la Policía, durante el período de Caldera y de Franco Montealegre, […]

  • Desde la venta de armas que aparecieron en manos de paramilitares colombianos, hasta el asesinato de Jerónimo Polanco, el actual jefe de la Policía, Edwin Cordero, ha enfrentado escándalo tras escándalo en estos cinco años
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El ex subdirector de la Policía, durante el período de Caldera y de Franco Montealegre, Eduardo Cuadra, recordó que la corrupción tiene dos componentes: quien la hace y quien la recibe.

Cuadra prefirió destacar quizá el único avance importante de esta administración: “El desarrollo de la Policía hacia el tendido municipal”.

“Comparto totalmente esa visión de acercar los servicios de la Policía hacia los territorios”, manifestó Cuadra quien consideró que este tipo de cosas son las que se deben evaluar al momento de comparar las administraciones de determinado jefe policial.

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El mes de marzo del 2006 selló el deterioro de la imagen de la Policía Nacional ante la sociedad. El asesinato de Jerónimo Polanco, dueño de dos centros nocturnos capitalinos, reveló oscuras relaciones con funcionarios policiales.

Los señalamientos sobre supuestas coimas a funcionarios de la Policía Nacional son, a criterio del ex jefe de esa institución, Fernando Caldera, una crítica directa al actual Director General, primer comisionado Edwin Cordero, pues en esa institución existe una dirección vertical.

“Aquí hay una responsabilidad personal para bien o para mal de los directores de la Policía en cada momento. Inclusive en mi administración cuando hubo problemas nadie decía Managua o la Brigada Antimotines, no, me responsabilizaban directamente a mí, yo creo que eso es así, el error puede ser de otro, pero la capacidad de corregirlo, la capacidad de enmendarlo es del Director de la Policía”, sostuvo Caldera.

El Director de la Policía, primer comisionado Edwin Cordero, a través de su jefe de Relaciones Públicas transmitió que no emitiría comentarios sobre los temas tratados en esta serie de reportajes.

Un análisis realizado por Luis Humberto Guzmán y Néstor Avendaño en el índice de Riesgo País de Nicaragua, durante el primer trimestre del 2006 destaca que la Policía Nacional se ha expuesto a la corrupción por insuficiencia presupuestaria.

“La Policía Nacional ha estado en el debate público durante las últimas semanas a consecuencia del llamado caso Polanco, el cual hizo conocer a la opinión pública que miembros de la Policía Nacional reciben pagos de personas privadas en carácter de compensación por protección”, indican los analistas.

De esta manera se refieren al caso sobre el asesinato de Jerónimo Polanco que derivó en denuncias públicas de parte de sus hijos, quienes aseguraron en su momento que su padre hacía regalías a oficiales de la institución.

“En realidad el caso Polanco ha puesto al descubierto una práctica peligrosa para la Policía Nacional y su futuro a consecuencia de insuficiencias del presupuesto del Estado (…) acepta donaciones en efectivo y en especie provenientes del sector privado. Esta manera de resolver el déficit presupuestario abre posibilidades a un proceso de corrupción que puede tener consecuencias muy perjudiciales para la Policía”, señalan en su documento.

“Hasta ahora el debate público está circunscrito al caso Polanco, pero no se pone atención a la situación de insuficiencia presupuestaria de la Policía y la aceptación de regalías en efectivo y en especie”, indican Guzmán y Avendaño en su análisis.

NO SóLO ES POLANCO

El actual jefe de la Policía, primer comisionado Edwin Cordero, está a cuatro meses de abandonar el cargo, que a lo largo de su gestión estuvo caracterizado por una serie de señalamientos en la actuación policial, como falta de beligerancia para enfrentar decisiones presidenciales, como el retiro del subdirector Francisco Bautista. Un retiro que sin embargo algunos jefes policiales piensan que fue promovido por Cordero.

Pero además, desde un inicio recuerda el doctor Sergio García Quintero, Cordero empezó mal, tras haber aceptado que había sido beneficiado con vaquillas durante el gobierno de Arnoldo Alemán.

“Cordero debió haberse sustituido desde hace tiempo, el problema de las vaquillas lo dejó a él muy mal parado”, indicó García Quintero quien recuerda que la administración de Cordero ha estado caracterizada por escándalos como el asesinato de cuatro policías en Bluefields, en mayo del 2004 y cuyos resultados investigativos no satisfacen del todo a la sociedad.

En este caso se vinculó al ex jefe Antidrogas de la Región Autónoma del Atlántico Sur (RAAS), Oscar Larrave Chamberlain, como uno de los supuestos autores intelectuales de la matanza, pero la ampliación sobre las investigaciones del caso, no han sido entregadas hasta el momento por la Policía al Ministerio Público.

EL ESCÁNDALO DEL PAGO CON DROGA

A esto se suman las declaraciones del mismo Cordero en el 2003, en las que admitió públicamente que la Policía pagaba con drogas a sus informantes, desatando un escándalo que hasta lo “enfermó”, pero en ningún momento pensó en renunciar a su cargo.

El 8 de julio de 2003, Cordero asediado por periodistas afirmó que “en el pasado” existía la política en la Policía Nacional de pagar con droga a los informantes porque la institución carecía de dinero.

En ese momento la Policía estaba siendo fuertemente cuestionada por el supuesto involucramiento con el narcotráfico, del jefe antidrogas de la Región Autónoma del Atlántico Sur (RAAS), Oscar Larrave Chamberlain, según testigos de esa zona, pero fue absuelto por la Juez Penal de Bluefields porque todos sus denunciantes en el juicio oral y público negaron todo lo que habían declarado inicialmente ante la Fiscalía.

En esa ocasión se conoció en Bluefields que el ex subdirector y también ex jefe Antidrogas, Leonel Espinoza habría condicionado a los testigos una noche antes del juicio.

Cordero agregó en esa ocasión: “Claro que eso (pagar con droga a informantes) era fomentar el expendio”, aunque aclaró que “yo no estoy afirmando que yo cometía corrupción, yo estoy afirmando que se hacía eso como se hacía en otras partes, eso es delito definitivamente”. El jefe policial destacó que suprimió esa práctica con una orden que emitió al asumir esa jefatura. Según él, se le decía al informante “quedáte con un kilo” de lo capturado.

El escándalo fue tal que ese mismo día Cordero tuvo que ser hospitalizado por un repentino ataque de taquicardia.

Al día siguiente, los ex jefes policiales Fernando Caldera y Franco Montealegre sostuvieron una inusual conferencia de prensa en Plaza El Sol, rodeados por los cuatro subdirectores de la Policía Nacional, en la que desautorizaron las declaraciones del jefe de la Policía.

Cordero no estuvo porque permanecía hospitalizado, pero se repartió una carta en la que prácticamente se retractaba de lo dicho.

Si alguna vez el cargo de Cordero estuvo en peligro fue durante esos días, sin embargo, el respaldo que los partidos mayoritarios Liberal Constitucionalista y Frente Sandinista dieron su apoyo al Primer Comisionado y el presidente Enrique Bolaños tuvo que “repensar” lo que tenía que hacer con Cordero. Al final fue mantenido en el cargo.

El que sí fue retirado antes de tiempo, aunque dos años más tarde del incidente, fue el comisionado general Francisco Bautista. Fuentes policiales aseguran que Cordero “nunca olvidó” la conferencia del 9 de julio en que fue desautorizado.

Antes de asumir como director, Cordero había sido mencionado en otro escándalo, como fue la venta de 3,000 fusiles a Panamá, que posteriormente fueron a parar a manos de la guerrilla colombiana.

García Quintero recordó que la Policía es el órgano por excelencia que vela por la seguridad ciudadana, sin embargo, ese postulado esencial se ha vulnerado puesto que la ciudadanía ubica a esa institución entre las menos confiables.

“HAY DETERIORO” EN LA POLICÍA

Los señalamientos de supuesta corrupción que en el último período se hace a la Policía inciden en los servicios tradicionales que esa institución brinda a la ciudadanía, opina Caldera.

El ex jefe policial recordó que desde la época de la administración del entonces primer comisionado Franco Montealegre, mejoraron los servicios como trámites de licencias de conducir y de armas, entre otros, lo que se ha mantenido, pero no así en el servicio propiamente relacionado con la seguridad, sobre lo cual considera “hay deterioro”.

Caldera señala que la ciudadanía pasa en las delegaciones de la Policía hasta altas horas de la noche o en la madrugada, sin que nadie les atienda, pero además considera que “el nivel de investigaciones se está deteriorando”.

En un análisis de la situación nacional Caldera estima que el crimen está en aumento.

“Yo siento, percibo, que el liderazgo de la Policía está distante de eso, desinteresado (…) el problema esencial para mí es que el nombramiento de director y subdirector de la Policía son compromisos con la sociedad, nadie te eligió como el hombre más simpático del mundo (…) son cargos de compromiso con la sociedad”, comenta Caldera.

El ex Ministro de Gobernación, Carlos Hurtado, durante el gobierno de Violeta Barrios, sostiene que al inicio de la década de los noventa, no había muchos señalamientos sobre casos de corrupción, como se hacen ahora.

“En aquella época los señalamientos de corrupción eran muy pocos”, insistió Hurtado quien recomienda que este asunto debería ser vigilado por la misma Policía y todas las autoridades relacionadas.

Caldera apunta que hay un abandono de los principios de la institución y existe una baja calidad en la conducción, hay falta de interés de la dirección de la Policía por cumplir con la tarea y responsabilidad que tenía asignada.

“Los procesos de consolidación y fortalecimiento institucional se convirtieron en un proceso formal (…). Vos aparecés con nuevos cargos, reorganizaciones, nombramientos nuevos, en nuevas áreas que no habían, y lo que vas viendo es formalidad, pero no contenido”, señala Caldera.

“LA CORRUPCIÓN DEBILITA”

Haciendo un análisis desde afuera, cuatro años después de haber sido retirado de las filas policiales, precisamente por Cordero, el ex jefe Antidrogas, Pedro Aguilar Mora, manifiesta que esa institución está más débil.

Aguilar, considerado uno de los mejores cuadros operativos con que contaba la Policía, fue retirado por Cordero meses después de haber asumido el cargo de Director de la Policía.

“Todo señalamiento de corrupción a cualquier institución que sea debilita la posibilidad de maniobra, la posibilidad de negociación que esa institución tenga”, considera Aguilar.

Reconoció que siempre hubo señalamientos, “lo que pasa es que cada período ha tenido su propia característica. Es decir, en la época de Fernando (Caldera), por ejemplo había tanto desorden político-social en la calle, que la atención estaba centrada en ese tipo de cosas y era prioridad en aquel momento”.

Como ex jefe policial refiere que cada situación que la Policía enfrenta es una situación que duele o satisface. “Cuando la Policía da respuesta a situaciones complicadas uno lo disfruta y cuando la Policía es sometida a críticas y cuando se ve que da tropiezos pues a uno le duele, pues es parte de uno mismo”, dice el ex jefe Antidrogas.

García Quintero destaca que con esta situación también se debilita la seguridad ciudadana, aumenta el peligro de que la ciudadanía tome la justicia por sus propias manos, pues a su criterio la Policía se ha convertido en un instrumento político.

“Si se hace una encuesta a fondo, correcta y honesta y científicamente manejada, se daría uno cuenta que no pasaría del seis, siete por ciento de los nicaragüenses, que respaldan la administración del comisionado Cordero que ha llevado a la institución a los niveles muy por debajo de lo aceptable y que prácticamente ha contribuido que la Policía pase a ser una institución altamente cuestionada”, sostuvo García Quintero.

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