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Meyling Reyna Jarquín , de 17 años, trabaja como doméstica en un hogar capitalino. Empezó a laborar en enero y desde entonces no ha visitado a su familia en Camoapa, Chontales. Su principal función es cuidar a Diego, el bebé del hogar. ( LA PRENSA/ M. GARCÍA.)

Disminuye oferta de domésticas

Los bajos salarios, el maltrato de parte de los empleadores y la oferta laboral en las zonas francas o en Costa Rica con mejor remuneración han incidido [doap_box title=”Derechos laborales” box_color=”#336699″ class=”archivo-aside”] Sandra Ramos, directora del Movimiento de Mujeres Trabajadoras y Desempleadas María Elena Cuadra, explicó que Nicaragua es un país con salarios “rezagados”. Pero […]

  • Los bajos salarios, el maltrato de parte de los empleadores y la oferta laboral en las zonas francas o en Costa Rica con mejor remuneración han incidido
[doap_box title=”Derechos laborales” box_color=”#336699″ class=”archivo-aside”]

Sandra Ramos, directora del Movimiento de Mujeres Trabajadoras y Desempleadas María Elena Cuadra, explicó que Nicaragua es un país con salarios “rezagados”. Pero de todos los sectores, el trabajo doméstico es uno de los peor remunerados.

Sin embargo, las mejoras en las condiciones laborales no sólo dependen del Gobierno y empleadores, sino también de las mismas domésticas, quienes deben hacer sus propias demandas.

Una de las principales exigencias, a juicio de Ramos, debe ser la incorporación de este sector al Seguro Social, tal como lo contempla el artículo 50 del Código Laboral. También lo anunció recientemente el presidente Enrique Bolaños.

En el 2002 ninguna doméstica estaba inscrita en el Seguro Social.

El aumento salarial es otra de las principales demandas del sector doméstico.

Azucena Picado, de León, trabajó diez años como doméstica. “El salario, que hace años andaba por los 700 córdobas, nunca alcanzó para cubrir todos los gastos en la casa”, dijo la señora de 58 años.

A la fecha, el salario ha mejorado levemente en este sector (entre 1,000 y 1, 300 córdobas). Aun así, una doméstica en Costa Rica gana más de 300 dólares mensuales (más de cinco mil córdobas), y trabaja entre ocho y doce horas, según análisis de la Red Nicaragüense de la Sociedad Civil para las Migraciones.

Las empleadas domésticas en Nicaragua, sobre todo las que viven internas en las casas de los empleadores, trabajan más de doce horas.

El panorama podría mejorar para las trabajadoras domésticas del país, augura Emilio Noguera, asesor legal de la Corporación de Zonas Francas.

“Las personas con mejores ingresos siempre van a requerir de domésticas. Eso, junto al aumento salarial que implica trabajar en una empresa de este régimen, podría redundar en una competencia salarial para conseguir a las trabajadoras”, dijo Noguera.

El pago de horas extras, el aguinaldo proporcional, vacaciones y respeto a los horarios de comida, son otros derechos de las trabajadoras domésticas.

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Durante tres años consecutivos tuvo que levantarse a las cinco de la mañana para alistarse, tomar una ruta de bus y llegar antes de las 6:00 de la mañana a la casa de la familia donde trabajaba como doméstica. Ahí le tocaba lavar, planchar, limpiar y cocinar para seis personas, incluyendo un bebé a quien también debía cuidar. Todo por ochocientos córdobas mensuales.

La hora de salida era a las 6:00 de la tarde, pero si la “patrona” no había llegado, debía esperarla, recuerda Damaris Cruz, de 25 años. Ahora, gracias a una buena amiga, trabaja en un centro clínico, donde informa y ayuda a los pacientes. Trabaja ocho horas y le pagan más del doble de su salario como doméstica.

“No me extraña que ahora las mujeres no quieran ser empleadas domésticas. Uno se mata trabajando y no tenemos seguridad y el pago es bajísimo” , dice.

Ella empezó desde los 17 años a ser empleada doméstica “por necesidad”.

Datos de la Fundación Internacional para el Desafío Económico Global (FIDEG), en 1991, revelaron que las condiciones económicas de Nicaragua provocaron un incremento en la oferta del trabajo doméstico, sobre todo de mujeres provenientes de áreas rurales del país. La empleada doméstica, en ese año en Managua, representaba el 11 por ciento de la población femenina ocupada.

Sin embargo, aunque aún no hay estadísticas oficiales que indiquen una disminución de esas cifras, las agencias de empleo que contratan y ofertan los servicios de domésticas sostienen que “la demanda de mujeres para ser domésticas es escasa”.

“CASI NO VIENEN”

Marisol Chávez, propietaria de la Agencia de Domésticas Marisol, explicó que hace unos siete años, cuando se fundó la agencia, recibía diariamente unas diez aplicaciones de mujeres que deseaban desempeñarse como domésticas.

“Pero ahora, pasan días y no viene ninguna”, aseguró.

El mismo fenómeno se observa en la Agencia de Domésticas Cinthya, fundada hace nueve años.

Alba Avendaño Martínez, dueña de esa agencia, recordó que hace un par de años recibía solicitudes de al menos 15 mujeres que diariamente ofrecían sus servicios como empleadas domésticas. “Ahora vienen cinco o seis”, dijo.

Agregó que las desventajas económicas y el maltrato del cual a veces son víctimas las mujeres en el servicio doméstico son las principales razones de esa disminución.

Por su parte, Chávez comentó que en la actualidad “las mujeres no quieren trabajar por mil córdobas y los patrones no quieren pagar mucho”.

SALARIO IGUAL O MAYOR AL MÍNIMO

Juana Maritza Moreira, directora de la Inspectoría del Sector Servicios del Ministerio del Trabajo (Mitrab), explicó que el salario de las domésticas debe ser igual o mayor que el salario mínimo establecido a nivel nacional de 1, 264. 40 córdobas.

Sin embargo, esa institución gubernamental no está facultada para realizar inspecciones en los domicilios y comprobar el cumplimiento de esa normativa salarial.

La discriminación social a las domésticas es otra razón, a juicio de las empresarias.

“Hay patrones que explotan a las mujeres, las tratan como esclavas. Y de remate, si quieren renunciar las acusan de robo”, reveló Avendaño Martínez.

El Mitrab sólo puede actuar cuando recibe la denuncia pertinente, y hacerlo como instancia mediadora entre el empleador y el empleado.

Con la disminución de mujeres que desean desempeñarse como domésticas, también llega la baja de ingresos para estas agencias de empleo, que reciben ganancias por el orden de los 300 córdobas por cada doméstica ubicada. El dinero pagado por los empleadores favorecidos es aparte del salario negociable de las trabajadoras.

Cabe señalar, que según registros del Ministerio del Trabajo (Mitrab) ninguna de estas agencias está inscrita legalmente, pero hace algunos meses iniciaron el procedimiento establecido para la legalización.

ZONAS FRANCAS INFLUYEN EN DISMINUCIÓN

Emilio Noguera, asesor legal de la Corporación de Zonas Francas (CZF), considera que la disminución de mujeres que ofrecen sus servicios domésticos se debe en gran medida por el acaparamiento masivo de fuerza laboral que ejerce ese sector.

“¿A cuántas domésticas se les paga su aguinaldo, las horas extras y otras prestaciones sociales? A muy pocas, por eso las mujeres prefieren estar en este régimen”, explicó Noguera.

La CZF tiene una fuerza laboral de 75 mil empleados, en 91 empresas registradas. De ellos, al menos el 75 por ciento son mujeres, quienes ganan como salario mínimo 1, 478.40 córdobas.

El asesor legal de la CZF asegura que las mujeres prefieren ganar más, cerca de sus casas y con sus prestaciones laborales, que seguir trabajando “indiscriminadamente, con peores salarios y víctimas de violencia”.

Meyling Reyna Jarquín, de 17 años, es originaria de Camoapa, municipio de Chontales. Es la primera vez que trabaja como doméstica, pero decidió venir a la capital, “porque allá (Camoapa) pagan muy poco”. En Managua, gana un poco más de mil córdobas.

Muchas de las mujeres que ella conoce en su lugar de origen prefieren trabajar en alguna empresa de zona franca.

“Es que ahora pagan muy poco, y las mujeres quieren ganar más”, dijo.

Desde que Jarquín llegó, en enero, no ha visitado a su familia en el municipio chontaleño. Irá el próximo 30 de mayo, comentó.

Aída Alina Silva, de 34 años, concuerda con Jarquín. Silva, originaria de Matagalpa, asegura que en su municipio las mujeres prefieren trabajar en zonas francas, ubicadas en el mismo departamento.

“Más cerca de sus familias y menos trabajo”, dijo al referirse a la labor que deben realizar en las zonas francas.

Silva tiene más de tres años de ser doméstica en Managua. Ya se acostumbró al trabajo doméstico, dijo.

EMPLEADAS EN COSTA RICA

La “nueva camada” de mujeres que sustituirían a las empleadas domésticas en retiro, o de avanzada edad, está emigrando principalmente a Costa Rica, analizó Martha Cranshaw, miembro de la Red Nicaragüense de la Sociedad Civil para las Migraciones.

Esa, dijo, es una de las principales causas para que el número de mujeres que quieren ser domésticas haya disminuido radicalmente en el país.

Patricia Martínez, de Waslala, trabaja de doméstica en Managua y concuerda con ese análisis.

“Las mujeres de mi zona prefieren irse del país, les sale mejor”, dijo Martínez, de 24 años.

Ella tuvo que dejar a su hijo de año y medio para trabajar como doméstica en Managua.

Según las cifras que maneja la red, en Costa Rica hay unas 170 mil mujeres nicaragüenses, entre los 18 y 35 años. Más del 70 por ciento de ellas desempeña labores domésticas remuneradas.

Pese a que la cifra es alta, José Xavier Pérez, también miembro de la red, considera que hay un subregistro.

Pérez explicó que la emigración de las mujeres responde a las necesidades económicas y a la búsqueda de mejores opciones.

“Se van porque les violan sus derechos y les pagan muy poco. En Costa Rica también les violan los derechos, pero les pagan mejor”, agregó.

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