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san bartolo es una de las comunidades que está quedando despoblada debido a que sus habitantes buscan mejor vida fuera del país o en la cabecera municipal de San José de los Remates. (LA PRENSA/R. ORTEGA. )

San Bartolo una comunidad deshabitada

La falta de fuentes de empleo ha provocado la migración de muchos pobladores del municipio San José de los Remates principalmente hacia Estados Unidos. Los chepeños esperan que el próximo gobierno ofrezca alternativas que frenen este fenómeno, que además está provocando la desintegración familiar [doap_box title=”Chepeños, gente aventurera” box_color=”#336699″ class=”archivo-aside”] El ex alcalde Fabricio Cajina, […]

  • La falta de fuentes de empleo ha provocado la migración de muchos pobladores del municipio San José de los Remates principalmente hacia Estados Unidos. Los chepeños esperan que el próximo gobierno ofrezca alternativas que frenen este fenómeno, que además está provocando la desintegración familiar
[doap_box title=”Chepeños, gente aventurera” box_color=”#336699″ class=”archivo-aside”]

El ex alcalde Fabricio Cajina, al analizar el fenómeno de la migración, señala que San José de los Remates “es un pueblo de gente aventurera. Anteriormente emigraban a la montaña, eso es algo que ha estado en la sangre de la gente, pero en la medida que el pueblo se ha venido fortaleciendo económicamente la gente más pobre ha ido buscando opciones”.

Según Cajina, la actividad socioeconómica del municipio va mejorando, pero el desarrollo agropecuario se está estancando debido a que no es una actividad atractiva para muchos. “Un joven que se acaba de bachillerar no quiere ir a trabajar al machete o a ordeñar vacas”.

Para el ex alcalde, el empuje del pueblo debe apuntar hacia el desarrollo del turismo, lo que permitiría que los que están fuera, puedan venir a invertir a una actividad completamente diferente.

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CORRESPONSAL/BOACO

Con la esperanza de salir adelante, prosperar y tener una casa propia, el pequeño agricultor de la comunidad de San Bartolo, William Antonio Jarquín Bello, de 27 años, decidió empeñar la casa de su papá para reunir los seis mil dólares que le costaría el viaje hacia Estados Unidos.

“En este país uno no sale de ningún apuro, con el salario que a uno le pagan nunca va a salir adelante, lo que le pagan no alcanza ni para el diario”, resiente el joven, mientras repara una bicicleta de su propiedad.

Después de un año de permanecer ilegal en Miami y el temor de ser descubierto por las autoridades migratorias lo obligaron a retornar recientemente a su pueblo de origen. “Cuando decidí venirme con mi propio gusto fue porque Migración estaba fregando mucho y durante una semana permanecimos encerrados en un tráiler”, relató Jarquín Bello, originario del municipio de San José de los Remates.

La experiencia que le tocó vivir no fue muy halagadora, por eso ahora les dice a sus amigos que la situación no es tan fácil como parece. “Allá hay quienes los explotan, se aprovechan de la condición de ilegal para robarles, cuando uno es novato le pagan siete dólares la hora, en el día son 70 pesos, ese país es duro”, afirma.

Durante su estadía, Jarquín Bello no tuvo la misma suerte que sus otros siete hermanos quienes aún permanecen en Miami, aunque sí logró ahorrar diez mil dólares con los que piensa trabajar alquilándolos para pasar la vida de otra manera, ya que decidió abandonar el campo y trasladarse a la cabecera municipal, donde construyó una bonita casa.

Con el mismo objetivo de Jarquín Bello, otros jóvenes como Nicolás Gutiérrez Ortega y Eulalio Urbina Alcántara, han emigrado en busca de mejores horizontes, dejando la pequeña comunidad de San Bartolo, la cual cuenta con 25 viviendas, según relata el padre de éstos, don Segundo Urbina.

Y es que la falta de fuentes de empleo ha provocado un alto porcentaje de migración, especialmente de jóvenes, tanto del casco urbano del municipio de San José de los Remates como de sus comarcas aledañas.

MIGRACIÓN DISMINUYE TRANSFERENCIAS

Para el alcalde conservador Carlos Cajina, la migración es un fenómeno que se da en todos los niveles de la población. “Es un serio problema, porque uno de los parámetros para las transferencias es la población que hay en cada municipio, de por sí éramos uno de los municipios con una baja población”. (Un poco más de ocho mil habitantes).

El alcalde dice que cada mes una cantidad considerable de pobladores de todos los niveles está emigrando. “Incluso ciudadanos de escasos recursos que antes emigraban a Costa Rica, ahora se van a Estados Unidos y detrás de él va toda la familia, porque hay coyotes del pueblo que les financian el viaje, les dan una parte aquí y les terminan de cancelar cuando ya están trabajando”.

Hermenegildo Robleto, promotor social, dijo que en los últimos años la migración se ha ido agravando en el municipio, porque se da con mayor frecuencia y ya no sólo los hombres se van, sino también las mujeres.

NIÑOS ABANDONADOS Y DESINTEGRACIÓN FAMILIAR

El costo de este “virus” es el abandono de los niños y la desintegración familiar, que con el tiempo tiene una repercusión. El beneficio económico que reciben se ve deteriorado porque no es lo mismo que el padre o la madre estén al cuidado de sus hijos, a que queden bajo la tutela de tíos o abuelos, destaca Robleto.

Según este promotor social, el caso de San Bartolo es uno de los más críticos, porque es uno de los lugares donde la gente poco a poco ha ido emigrando, “el hombre se va a Estados Unidos y después manda dinero para que la familia se vaya a vivir al pueblo” (cabecera del municipio).

DEMANDAN MÁS INVERSIÓN

El alcalde consideró que “los chepeños” que están fuera del país y que tienen cierto nivel de ingresos deberían destinar más para la parte productiva, la mayor inversión de este sector se refleja en la construcción de viviendas.

“Hay otras fuentes que se pueden ir explotando, hay un potencial que todavía no se ha aprovechado, como es la parte turística, necesitamos que el Gobierno le ponga más atención a esto, pero con el camino que tenemos no podemos fomentar ninguna actividad de esas”, señala Cajina.

En tanto el comunitario Hermenegildo Robleto espera que las nuevas autoridades creen nuevas fuentes de trabajo, “porque así como vamos, la juventud, que es lo mejor, se está yendo, únicamente vamos a quedar un montón de gente mayor que no tiene ningún futuro, porque la mano de obra joven, que es la que puede sacar adelante al país, se ha ido”.

DE CUSUSERO A PRESTAMISTA

Nicolás Gutiérrez Ortega, nativo de San Bartolo, por más de 20 años se dedicó a la elaboración y venta de cususa, pero desde hace dos años, cuando cinco de sus 16 hijos, se fueron a Estados Unidos dejó este negocio y se ha dedicado a ser prestamista, lo cual le genera más ingresos para su familia.

“Como éramos pobres tenía que buscar qué hacer para mantener a mis hijos, diariamente sacaba cinco galones de cususa que los iba a vender camuflado a Esquipulas, porque es considerado un negocio ilegal… el primero de mis hijos que se fue alquiló dinero para poder irse y después ese se llevó a sus otros hermanos”, señala Gutiérrez Ortega.

San Bartolo es una de las tantas comunidades rurales que han quedado casi deshabitadas por la gran cantidad de familias que han emigrado, principalmente a Estados Unidos y hacia la ciudad.

Esta situación es evidente en la escuela de la comunidad, la cual ha estado a punto de desaparecer porque este año no alcanzó la matrícula requerida para mantener la plaza de la maestra.

“Hay una estructura (escuela) que ha estado a punto de ser cerrada por la baja matrícula, 12 alumnos, antes esta era una de las escuelas que tenía suficientes alumnos, incluso la maestra era originaria de la comunidad”, manifestó el promotor comunitario.

La profesora de multigrado, Ana Julia Maradiaga Castellón, dijo que la matrícula mínima para que la escuela siga funcionando es de 35 alumnos, pero actualmente hay 12 estudiantes, distribuidos uno en primer grado, dos en segundo, cinco en tercero, dos en cuarto y dos en sexto grado.

El finquero Eulalio Urbina Alcántara, de 64 años, quien tiene seis hijos en Miami, expresa que éstos se fueron con su ayuda en busca de un mejor futuro para venir a pasar la vida más suave. “En este lugar no se haya qué hacer porque es muy pobre y remoto”.

Según comentan los lugareños, el hijo mayor de don Eulalio, quien se fue hace cinco años, le mandó dinero a su padre para que le comprara una finca, la cual le costó un millón de córdobas.

Este pequeño productor señala que gracias a que uno de sus hijos llegó recientemente, al saber que se encontraba enfermo, se pudo realizar una cirugía que le costó tres mil 300 dólares en un hospital capitalino. “Si no a lo mejor ya estaría muerto”.

En el municipio se mueven alrededor de 10 a 12 mil dólares mensuales en concepto de remesas familiares y la mayoría de los que se han ido están mejorando sus casas, calculó el ex funcionario.

El miembro del Consejo de Desarrollo Departamental, Antonio Rivas, comentó que un conciudadano se va a otro país a buscar lo que no se le ofrece en el propio por falta de voluntad del gobierno en darle alternativas, debido a la poca inversión pública. “Hace falta una política dirigida a la solución de esto, invertir en la base productiva y social del campo”, agrega.

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