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El parque de Cárdenas es un punto de reunión de muchos jóvenes que van a Costa Rica en busca de empleo. (LA PRENSA/ R. ORTEGA. )

Cárdenas,un pueblo abandonado

La falta de oportunidades laborales para los pobladores de este municipio fronterizo es una realidad que supera cualquier deseo de permanencia en suelo nicaragüense y cientos de cardeneños alistan sus maletas para viajar a Costa Rica en busca de las condiciones económicas que su país y sus gobernantes no les ofrecen [doap_box title=”La realidad” box_color=”#336699″ […]

  • La falta de oportunidades laborales para los pobladores de este municipio fronterizo es una realidad que supera cualquier deseo de permanencia en suelo nicaragüense y cientos de cardeneños alistan sus maletas para viajar a Costa Rica en busca de las condiciones económicas que su país y sus gobernantes no les ofrecen
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Leonel Tenorio Vanegas ha estado en los últimos años en una organización que atiende a los migrantes. Considera que de Cárdenas hay mucho flujo hacia Costa Rica por el hecho de que “no hay trabajos permanentes, sólo ligeros que no resuelven la necesidad, los salarios son más factibles allá y es así como las personas que allá trabajan mandan remesas a su gente”.

Claro que les gustaría retornar al país pero con un trabajo, probablemente no se vienen de Costa Rica por temor a la política, pero la necesidad es la que los mantiene allá”, destacó Tenorio.

Álvaro Novoa, coordinador de la Comisión Episcopal de Movilidad Humana (CEMH), en la frontera sur, Rivas, comentó que la mayor cantidad que se va hacia Costa Rica lo hace por la falta de empleos.

Comentó que en el caso de Cárdenas se produce una migración temporal, facilitada porque el municipio es fronterizo con Costa Rica. “Viajan porque no hay condiciones para sobrevivencia, no hay ingresos familiares, no interesan riesgos de viajar, simplemente lo hacen”.

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CORRESPONSAL/RIVAS

Luego de tres meses de laborar en Costa Rica y regresar a Cárdenas para encontrarse con su esposo y su pequeño de 2 años, Patricia Martínez sintió un profundo golpe en su corazón: su hijo ya no la reconocía y más bien la miraba como a una extraña.

EL DOLOR DE LA MIGRACIÓN

“El primer año que me fui a Costa Rica fue triste, cada vez que volvía a mi casa, no había un día que no saliera llorando, lo más triste fue regresar y que mi hijo no supiera quién era”, comenta Patricia.

Ésta es tan sólo una de las tantas historias que comúnmente se encuentran en el fronterizo municipio de Cárdenas, donde constantemente sus pobladores migran temporalmente o por períodos mayores hacia Costa Rica, para buscar mejores oportunidades de trabajo.

A todos los une una situación común: hay que migrar porque no hay oportunidad de empleos. También les une un sentimiento de pesimismo: “Nicaragua no va a mejorar porque los políticos sólo se interesan por sus propias vidas”.

NO CONOCEN A CANDIDATOS

En Cárdenas la vida marcha diferente. La gente trabaja ahí y en el país vecino; vive ajena a los problemas políticos que se producen en la capital. No conocen a los candidatos a presidente, mucho menos a los candidatos a diputados departamentales y en consecuencia se desconoce si alguno de éstos tendrá algún plan para este municipio.

Patricia se fue por cuatro años a trabajar a Costa Rica. Tuvo que dejar a su esposo, que para entonces tenía un problema en uno de sus ojos y además a su pequeño hijo, que en ese momento acababa de cumplir 2 años.

TODOS PROMETEN, PERO NO HAY CAMBIO

“Tuve que irme porque no había oportunidades de empleo, ahora mi esposo probablemente se vaya porque no ha podido encontrar trabajo y yo no puedo irme porque estoy embarazada”, comentó Patricia.

Mientras estuvo en Costa Rica, esta ciudadana regresaba cada dos meses a encontrarse con su familia, llegaba a Cárdenas sábado por la tarde y regresaba el lunes hacia su lugar de trabajo.

Patricia no tiene esperanza alguna de que la situación se revierta, por lo menos en lo que a empleos respecta. “Gane quien gane, Nicaragua nunca va a cambiar, cuántas elecciones han ocurrido y todos prometen lo mismo y nada de cambio, ya cuando están arriba no se acuerdan de nadie, mucho menos los diputados”.

CON CÉDULA TICA, NICA NO LE INTERESA

Hugo Meza, de 34 años, es un migrante temporal. Tiene la suerte de poseer cédula costarricense y eso le hace más fácil su estadía en ese país, a donde llega a laborar temporalmente en construcción o ganadería.

Irónicamente, al señor Meza se le ha vencido su cédula nicaragüense. Pero de momento esto no le interesa mucho porque pasa la mayor parte de su tiempo en el vecino país del sur.

“Viajo desde hace siete años a Costa Rica, a veces por monte (ilegalmente) a veces por la frontera, como no hay en qué trabajar aquí, obligadamente me tengo que ir allá; aquí (Cárdenas) quedan tres hijos de 10, 8 y 2 años y mi esposa”, comenta Meza.

“ME GUSTARÍA ESTAR EN MI PAÍS”

Este ciudadano sabe que se avecina un proceso electoral, sólo que no está muy claro de quiénes son los candidatos a presidente, mucho menos los candidatos a la diputación departamental de Rivas. Tampoco cree en cambios. “Cuesta mucho que se componga (la situación de desempleo) así como miro la situación, pero tal vez conforme el tiempo Dios quiera que se componga, me gustaría estar en mi país, que hubiera trabajo, no sólo para mí sino para todos, si así fuera no saliera hacia Costa Rica a dar mi sudor, a veces por un poco de plata y tampoco tendría que dejar a mi familia”, dijo Hugo.

A este cardeneño le pesa irse porque no ha podido disfrutar a plenitud del crecimiento de sus hijos. “Para mis hijos es duro porque su padre les hace falta, pero por la necesidad hay que aguantarse”, dijo.

“Para mientras esto se compone, tendré que seguir viajando a Costa Rica, venir a dejar plata a mi familia y conformarme con venir de vez en cuando para estar con los míos”, finalizó.

CON PASAPORTE “VERDE”

Álvaro Martínez, alcalde sandinista del municipio de Cárdenas, comentó que hasta el momento no han hecho estudios sobre las migraciones de ese municipio fronterizo hacia Costa Rica.

“La mayor parte de la gente viaja hacia ese país, casi todos tienen las dos cédulas (nicaragüense y costarricense), algunos se van legalmente y otros con pasaporte verde (a través de veredas, ilegalmente), se van por la falta de empleos, muchas veces por temporada y aunque la Alcaldía genera 50 empleos y se hacen turnos temporales de quince días, esto no es suficiente”, comentó Martínez.

Destacó que está consciente de que la brecha del desempleo es grande “pero es algo que no se va a resolver de la noche a la mañana, ni la municipalidad ni el Gobierno lo pueden hacer (resolver el desempleo), se necesita por ejemplo inversión nacional y extranjera para generar infraestructura y empleos permanentes”.

MáS ALLá DE LA MIGRACIóN

El año pasado, Marlon Bustos, originario de Cárdenas, contribuyó a realizar un estudio para una organización que atiende el fenómeno migratorio. El tema central eran las mujeres migrantes.

“Para ese estudio se entrevistaron a 35 mujeres del casco urbano y unas 17 de la localidad de Sapoá; del total, notamos que más de la mitad trabajaba en Costa Rica, se iban porque traían más dinero que los hombres, les facilitaba el hecho de que ellas no gastaban mucho porque dormían dentro de hogares que las contrataban como domésticas”, indicó Bustos.

El estudio reveló que los hombres quedaban al cuidado de niños y que había un vacío entre ellos por la falta de la madre, hubo incluso casos de niños abusados sexualmente por algún familiar cercano.

DIBUJANDO LA TRISTEZA

“En ese proceso hubo una reunión con los hijos de estas mujeres y a través de los dibujos se pudo percibir afectaciones a nivel emocional, denotaban tristeza, la migración estaba produciendo desintegración familiar”, dijo Bustos.

La migración va más allá de lo que se puede observar. Wilfredo Chamorro, delegado departamental del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes (MECD) de Rivas, comentó que en este último año ha ocurrido mucha deserción escolar.

La problemática parece ser más repetitiva entre los niños que viven alrededor de la frontera. “Ahí es donde está más acentuado el problema de la repetición y deserción, creemos que está ligado a la migración de los padres”, comentó el funcionario y agregó que muchas de estas personas viven en extrema pobreza y esto los obliga a buscar mejores horizontes en Costa Rica.

Róger Lezama, delegado de educación de San Juan del Sur y Cárdenas, comentó que aunque la matrícula de estudiantes en Cárdenas ha sido relativamente estable, se produce algo que él ha catalogado como un fenómeno.

“A veces algunos niños se van a Costa Rica y regresan a clase hasta una semana después, entonces vienen perdidos, se retrasan y se da la repitencia escolar, en algunos casos hay bajo rendimiento hasta abandono de la escuela, se estima que hay unos 2 mil 800 niños en el sistema escolar de preescolar, primaria y secundaria en este municipio y hay aproximadamente un 12 por ciento de repetición”, destacó Lezama.

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