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Gladis Arauz Molinares limpia las cenizas del fogón en la casa que habita con su esposo, dos hijos y su suegra Margarita Velásquez. (LA PRENSA /L. E. MARTÍNEZ M.)

Acuerdos de Las Tunas,un compromiso pendiente

La realidad de la familia Velásquez, beneficiaria de los Acuerdos de Las Tunas, refleja la necesidad de miles de campesinos que carecen de los servicios básicos y un pedazo de tierra para producir. En cinco años, la administración Bolaños sigue sin cumplir los compromisos adquiridos con estos obreros y se los heredará al nuevo gobierno […]

  • La realidad de la familia Velásquez, beneficiaria de los Acuerdos de Las Tunas, refleja la necesidad de miles de campesinos que carecen de los servicios básicos y un pedazo de tierra para producir. En cinco años, la administración Bolaños sigue sin cumplir los compromisos adquiridos con estos obreros y se los heredará al nuevo gobierno
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Durante las pocas giras de campaña en el departamento de Matagalpa, ninguno de los miembros de las fórmulas presidenciales que aspiran a ganar los comicios de noviembre próximo, se han referido públicamente al tema de los Acuerdos de Las Tunas.

Pero, consultado telefónicamente al respecto, el candidato a la vicepresidencia de la República por el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), José Antonio Alvarado, dijo que junto a su compañero de fórmula, José Rizo, “estamos dispuestos a cumplir esos acuerdos, absolutamente que sí. No sólo con el tema de la propiedad, sino que también a brindar la asistencia técnica, porque no sólo se trata de aumentar la producción, sino que tenemos que mejorar la calidad productiva del país”, dijo Alvarado.

LA PRENSA intentó conocer la opinión de otros candidatos presidenciales pero fue difícil localizarlos debido a que la mayoría de ellos andaba en otras actividades de campaña.

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CORRESPONSAL /MATAGALPA

En el límite municipal entre Matagalpa y El Tuma-La Dalia, en la jurisdicción de éste último, en la parte baja de una ladera conocida como Cuatro Esquinas-El Hular, maltrechas láminas de zinc con algunos parches de plástico negro conforman el techo en la casita de madera combinada con el mismo tipo de plástico donde reside la familia de doña Margarita Velásquez Picado.

Unas plantas, colgadas desde las vigas rollizas en el deteriorado techo, adornan el pequeño porche con barandas al frente de la casa de doña Margarita, quien sentada en una banca, con cartilla y lápiz en mano, escucha una radio siguiendo las instrucciones de una clase radiofónica. Con ese método aprendió a leer y a escribir porque, a los 62 años que acaba de cumplir, nunca pudo asistir a una escuela.

Mientras doña Margarita sigue estudiando, al fondo de la casita, a la puerta de una estructura forrada con plástico negro, el niño de 2 años, Audiel Natanael Velásquez, intenta atraer la atención de su mamá, Gladis Arauz Molinares, quien apurada limpia las cenizas de un fogón que por horas ha permanecido apagado.

Una vez que concluye con la clase radiofónica, doña Margarita va a la cocina donde Gladis acomoda las cacerolas vacías que estaban sobre el fogón. “Aquí vivimos a la voluntad de Dios”, justificó la mayor de las mujeres.

Mientras tanto, Ambrosio Velásquez Mairena, hijo de doña Margarita y esposo de Gladis, había salido temprano a buscar empleo para poder comprar los alimentos para su familia.

“Mi hijo es quien nos sostiene”, dice doña Margarita, explicando que “él ahorita no está trabajando porque aquí no hay trabajo (…) él va a las haciendas a buscar trabajo y hay veces que no le dan y como no hay trabajo aquí, nos manejamos con la voluntad de Dios”, refiere.

PARTICIPARON EN LOS PLANTONES

Por las condiciones de pobreza, sin empleo y sin tierras que cultivar, la familia Velásquez participó, durante tres años consecutivos, desde el 2002 hasta el 2004, en las protestas campesinas conocidas como plantones de obreros agrícolas.

Doña Margarita enfermó en esa lucha emprendida por más de tres mil familias campesinas de los municipios de San Ramón, Matagalpa, El Tuma-La Dalia y Rancho Grande, pero ella se mantuvo firme en el plantón de Las Tunas, a 97 kilómetros de Managua sobre la ruta a Sébaco, donde por poco y nace el segundo hijo de Gladis, el pequeño Audiel, quien hoy tiene dos años.

SóLO LOS COMPROMISOS INMEDIATOS

A raíz de esas protestas, los campesinos lograron los llamados Acuerdos de Las Tunas, suscritos en septiembre del 2002, ampliados en agosto del 2003 y ratificados en mayo del 2004, en virtud de los cuales, el gobierno se comprometió a entregar dos mil parcelas familiares y legalizar alrededor de nueve fincas que estaban en manos de los obreros agrícolas.

Los dirigentes de los campesinos, entre ellos Isaac Jaen Rivera, reconocen que el gobierno cumplió con los compromisos sociales inmediatos de generar empleos temporales y entregar víveres a los obreros agrícolas durante cada desmovilización de Las Tunas.

Pero, cuando los campesinos se desmovilizaron de Las Tunas, en junio del 2004, el gobierno los trasladó hacia diversas fincas y haciendas de diferentes municipios. Muchas familias, incluyendo a la de Margarita, fueron llevadas a la hacienda San Antonio de Upá, en San Ramón.

“Uh, pero no nos dieron nada. Yo hasta quedé bien enferma porque veníamos de allá de lo caliente (Las Tunas) y nos fueron a meter allí a San Antonio de Upá, me escapé de morir (…) y de allí nos fuimos porque como era privado ¿qué íbamos a estar haciendo? Entonces ahí quedó todo. Seguimos esperando que el gobierno nos dé la parcela”, dice esta campesina.

Añade que “estamos en el aire y no sabemos si van a cumplirnos. Yo creo que no, porque ya ha pasado bastante tiempo”.

Igual que esta familia, alrededor de 1,700 familias beneficiarias de los Acuerdos de Las Tunas siguen sin ser ubicadas en las fincas donde el gobierno debe entregar las parcelas familiares, según refirió Isaac Jaen Rivera, actual diputado suplente de Matagalpa por el Frente Sandinista y dirigente de la Asociación de Trabajadores del Campo (ATC).

DIFÍCIL CUMPLIMIENTO ESTE AÑO

El delegado de la Intendencia de la Propiedad en Matagalpa, ingeniero José Antonio Vega, señaló que “antes que termine este gobierno estaríamos dándole títulos, como mínimo, a un 50 por ciento de los beneficiarios de las parcelas familiares”.

Sin embargo, el funcionario reconoció que hasta ahora, “lo que nos está atrasando es el saneamiento legal de determinadas propiedades (pero) hay un equipo de cinco abogados que están entregados de lleno viendo el saneamiento de estas propiedades para su posterior titulación”.

Sin embargo, el dirigente de la ATC, Isaac Jaen, estimó que difícilmente la administración Bolaños podrá cumplir con la totalidad de los Acuerdos de Las Tunas que además de la legalización de las propiedades incluyen la creación de la infraestructura social básica en los sitios donde queden ubicados los beneficiarios.

Según Jaen, en lo que respecta a las tierras, el gobierno únicamente ha cumplido el 10 por ciento de los acuerdos, considerando que una parte de los beneficiarios tienen posesión de algunas fincas donde persisten los conflictos legales.

De las dos mil familias que serían beneficiadas con parcelas familiares de tres manzanas de extensión cada una, dice Jaen que “las que el Gobierno tiene ubicadas apenas son alrededor de 300 familias (…) y a la gente de El Hular, que nosotros le llamamos el Plantón de Cuatro Esquinas, el gobierno no les ha cumplido en nada”.

NUEVO GOBIERNO TENDRÁ QUE ASUMIR

“El gobierno dice que va a cumplir este año, pero nosotros consideramos que no lo va a hacer (…) estamos esperando que este gobierno cumpla su palabra, pero, si no la cumple, con el Gobierno que venga, nosotros vamos a tener que hacer cumplir lo que está firmado”, añadió Jaen.

Indicó que además de la legalización de las propiedades para establecer las dos mil parcelas familiares, los Acuerdos de Las Tunas contemplan la construcción de dos mil viviendas, una por cada parcela entregada a los beneficiarios.

“Además, el gobierno tiene que construir escuelas, comedores infantiles y centros de salud, además de facilitar los servicios sociales básicos como agua, luz eléctrica, etcétera, en cada uno de estos asentamientos”, dijo Jaen.

Precisó que los Acuerdos de Las Tunas también contemplan la apertura de caminos hacia las propiedades donde se creen las parcelas familiares y carezcan de una vía de acceso, citando como ejemplo la finca La Victoria, en la comarca Yaoska, de Rancho Grande, donde es necesario abrir un camino de siete kilómetros.

“También, el gobierno que sea, tendrá que brindar el financiamiento necesario para reactivar todas estas parcelas que serán de autoconsumo y deberá dar el financiamiento para las propiedades cafetaleras que están en posesión de los beneficiarios de los Acuerdos de Las Tunas”, expresó Jaen.

LLAMADO A POLÍTICOS

Con el sueño de obtener una parcela para que su hijo pueda producir granos básicos para el autoconsumo de la familia, doña Margarita espera que los políticos que aspiran a cargos de elección popular en los comicios de noviembre próximo “nos ayuden con la entrega de la tierra porque si uno no tiene dónde sembrar entonces estamos claros porque no hay trabajo en ninguna parte”.

“También que nos ayuden con un centro de salud porque aquí no hay. Pero también, ¿de qué sirve que haya un hospital o un centro de salud si uno va y lo que le dan es un poco de recetas? Uno busca los hospitales para que le ayuden y no para que le den los montones de recetas”, agregó doña Margarita.

Explicó que en la actualidad, cuando se enferman, los pobladores de Cuatro Esquinas-El Hular deben acudir al puesto de salud de El Tuma o a los centros asistenciales en la ciudad de Matagalpa, incurriendo en gastos de transporte y medicinas y “sin reales (dinero) mejor uno se muere aquí en la casa”.

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