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Jubilado trabaja en la recreación y deportes

Llegó a California a los 20 años y ha tenido éxito administrando parques [doap_box title=”Busca a los nicas” box_color=”#336699″ class=”archivo-aside”] En el año 2004, el nicaragüense Irving Montenegro aceptó una oferta de jubilación en California, casi al mismo tiempo que el gobierno del condado de Los Ángeles asignaba 200 millones de dólares para su programa […]

  • Llegó a California a los 20 años y ha tenido éxito administrando parques
[doap_box title=”Busca a los nicas” box_color=”#336699″ class=”archivo-aside”]

En el año 2004, el nicaragüense Irving Montenegro aceptó una oferta de jubilación en California, casi al mismo tiempo que el gobierno del condado de Los Ángeles asignaba 200 millones de dólares para su programa de recreación.

Hoy, tres millones de dólares de esa inversión son administrados por Montenegro y los distribuye entre cinco parques para programas de recreación popular.

Ahora él tiene cierta libertad en sus decisiones laborales y al ver que los inmigrantes nicaragüenses asisten poco a las actividades comunitarias, ha decidido impulsar la participación de sus compatriotas en proyectos del condado.

Hace varias semanas, cuando la supervisora del condado de Los Ángeles, Gloria Molina, le autorizó hacer una feria comunitaria, Montenegro se puso en contacto con líderes y empresarios nicaragüenses para invitarlos a participar.

“Es importante que tomemos posiciones de liderazgo en esta ciudad, debemos unirnos, tenemos muchas cosas por las cuales debemos estar orgullosos y no es posible que habiendo tantos nicaragüenses no seamos tomados en cuenta”, explica.

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Los Ángeles, California

Sus instrucciones se escuchan sin dificultad sobre las voces alegres y gritos de centenares de personas en el evento que patrocina el gobierno del condado de Los Ángeles, del cual es director este nicaragüense, Irving Montenegro Altamirano.

Con facilidad de palabra y con porte casi militar, Montenegro cuenta que llegó a Estados Unidos en 1971 cuando tenía veinte años de edad, enviado por sus padres que temían que se integrara al movimiento guerrillero que florecía en Nicaragua en esa época.

Aterrizó en California, donde le esperaban familiares residentes. Después se trasladó a Georgia, donde obtuvo su primer trabajo regando y emparejando la arena que usaban en la reparación de carreteras.

Con cierta sorna, Irving recuerda que ganaba cinco dólares por hora y trabajaba en condiciones difíciles, con bajas temperaturas. Así pasó por diferentes trabajos, como ayudante en una fábrica de pantalones y en una empresa manufacturera de casas rodantes, hasta que en 1974 fue convencido por un reclutador militar que le mostró los beneficios que reciben los miembros de las fuerzas armadas e ingresó al Ejército de Estados Unidos.

DE ARTILLERO A RECREADOR

En el army se especializó como director de artillería y en Panamá tomó cursos de supervivencia en la jungla. Aunque no participó en ninguna acción militar, porque la guerra en Vietnam había terminado, ascendió al rango de especialista nivel cuatro.

Montenegro quiso ser cartógrafo militar, pero había demasiados entre los veteranos que regresaron del sudeste asiático.

ATRAÍDO POR LA NATURALEZA

Fue en esa etapa de su vida que este nicaragüense sintió atracción por la naturaleza y, al recibir su baja con honor de las fuerzas armadas, empezó a estudiar Ciencias de Recreación en el South Georgia College.

Luego volvió a California y cursó estudios de Administración de Recreación y Deportes, en la California Polytechnic State University, lo que le valió para ser nombrado Director de Servicios Recreativos de Baldwin Park, una pequeña ciudad al este de Los Ángeles, donde tuvo bajo su responsabilidad el funcionamiento de los parques, proyectos comunitarios y ligas deportivas.

Irving Montenegro estuvo en ese cargo durante 13 años, con una paga de unos cien mil dólares por año, pero renunció para ir a trabajar en los mismos en otras ciudades pequeñas del sur de California, donde los departamentos recreativos tenían problemas.

“Siempre me han gustado los retos —afirma—. Me gusta trabajar en ciudades que tienen problemas de funcionalidad en sus departamentos, así que nunca digo no, cuando se me presenta una oportunidad de esas”.

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