El ex magistrado del Consejo Supremo Electoral, Silvio Américo Calderón, considera que la reestructuración de las circunscripciones electorales se enfrentará a problemas técnicos, pero fundamentalmente políticos, y considera que la tendencia del parlamento nicaragüense es más bien a crecer, al igual que la población.
¿Cuál sería su propuesta para darle a la representatividad parlamentaria mayor equidad y eficiencia? ¿Estaría usted de acuerdo en que se tomara la población del departamento menos habitado, como es Río San Juan, como factor de distribución de representación por circunscripción electoral?
Para mí el punto de partida debe ser la población general, por el carácter de representatividad de los diputados, ya que el diputado representa no solamente al que vota, sino también desde el niño que está en el vientre de su madre. Si queremos buscar una respuesta a la representatividad, tomemos el censo de 1995 y le aplicamos el factor anual de crecimiento internacionalmente aceptado.
El último censo dice que el crecimiento poblacional decreció.
Es que el último censo no es marco de referencia para proyectar la población, están muy inconsistentes los resultados, hay que aplicar el crecimiento anual establecido en el censo del 95 con su proyección debida.
Para no involucrarnos en una discusión sobre si el censo está bien o mal hecho, considerando que esas son las cifras oficiales, ¿no cree usted que al margen de esa polémica, se podría tomar la población de Río San Juan como factor de distribución de las circunscripciones?
Es que no necesariamente puede ser Río San Juan, porque también hay poblaciones como la RAAS con mayor población y solamente tiene dos diputados, en contraste con la RAAN con menos población y con tres diputados.
Ese es el punto. Lo otro es que este “factor Río San Juan”, no solamente es más equitativo, sino que logra el objetivo de reducir el tamaño de la Asamblea Nacional, lo que haría más eficiente al Poder Legislativo, porque usted sabe que esos 90 diputados se decidieron conforme al Estado que había en los años 80, que era un Estado inmenso, ahora el Estado tiende a ser más pequeño, ¿qué le parece ese punto?
Es válido desde el punto de vista de reducir el tamaño de la Asamblea, pero no solamente hay que ver eso, sino la capacidad de servicio a la población que los diputados estamos obligados a dar. No es lo mismo que un departamento como Managua con un tercio de la población nacional, le vayamos a reducir su representatividad, porque se reduce la Asamblea, pero también la capacidad de servicio. Si con 19 no atienden a la población, no podrían con menos.
Pero la pregunta lógica sería, ¿cómo ha hecho el diputado único de Río San Juan para atender a su población y por qué no lo puede hacer el resto de los diputados en sus respectivos departamentos?
Estoy de acuerdo, sin embargo, con toda sinceridad es muy difícil reducir la Asamblea, porque los partidos políticos tienen sus compromisos, donde tienen que estar promoviendo su militancia, y es bastante difícil disminuir un derecho que ya está ganado.
Pero lo otro sería decirle a la ciudadanía que ese interés partidario es a costa del Estado.
Pero la dificultad es la parte política. Esa es una propuesta que debe presentarse segmentada, habría que empezar por preguntarse cuál es el sentido de 93 diputados suplentes, lo que tendría que crearse es un buzón de diputados, del tamaño de un tercio, para que eventualmente puedan incorporarse a la Asamblea. Es más vendible esa idea. Es más, Honduras acaba de aumentar el número de diputados.
¡Que horror!, eso no sería nada popular aquí. Con ese ejercicio, tomando a la población de Río San Juan como norma, la Asamblea quedaría en 54 diputados aquí.
No te compran la idea, porque, pongámonos en el punto de que vos y yo somos diputados y entonces estamos en nuestro curul, y este período ya lo tenemos en la bolsa, pero nosotros ya estamos pensando en nuestra probable reelección, ¿qué diputado va a aprobar una ley que me está negando a mí la posibilidad de reelegirme en el próximo período?
Pero si lo dejamos de pensar como diputados y lo pensamos como sociedad, como ciudadanos, con todos los beneficios que nos puede traer una Asamblea más pequeña, menos costosa, más eficiente, tal vez no tan popular entre los partidos pero sí entre la población.
Ideay, la naturaleza misma de la Asamblea es la representación del pueblo y si vamos a tener una representación disminuida de diputados frente a una población que es mayor, entonces se pierde la naturaleza de la representación. Más bien, y no quiero asustar, la tendencia por lógica natural, por el reflujo del crecimiento social, es que la Asamblea tiende a crecer.
Dependerá del factor de distribución, si se usa la población de Río San Juan como norma, por ejemplo.
Entonces la respuesta será aumentar el número de diputados para ese departamento, pero no a costa de sacrificar diputados en otros departamentos. Para complementar, habría que decir que también eso pasa con los concejales, que su número está definido por poblaciones mayores de 30 mil habitantes. Pero te encontrás con municipios con mayor desarrollo económico y con menos concejales. Quizá habría que amarrar el paquete, disminuir la Asamblea y aumentar los concejales y que la representatividad se fundamente más en los concejales y que se les dé a los gobiernos municipales la facultad de legislar sobre sus leyes locales, con iniciativa de ley, para que la Asamblea legisle en temas nacionales e internacionales, se fortalece el municipio y se va obteniendo el desarrollo integral de la nación de acuerdo a la capacidad de desarrollo y administración de cada gobierno local.