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ALEXIS SE SALIÓ DEL HOYO ANTE OLIVARES

Argüello, primer pinolero campeón mundial de boxeo ABATIDO, NUNCA VENCIDO Cuando todo terminó, decidí no moverme de mi butaca en el ring side del Forum de Inglewood, en Los Ángeles. Quedé viendo el cuadrilátero con una confusión de imágenes y sentimientos. El corazón del mexicano Rubén Olivares todavía estaba latiendo, pero su cabeza estaba en […]

  • Argüello, primer pinolero campeón mundial de boxeo

ABATIDO, NUNCA VENCIDO

Cuando todo terminó, decidí no moverme de mi butaca en el ring side del Forum de Inglewood, en Los Ángeles. Quedé viendo el cuadrilátero con una confusión de imágenes y sentimientos.

El corazón del mexicano Rubén Olivares todavía estaba latiendo, pero su cabeza estaba en otro lugar, muy lejano, y sus piernas habían sido amputadas. Era una estatua derribada o el modelo para un trabajo magistral de Rodin.

En cambio, veía a Alexis Argüello en los hombros de una multitud rugiente de nicas, agitando sus brazos, tratando de reír y llorar al mismo tiempo, gritándole al mundo que había sido capaz de salir de las brasas y cambiar la historia.

Alexis estuvo terriblemente presionado a lo largo de 12 asaltos, lucía abatido, pero como dice el corrido de Tino López, nunca se sintió vencido. Llegó a aproximarse al límite del agotamiento pero seguro que su corazón guerrero y anchos pulmones, restablecerían el equilibrio.

Esa ofensiva demoledora ejecutada por Alexis en el round 13, ha sido lo más hermoso, impactante, significativo, y por supuesto imborrable, que ha producido el deporte nacional en el repaso de todos los tiempos.

Todo match de boxeo deja su huella de impresiones, anécdotas y curiosidades, sobre todo cuando se trata de una pelea por campeonato mundial.

El Forum era una caldera hirviendo. La presión intensa de los mexicanos, la experiencia acumulada y las mañas cultivadas del campeón, la magnitud del compromiso y el nerviosismo propio del retador que busca en tierra extraña y contra múltiples factores consagrarse Campeón del Mundo, resultaron ser demasiada carga para Alexis.

UN INICIO MUY DIFÍCIL

En el repaso de los doce primeros asaltos, el nica había sido inferior a un sorprendentemente reencauchado Olivares. A partir del sexto round, éste se mostró como un boxeador superdotado, flexible, preciso, implacable. Alexis, de no surgir el golpe de nocaut, parecía tener el combate perdido. Estaba dando la impresión de haber confundido los planos trazados con el entrenador “Curro” Dossman, y fracasado en su búsqueda mientras el tiempo avanzaba vertiginosamente.

¡Qué bueno que las peleas de título mundial eran a 15 asaltos! Con la reducción a 12, el salto hacia la gloria que hizo Alexis aquel 23 de noviembre de 1974, se hubiera retrasado.

¿Cuáles fueron los defectos más notorios y las virtudes más destacadas del nuevo campeón para poder salir del hoyo?

Con los ojos bien abiertos y aparentando estar cobijado de esa frialdad por momentos sanguinaria que lo había caracterizado, Alexis careció de precisión atacando.

Olivares astuto, le cedió la media distancia en los primeros asaltos, y el nica, aunque fue siempre encima, no pudo conseguir ángulos y espacios para sus golpes. Sus largos brazos, se convirtieron en un estorbo, mientras su energía era absorbida por el uso conveniente de recursos de su adversario.

La chispa eléctrica de su veloz y potente jab de izquierda no apareció y eso le impidió establecer la distancia adecuada y preparar el escopetazo de derecha. Sus mejores golpes, parecieron haber quedado olvidados en su habitación del Hotel Olimpian, con doble llave.

VIEJO ZORRO, ASTUTO

Olivares, peleando en retroceso, siempre estuvo fuera del alcance pinolero, y cuando era llevado a las esquinas, lograba salir con llamativo oficio y mucha autoridad. Alexis volcaba todo el esfuerzo posible, pero carecía de ideas y no podía cerrar las salidas.

Alexis ensayaba swings, pero llegaba poco y sin mucho poder. Mientras tanto Olivares se acomodaba utilizando un excelente manejo de piernas y rápidas combinaciones de golpes al cuerpo y la cabeza del nica.

Dossman no podía ocultar su preocupación y nosotros masticábamos con desesperación nuestras uñas. No, no era esa la pelea que habíamos imaginado. La que dibujaban los pronósticos de los expertos.

No era Olivares el púgil desarmado y sin posibilidades que el periodismo mexicano había expuesto a la crítica previamente.

“El Curro” Dosman diría después que Argüello estuvo peleando con los músculos muy tensos en la primera parte del combate y eso le impidió sacar las manos con la continuidad y la puntería que se esperaba. El afán de ganar por nocaut lo más pronto posible, quitó soltura a los movimientos de Alexis.

A partir del sexto asalto la pelea cambia. Olivares, arriesgándose como lo hace el matador que se acerca al toro, comenzó a incursionar en la guardia de Alexis y aunque siempre tuvo la cautela de escapar con rapidez, fue alisando el camino para establecer la corta distancia, terreno en donde ostensiblemente, dispondría de mayores ventajas para descargar sus ganchos y enredar la pelea.

Olivares comenzó un inteligente trabajo de ablandamiento. Poco a poco se fue adueñando del ritmo del combate y ya para el décimo round, toda la iniciativa, la mayor parte de agresividad y de dominio del ring, le pertenecían.

Además, la confianza en su físico jugó un papel trascendental y esa confianza se multiplicó en el séptimo asalto, cuando el campeón lució muy resistente y sólido en el contragolpe, durante un violento intercambio de puñetazos que obligo a todo el publico a ponerse de pie y cruzar los dedos.

La angustia crece

Ver al nica sometido a ratos al punch de Olivares durante ese angustioso décimo asalto, nos obligaba a sentir un escalofrío en la espalda y un nudo en la garganta. Desde nuestra posición, nos preguntábamos: Flaco, ¿dónde se fueron tus energías, tu vibrante vitalidad, tu fuerza y tu garra? Por Dios, trata de encontrarlas lo más pronto posible.

Las arremetidas bravías de Rubén parecían incontenibles. El cuero del mexicano manchaba las costillas del nuestro, le martillaba los flancos, le aplastaba el estómago y erizaba las pieles de los fanáticos pinoleros. La victoria de Olivares se iba acercando minuto a minuto como un tren pitando alegremente. Sólo nos quedaba aferrarnos al milagro de una mano.

Los noqueadores, desde siempre, tienen el tiempo a su favor.

La preocupación había crecido sin medida. ¿Cómo es posible que Alexis no pudiera frenar las entradas de Olivares, disponiendo de brazos largos y un jab punzante?; ¿Por qué no sacaba las manos para impedir que el azteca achicara los espacios?; ¿Hasta cuándo iba a permanecer esa cabeza de Rubén pegada al pecho del retador asfixiándolo casi? Olivares era un complicado un crucigrama.

Raramente, Argüello había ido de mas a menos durante el desarrollo de las acciones, Olivares en cambio, fue creciendo, peligrosamente. Pero en el round 13, el punch de Argüello, una fórmula de terror que provoca pánico, decidió el combate en un vuelco inesperado.

No fue un golpe de suerte como dijo un contrariado Pancho Rosales en el vestidor de Olivares. Fue producto de su olfato y del soporte proporcionado por una resistencia de gladiador que facilitó una capacidad de recuperación asombrosa. Para hacer posible esa agresión destructiva, hay que tener poder, agallas y sentido del remate.

Aparece la fiera

Pese a lo mostrado con Art Hafey en una de sus noches más deslumbrantes, Alexis se vio técnicamente deficiente y carente esa tarde, de la aplicación de variantes necesarias.

De acuerdo, les dije a Fernando Gómez y Sonny Alarcón por la noche durante una interminable discusión, pero, de que valen todos los reparos que se le pueden hacer, si como Durán, como Monzón, como Marciano, cuando pega, mata.

Es obvio, le faltaban muchas cosas que aprender, pero la brillantez de su determinación, furia y golpeo, eran cegadoras.

¿Cómo olvidar ese round 13?

Mientras el referee Dick Young, de discutible desempeño, observaba a Rubén Olivares jadear y retroceder dramáticamente después de su segunda caída, Nicaragua entera se sintió catapultada al cielo.

Previamente, el magistral gancho zurdo de Arguello, frenando una intensa pero riesgosa arremetida de Olivares, quien buscaba un nocaut glorificante, pareció derretir al Forum y cortar el aliento de las legiones de mexicanos que vieron repentinamente, a su ídolo caído.

Ser astuto es mas importante que ser macho en momentos como ese. Pensamos que Olivares buscaría como recuperarse utilizando sus reservas físicas para moverse, amarrar, friccionar, pero sorprendió con una actitud insólita, suicida.

Fue de frente a las bayonetas, excediéndose en confianza, y Argüello, agigantado, con todos sus bombillos encendidos, funcionó brutalmente.

El cambio de golpes que aceptó Olivares imprudentemente, fue electrizante. Alexis acertó dos poderosos golpes de izquierda que Rubén absorbió impresionando a la clientela, pero en uno de sus giros, fue golpeado por una derecha tumba montañas.

Todo estaba consumado. Y como titulamos en aquel momento, hace 32 años, los mariachis callaron. De la cabeza de Rubén cayó la corona pluma de la AMB, casi sin darse cuenta.

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