Vino del camino, tenía un velo de temor y dolor en su rostro y llegó al umbral de la puerta, su silencio era un misterio, en su entorno se reunía en forma de chimenea, y rememoró que el sol en el crepúsculo y en el alba eran simples memorias, de ello todavía recuerdo sus destellos centellantes y calentura de tristes recuerdos, expresó Danilo. Ven, siéntate, expresó Iván. Gracias porque la peregrinación me ha relatado la paciencia y el polvo de ese eterno camino, replicó Danilo.
Desde entonces los caminos son huésped del día y amargura del relato escrito por el tiempo que se va y el actual nunca es el mismo tiempo. Pero todavía estamos esperando que entre a la casa, pasá .