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Sadia y sus biodigestores: cerros limpios. ()

Empujón ambiental

Con el apoyo de Sadia, pequeñas y medianas empresas entran en el mercado de créditos de carbono Todos están de acuerdo en que el Mecanismo de Desarrollo Limpio, previsto en el Protocolo de Kioto, es la manera más eficaz de reducir la emisión de gases del efecto invernadero, combinado con un incentivo financiero para los […]

  • Con el apoyo de Sadia, pequeñas y medianas empresas entran en el mercado de créditos de carbono

Todos están de acuerdo en que el Mecanismo de Desarrollo Limpio, previsto en el Protocolo de Kioto, es la manera más eficaz de reducir la emisión de gases del efecto invernadero, combinado con un incentivo financiero para los países en desarrollo. En la práctica, empresas de naciones emergentes crean programas de desarrollo sustentable y venden sus cuotas de contaminación a países desarrollados en forma de créditos de carbono.

Sólo hay un problema: esos proyectos son caros, lo que se transforma en una barrera de entrada para pequeñas y medianas empresas. Se necesitan como mínimo US$50,000 sólo en burocracia para registrar un proyecto en la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Una solución es que las grandes empresas integren a sus compañeros de menor tamaño en sus proyectos de sustentabilidad.

Es justamente eso lo que está haciendo la brasileña Sadia por medio de su Instituto de Sustentabilidad. En 2003, la empresa instaló biodigestores en sus granjas e integró su red de 3,500 proveedores. Entonces creó el Programa de Crianza de Cerdos Sustentable Sadia (3S), que pretende reducir la emisión de contaminantes por medio de biodigestores instalados en las granjas de productores integrados a la empresa. Así, los desechos de los cerdos son fermentados por bacterias en tanques cubiertos, evitando la emisión de gas metano (CH4), uno de los gases causantes del efecto invernadero que contamina 21 veces más que el CO2.

“Los productores integrados al proyecto reducen las emisiones al instituto, que comercializa los créditos y entrega el valor líquido descontando toda la inversión que se hace en las propiedades”, dice Meire Ferreira, directora ejecutiva del Instituto de Sustentabilidad Sadia. El instituto consiguió una línea de financiamiento de R$ 60 millones junto al Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES).

Las pyme unidas

Además de carbono, el programa puede generar energía eléctrica para la propiedad y también biofertilizantes, que después son depositados en una laguna de decantación. La previsión es que el potencial de comercialización de créditos de carbono en estas granjas llegue a 242 mil toneladas de carbono en diez años. Cuánto dinero va a generar eso para los productores aún es una incógnita, pues la ONU cambió la metodología para ese tipo de proyecto y se están revisando los costos, dice Sadia. Sin iniciativas como la de Sadia, muchas Pyme se quedarían fuera del mercado de crédito de carbono. “Es necesario reunir muchas pequeñas y medianas empresas para bajar los costos de emisión, que varían de US$180 mil a US$ 200 mil”, dice Gonzalo Correa, gerente general de EcoTrust, en Santiago.

Marco Monroy, presidente de MGM International, consultora pionera en el mercado de créditos de carbono, reafirma lo que los pequeños y medianos productores ya saben. “Es necesario tener capital para montar un proyecto de créditos de carbono”, dice. Además de la inversión en infraestructura, existen costos de transacción que incluyen la preparación de documentos que se deben presentar a las Naciones Unidas; hay que contratar auditores y existen tasas de registro. Por eso, al comienzo esos proyectos se concentraban en grandes empresas privadas. Sin embargo, según Monroy, en Brasil y en América Central las Pyme ya son participantes activos del mercado, principalmente en proyectos que generan energía a partir de los desechos de caña de azúcar o de pequeñas hidroeléctricas.

A juzgar por el ejemplo de Sadia, las Pyme están conscientes de las ventajas del Mecanismo de Desarrollo Limpio. En el caso de Sadia, el programa es voluntario y tiene la adhesión del 95 por ciento de los integrantes. Es decir, todo lo que los pequeños necesitan es apoyo.

Economía

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