- 21 internas de La Esperanza culminaron curso básico de belleza
Hace 26 meses Rosa Hunter fue declarada culpable por posesión de drogas, fue condenada a siete años de prisión en el Centro Penitenciario La Esperanza y desde entonces es una de las 206 mujeres que cumplen sus sentencias en ese lugar.
En sus 40 años, Rosa ha estudiado hasta tercer año de secundaria, pero desde octubre pasado inició un curso técnico de belleza, el que fue impartido por instructores de la academia de belleza Belssy, en coordinación con la empresa de cosméticos Arcol Lakme, dándole las únicas herramientas de trabajo con que cuenta esta mujer.
Rosa Hunter y otras 20 internas del Centro Penitenciario La Esperanza recibieron el pasado martes el diploma que certifica los tres meses de estudio básico de belleza.
En reconocimiento al esfuerzo de esas 21 mujeres, la academia que las preparó, la empresa que patrocinó el curso y los dirigentes del centro penitenciario organizaron la ceremonia de graduación.
En el evento no faltaron las lágrimas, y paradógicamente las sonrisas tampoco, evidenciando la satisfacción de las mujeres por concluir el curso, el cual, en muchos de los casos es el único estudio que tienen en su currículo.
Para el evento las recién graduadas pusieron en práctica lo aprendido en los tres meses, y entre ellas se peinaron y maquillaron de forma llamativa.
El prefecto Carlos Sobalvarro, director general de La Esperanza, contó que las 21 mujeres repasaron las técnicas de belleza en unas 200 horas de clases, distribuidas en dos sesiones semanales, los martes y viernes.
OTROS CURSOS
Según Sobalvarro, el curso de belleza no es el único estudio que han recibido las internas de La Esperanza, sino que otros grupos han recibido clases de panadería, sastrería y pintura.
“Lo que hacemos es buscar cómo reintegrar a estas personas que en determinado momento no tenían estas cualidades y las vinieron a descubrir en prisión, y que les va a servir de mucho cuando se reintegren a la sociedad”, dijo.
En tres meses las mujeres aprendieron a hacer cortes de cabello, tinturación, maquillaje y peinados.
“Yo me siento muy bien porque ahora les voy a enseñar lo que sé a mis niñas, ellas van a aprender y van a sacar provecho a esto”, concluye Rosa Hunter con una expresión de melancolía.