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en oTRO SECTOR DE LA CALLE 15 DE SEPTIEMBRE se aprecian varios establecimientos comerciales. ()

La 15 era la calle más larga de Managua

La calle 2 o la 15 de Septiembre era la más larga de Managua. Comenzaba en el tope frente al antiguo Aeropuerto Xolotlán, en las cercanías asesinaron y enterraron al general Augusto C. Sandino. Termina en el portón del Cementerio Occidental. Calle testigo de miles de entierros, incluyendo el de Anastasio Somoza García. Ahora es […]

  • La calle 2 o la 15 de Septiembre era la más larga de Managua. Comenzaba en el tope frente al antiguo Aeropuerto Xolotlán, en las cercanías asesinaron y enterraron al general Augusto C. Sandino. Termina en el portón del Cementerio Occidental. Calle testigo de miles de entierros, incluyendo el de Anastasio Somoza García. Ahora es parte del Parque Luis Alfonso Velásquez Flores.

Para alguien menor de cincuenta años cuesta entender una conversación sobre la Managua que destruyó el terremoto del 23 de diciembre de 1972 y que este año cumple el 34 aniversario. Hace falta promediar unos sesenta años para captar aquel lenguaje que surgió después de la tragedia, cuando se decía: “De donde fue… tantas cuadras al lago” o el “¡Oye Managua!”

Es necesario ver las fotografías de Nicolás López Maltez o de Ulrico Richters para comprender el poema de Pedro Rafael Gutiérrez Núñez Réquiem a una ciudad muerta, sobre todo cuando se escucha en la voz de Fabio Gadea Mantilla. Aún así cuesta ubicarse en lo que fueron las Avenidas Roosevelt, Bolívar o del Centenario, las calles 15 de Septiembre, la Momotombo, Candelaria o la del Triunfo.

Tantas calles y avenidas se convirtieron en peatonales o son parte de los parques Luis Alfonso Velásquez Flores y el de la Paz. Algunas calles se modificaron al lado norte y sur del Palacio de la Cultura y el de Comunicaciones. Sin embargo, si se quiere conocer la historia de Managua tiene que rescatarse la memoria de sus calles y avenidas.

LA CALLE MÁS LARGA

Ubicándonos de Este a Oeste, la Calle 15 de Septiembre nació en lo que fue “el tope” que daba al sur con el muro del Campo de Aviación o Xolotlán y al norte con una corta avenida que conducía a la Carretera Panamericana, ahora más conocida como Carretera Norte, por donde pasaba el tren que venía de Granada hacia occidente. Frente adonde está ahora la gasolinera Texaco.

Managua tuvo varios “topes” famosos, antes que el crecimiento obligara a romperlos para prolongar calles y avenidas. Muy conocidos fueron “el tope” del Trébol, el del Colegio Bautista (todavía existe), el del Parque de Candelaria, el del Barrio Maldito, el del Centro Datilatorio. “Los topes” eran puntos de referencia en la vieja Managua.

No existía la avenida que va de la 15 de Septiembre al semáforo de la Colonia Tenderí, ni la prolongación al barrio San Luis. “El tope” tenía al Noreste el terreno donde estuvo el campamento de los marinos norteamericanos y el Hospicio Zacarías Guerra, más tarde fueron las cárceles de La Aviación, allí en las instalaciones de la Policía Nacional fueron sepultados los cuerpos de Augusto C. y Sócrates Sandino, Francisco Estrada, Juan Pablo Umanzor y el niño muerto en la casa de don Sofonías Salvatierra.

Desde “el tope”, la calle 15 de Septiembre pasaba en una larga cuadra paralela al Campo de Aviación, colindante con la llamada Loma de Chico Pelón. Cuando en febrero de 1933, el general Augusto C. Sandino vino a Managua a firmar el convenio de paz, con el presidente Juan Bautista Sacasa, fue en el Aeropuerto Xolotlán donde aterrizó el avión Tomochic. Allí esperaba el general Anastasio Somoza García, Jefe Director de la Guardia Nacional, quien lo invitó a viajar en el automóvil que él mismo condujo.

Somoza y Sandino bajaron a lo largo de la Calle 15 de Septiembre hasta llegar a la Avenida Central que después se llamaría Roosevelt y tomaron hacia la Casa Presidencial en la Loma de Tiscapa. Un año después, la noche del 21 de febrero de 1934, sobre la misma calle bajaría un pequeño camión, el GN-1, marca Ford, en la parte trasera llevaba los cadáveres de Sandino, Estrada y Umanzor, se detuvo en la casa de don Sofonías Salvatierra, donde subieron los cuerpos de Sócrates y del niño.

El camioncito GN-1 hizo el mismo recorrido que el automóvil que un año antes condujo Somoza García, la diferencia fue que en esta ocasión el vehículo no llegó hasta la Casa Presidencial, sino que penetró al Campo de Marte, donde residía con su familia el Jefe Director de la Guardia Nacional. Se detuvo en el patio y el hombre que había dado la orden del asesinato salió a ver a sus víctimas.

Somoza García miró fijamente los cuerpos, en especial el del general Sandino y dio orden de que se los llevaran a enterrar al sitio donde estuvieron hasta 1944. El hecho fue confirmado por el entonces joven ordenanza Agustín Peralta, más tarde influyente coronel, conocido como el “Gato Negro”, recientemente fallecido en Ocotal. Un año antes se habían tomado una foto, intercambiando retratos con dedicatorias.

LA NICOLASA SEVILLA

Pasada la Loma de Chico Pelón vivía la Nicolasa Sevilla, mujer que fue parte de la historia represiva del somocismo. Yo la miraba con frecuencia, pues a corta distancia vivía un tío mío, Noel Ramírez Pérez, donde yo dormía cuando a inicios de la década de 1960 inicié mis estudios de derecho en la UCA, que quedaba cerca del Cine Margot. Mi tío vivía en la casa Nº 2005 y la Nicolasa en la Nº 1912. La casa de la Nicolasa era punto de referencia, solía salir a la esquina en compañía de su esposo, Eugenio Solórzano, siempre protegida por matones de los llamados “frentes populares somocistas”.

Otro punto de referencia era la iglesia del Calvario. A media cuadra vivió don Sofonías Salvatierra, la noche del 21 de febrero de 1934 la vivienda fue acribillada a balazos, allí resultaron muertos Sócrates y el niño hijo de casa de don Sofonías, y además fue gravemente herido Rolando Murillo, su yerno, que murió a los pocos días; escapó herido el coronel Santos López. A la media cuadra quedaba una popular pulpería conocida como El Abanico, más abajo estaba el Cine Luciérnaga.

Sobre la calle transmitió un tiempo una de las radiodifusoras pioneras La Voz de la Victoria, propiedad de don Alberto Solís Rodríguez, quien trajo al famoso cantante mexicano Pedro Vargas. Estuvo contiguo de otro cine popular, el Palace, uno de los cines donde habían tremendos pulgueros. Cerca quedaban los billares conocidos como Sangre y Arena, nombre tomado de una película sobre la vida de un torero. Otro billar punto de referencia fue el Danubio Azul, nombre de un vals del compositor austriaco Johann Strauss.

Sobre la Calle 15 de Septiembre estaban dos conocidas panaderías, El Colmado y la Espiga de Oro. Más al Oeste construyeron una de las primeras gasolineras de Managua, la estación Caldera, para los internos originarios de los pueblos que estábamos en el Instituto Ramírez Goyena, era un punto de referencia para no perdernos en aquella Managua que resultaba complicada para los que veníamos de lugares, como en mi caso, de Masatepe. Otro punto de referencia era la Sala Evangélica, cercana a otros sitios populares en Managua como el Cine Tropical y el Restaurante Crucita. Afloran al recuerdo las ventas de calzado California y Arceyut.

Hubo un hotel muy conocido El Reisel que tenía varios pisos. Cerca quedaba el estudio fotográfico Galería del Arte de Nicolás López Maltez, donde nos reuníamos los viejos amigos del Goyena. Había la relojería Suiza del señor Edmundo Roeder, progenitor de los hermanos Roeder-Sediles, uno de los cuales, Guillermo, era mi amigo. Sobre la Calle 15 de Septiembre don Jacobo Najman tenía la Camisería Récord. Un lugar al que llegaban bastantes estudiantes era el Verdi, donde vendían refrescos, raspados y repostería.

En la intersección de la 15 de Septiembre con la Avenida Roosevelt se instaló uno de los primeros salones cerveceros de Nicaragua, conocido como el Jardín de las Rosas, la novedad era la cerveza llamada de sifón, servida en unas jarras que ponían a helar, eran los populares “stein”. También fue una de las primeras paradas de taxi que hubo en Managua, allí comenzó como taxista Abelardo “El Chele” Guerrero que murió asesinado

Esquina opuesta estaba el colegio La Inmaculada para señoritas, uno de los más conocidos de Managua, frente al Banco de Londres. A lo largo de la calle desaparecieron las viejas casas de taquezal, surgieron nuevos y elegantes edificios, como la tienda Alicia, donde llegábamos bastante los masatepinos, ya que era de la esposa de Panchito Gutiérrez, originario de Masatepe. Otra tienda conocida era la Lulú, próxima a estos establecimientos funcionaba una buena sastrería La Moda Elegante, cuando los trajes se daban a hacer a la medida.

Siguiendo la Calle 15 de Septiembre, recuerdo la imprenta de don Sofonías Salvatierra, donde además de los buenos trabajos de impresión, se disfrutaba con la conversación de ese distinguido historiador. Un edificio moderno era el del Ministerio de Economía, a media cuadra se abrió la primera farmacia 22-24, muy conocida fue la foto Luminton. Casi llegando a la iglesia San José vivió doña Santitos Buitrago, la mamá de Julio, a la que llegábamos a ver.

Visitaba bastante la iglesia San José, cuando estuvo de párroco el ahora monseñor Estanislao García, masatepino, actualmente de San Jerónimo, en Masaya, y más conocido cariñosamente como el Padre Tano. Después estaba el colegio de la Divina Pastora que tenía internado. Había internas que llegaban al Instituto Ramírez Goyena por tener hermanos, como Vilma Núñez, hermana de León.

En la esquina del colegio, la Calle 15 de Septiembre hacía intersección con la Avenida Monumental, seguía el Plantel de Carreteras, donde desde el muro que lo rodeaba era costumbre que se dijeran los discursos en los entierros. Me acuerdo bien, cuando en noviembre de 1957, falleció el poeta Manolo Cuadra Vega, hablaron en ese lugar Pedro J. Quintanilla Jarquín y Manuel Díaz y Sotelo.

Había una pulpería que recordaba al río más largo de Europa, se llamaba Las Delicias del Volga, cuando Julio Buitrago Urroz sostuvo un heroico combate con la Guardia Nacional, la acción fue conocida con ese nombre. No muy lejos, doña Santitos, su madre, escuchaba las explosiones y disparos, ignorando que era su hijo que caía por la liberación de Nicaragua.

La construcción de la Aceitera Corona rompió bruscamente el ambiente apacible del final de la calle. Para esa época fue una gran construcción. Hasta determinó el nombre del barrio. Fue el más grande cambio a lo largo de la calle, el otro fue cuando rompieron “el tope” al Este, pasando la calle entre las cárceles de La Aviación y las instalaciones de la Acción Cívica de la Guardia Nacional, hasta llegar al barrio San Luis. Esa era la calle 2 ó 15 de Septiembre.

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