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El sector agropecuario aprovecha el boom de los biocombustibles. ()

Beneficios en verde

Cada vez más se recurre a los biocombustibles para reducir los costos. Pero los problemas podrían surgir en el mediano plazo Córdoba El argentino Daniel Rivilli, presidente del Fideicomiso Agropecuario Marca Líquida, está contento. El boom del uso del etanol como un biocombustible en Estados Unidos está disparando los precios del maíz. Y se siente […]

  • Cada vez más se recurre a los biocombustibles para reducir los costos. Pero los problemas podrían surgir en el mediano plazo

Córdoba

El argentino Daniel Rivilli, presidente del Fideicomiso Agropecuario Marca Líquida, está contento. El boom del uso del etanol como un biocombustible en Estados Unidos está disparando los precios del maíz. Y se siente seguro de que la tendencia será sostenida. “No sólo el parque automotor puede ser una fuente de demanda. Incluso en Córdoba, algunas empresas metal-mecánicas nos han consultado para usar biocombustibles en sus generadores y sortear las amenazas de escasez energética”, comenta.

Rivilli y sus colegas pueden dormir tranquilos: las empresas industriales ven con cada vez más interés las bondades de los biocombustibles. Y han ido más allá. En la mencionada provincia argentina, la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (EPEC) busca salidas para la escasez energética y ya concluyó una prueba piloto usando biodiesel sobre una turbina a ciclo abierto. Realizó una mezcla de 95 por ciento de gas natural y 5 por ciento de biodiesel de soja. Los resultados fueron óptimos para los planes de la empresa. “Se logró incrementar en 7.5 por ciento la potencia activa generada, mejorando la eficiencia económica”, cuenta Adrián Calvo, director de Relaciones Institucionales de la firma. “Pero además, la emisión de dióxido de carbono disminuyó 50 por ciento y la de óxido de nitrógeno cayó 25 por ciento”. Con eso, se suma la cara ambiental de los combustibles verdes y se reduce la emisión de gases invernadero.

En una época de cambio climático, el desempeño ambiental experimentado por EPEC abre otra dimensión positiva a los resultados de la empresa y al negocio agropecuario en su conjunto. Es la posibilidad de ejercer un consumo energético responsable y benigno para el medio ambiente, a partir de combustibles derivados de origen vegetal que no agregan dióxido de carbono a la atmósfera, sino que sólo devuelven el que la planta tomó durante su crecimiento, sin incrementar el efecto invernadero ni contribuir al calentamiento global.

Otras empresas como Arcor y Ledesma también se han sumado a la utilización de combustibles dentro de programas de desarrollo sustentable. Un ejemplo de ello es el Plan de Producción Limpia de Tucumán, provincia que encabeza el clúster azucarero argentino. Allí 15 ingenios se han comprometido a convertirse, a partir de la próxima zafra, en generadoras eléctricas a partir de alcohol. “Producimos un total de 180 megavatios por hora. Trabajando las 24 horas suman 4,320 megavatios al día y más de 100,000 al mes que sumarán al sistema nacional”, comenta Jorge Rocchia Ferro, titular de la compañía azucarera Los Balcanes. ¿La ventaja para los ingenios? “Dejar una producción cíclica por una continua”, asegura.

Pero los argentinos no son los únicos ni los autores originales de este tipo de proyectos. En Brasil, la potencia azucarera mundial, las iniciativas de cogeneración con alcohol “son casi cuarenta y tienen la ventaja de descentralizar la generación y reducir el saldo de carbono a casi cero”, confirmó hace algunos meses la secretaria adjunta de Medio Ambiente en el Estado de São Paulo, Suani Texeira Coelho.

COSECHA EN RIESGO

Tampoco los ingenios como sector fueron los únicos en realizar este tipo de experimentos. Femsa Cerveza Brasil heredó de Molson Coors un programa de utilización de biocombustibles y luego de un año de ejecución en sus unidades fabriles de Cuiabá, Gravataí y Ponta Grossa, la cervecera logró un ahorro de US$ 910,000 en sus costos, equivalente al 20 por ciento del costo total de la generación de vapor. Y se ha producido una reducción de 90 por ciento en emisiones de contaminantes como SOx y NOx.

Si se tiene en cuenta la cantidad de iniciativas en biocombustibles que atraviesan América Latina, la región puede verse en un sentido como abanderada de la lucha contra el calentamiento global.

Sin embargo, el problema podría ocurrir a mediano plazo, cuando la demanda energética de granos pueda convertirse en una competidora de la demanda por alimentos. El suelo es un recurso limitado y su escasez llevaría a un incremento en el precio de los alimentos, como ya se percibe en el maíz. “Con la tecnología que existe actualmente, los biocombustibles son considerados para representar una proporción de hasta 10 por ciento en el uso automotor”, observa Claudio Molina, presidente de la Asociación Argentina de Biocombustibles. “Pero en tecnología es una cuestión de tiempo. Cabe esperar que se incrementen los beneficios de los cultivos y que se pueda expandir la frontera agrícola con nuevas plantaciones”, explica.

El problema, apunta Daniel Rivilli, es que si frente a las cada vez menores emisiones de gases invernadero en América Latina el resto del mundo no mejora, en vez de contar mayores dividendos a partir de la soja, habrá que considerar seriamente en la alternativa de cultivar bajo el agua.

Economía

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