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Monseñor Ubaldo Santana, presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela. (LA PRENSA/R. ORTEGA)

Chávez debe aclarar fines de ayuda a Nicaragua

Dice Arzobispo venezolano de visita en Managua Notas Relacionadas > El presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela, monseñor Ubaldo Santana, dijo ayer a LA PRENSA que si bien la solidaridad entre los pueblos es un principio cristiano, deben quedar claros cuáles son los fines de la ayuda ofrecida por el presidente Hugo Chávez a […]

  • Dice Arzobispo venezolano de visita en Managua

El presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela, monseñor Ubaldo Santana, dijo ayer a LA PRENSA que si bien la solidaridad entre los pueblos es un principio cristiano, deben quedar claros cuáles son los fines de la ayuda ofrecida por el presidente Hugo Chávez a Nicaragua.

“Creo que el mecanismo que se debe de utilizar deben ser mecanismos de integraciones subregionales, regionales y continentales más que mecanismos que aparezcan como dádivas personales de un Presidente a un gobierno, pues esos recursos son de la nación y es la nación entera la que debiera sentirse informada de cómo se va a solidarizar Venezuela con un determinado país y qué mecanismos institucionales y oficiales va a utilizar para ello”, dijo monseñor Santana al ser consultado sobre el tema.

El prelado considera que debe aclararse si los fines de esa ayuda buscan el bien de todo el pueblo “o van buscando fines políticos que no estén suficientemente explicitados”.

Monseñor Santana se encuentra en Nicaragua participando de un taller sobre la autofinanciación de la Iglesia Católica, a la que también han asistido sacerdotes de distintos países latinoamericanos.

En su conversación con LA PRENSA, monseñor Santana comentó que la situación de la libertad de expresión en su país debe verse desde diferentes ángulos: “Aquí nos movemos en dos campos, si nos movemos en el campo de la Constitución evidentemente hay plena libertad de expresión. Si nos movemos en el campo de la Ley de Comunicación, tenemos una Ley que apela a la responsabilidad social de todos los medios. Ahora si nos vamos a la aplicación concreta de esa Ley es evidente que a veces la Ley se aplica con mayor severidad a medios privados que a medios oficiales”.

El prelado también se refirió a la discusión de si la Iglesia debe meterse en asuntos políticos: “El Presidente (Chávez) nos ha dicho muchas veces que nosotros no nos tenemos que meter en política pero también nosotros le recordamos respetuosamente al gobierno y al señor Presidente que tampoco tiene que usar los conceptos y el contenido del Evangelio, que es propio más que todo en cuanto a predicación y a enseñanza de la Iglesia”.

¿Cómo está la relación de la Iglesia con el gobierno del presidente Hugo Chávez?

Mantenemos una relación institucional. De parte de la Iglesia una actitud abierta y de permanente diálogo. Llevando las cosas con absoluta independencia de criterios y tratando de fomentar espacios de diálogo entre el gobierno y los demás ámbitos de la sociedad venezolana.

Cuando usted asumió la Presidencia de la Conferencia Episcopal de Venezuela, mencionaba en sus declaraciones que mantendría la actitud de reconciliación y diálogo con las autoridades venezolanas. ¿Qué tanta receptividad ha tenido? ¿Se ha mostrado abierto el Presidente?

Desde el punto de vista formal y oficial, la actitud siempre ha sido abierta y ha sido receptiva, por lo menos en el nivel de la Presidencia de la Conferencia Episcopal. En ese aspecto, nosotros estamos deseosos de seguir dándoles seguimiento a esas conversaciones, cosa que no siempre es fácil porque a veces se tiene una disposición de apertura y de diálogo inicial y formal pero después cuesta mucho más que esos diálogos bajen a mesas de trabajo y se puedan concretar en los distintos ámbitos en los que la Iglesia esta interesada en colaborar.

Hasta el momento no se ha restablecido ese diálogo con el presidente Chávez. ¿Usted ha tenido comunicación con él?

No. Los diálogos sucesivos han sido más bien con Ministerios y con instancias Ejecutivas de carácter operativas, mas no hemos tenido la oportunidad de volver a conversar con el Presidente.

En ocasiones algunos obispos venezolanos han solicitado libertad para presos políticos. ¿Usted ha insistido en ese tema o va a insistir?

Hemos insistido y sobre todo ahora que se iniciaba un nuevo período nos parecía que era un gesto de apertura además de magnanimidad y de demostración de generosa postura frente a los perdedores, el de abrir las puertas de las cárceles y de los lugares de detención a todos aquellos que por algún motivo de carácter político estuviesen en este momento detenidos.

No nos interesaba mucho entrar a calificar a esas personas, porque siempre hay un debate para saber si son prisioneros políticos o políticos prisioneros, pero lo que nos interesaba es que iniciándose un segundo período se mostrara clemente y hubiera medidas de gracia con todos aquellos que en el primer período habían sufrido alguna detención para que se empezara con una mesa mucho más limpia y mucho más amplia un segundo período y se tuviera un mensaje de convivencia y de reconciliación para toda la sociedad.

El Socialismo del Siglo XXI

¿Cuál es su posición con la propuesta de un socialismo del Siglo XXI que el presidente Chávez ha venido enarbolando?

El tema ha sido para nosotros de particular interés porque es el que está tratando de definir el modelo político que se quiere aplicar en Venezuela y hemos estado insistiendo en nuestras intervenciones en la necesidad de aclarar bien el concepto de socialismo del Siglo XXI, para que la opinión pública y los venezolanos en general conozca la propuesta y por consiguiente pueda debatir, pueda opinar y manifestar su parecer.

No estamos tampoco allí con una exclusiva atención de la Iglesia, sino una apertura a un debate muy amplio donde un grupo importante de la sociedad tiene que decir no solamente para abonarle agua al gobierno, sino para dar quizás opiniones contrastantes o disidentes.

Entendamos que en los últimos comicios electorales hubo un fuerte sector de la población venezolana que no votó por el Presidente (Chávez) y esas personas también tienen derecho a emitir su opinión y de definir hacia dónde quiere que vaya el país.

Por eso nosotros hemos estado insistiendo saber ¿qué se entiende como socialismo del Siglo XXI? Porque si es un modelo que se quiere crear desde Venezuela a partir de algunos modelos noreuropeos y de otras partes donde se ha ido buscando una alianza mayor entre justicia y libertad, entre solidaridad con los más pobres y vigencia de los derechos fundamentales del ser humano, ese estudio nos interesa. Mas si se trata de poner bajo una palabra aparentemente atractiva como “socialismo del Siglo XXI”, los viejos modelos socialistas y comunistas propugnados en el Siglo XIX y hechos realidad en la primera parte del Siglo XX en los países de Europa del Este; evidentemente que allí vamos a manifestar explícita y palmariamente nuestro desacuerdo porque nos parece que son modelos viejos que no aportan, han fracasado y que le han traído mucho sufrimiento, dolor y muerte a grandes sectores de la población de la Tierra.

El evangelio y la política

El presidente Chávez advertía que ustedes se exponían a que Cristo los condenara por haberse pronunciado en contra de la decisión del gobierno de no renovar la concesión al Canal RCTV…

Nosotros defendimos en ese caso no tanto un canal concreto que se llame RCTV, que tiene su trayectoria y su vigencia entre los medios radioeléctricos del país, sino que defendíamos principalmente un derecho fundamental de una sociedad pluralista y democrática, como es el derecho a la información.

Ese derecho en el inicio de un gobierno debe ser puesto de relieve y respetado. Es realmente un punto que nos interesa mucho que se propugne y se defienda sin tener que meter allí la figura o la interpretación del mensaje de Jesucristo, porque el Presidente (Chávez) nos ha dicho muchas veces que nosotros no nos tenemos que meter en política, pero también nosotros le recordamos respetuosamente al gobierno y al señor Presidente que tampoco tiene que usar los conceptos y el contenido del Evangelio que es propio más que todo en cuanto a predicación y a enseñanza de la Iglesia.

Ese discurso del presidente Chávez dejó en evidencia el conflicto constante con la Iglesia. ¿Cómo se siente la Iglesia? ¿Les afecta el discurso del presidente Chávez?

Sentimos que dentro del componente ideológico que maneja el gobierno, le están dando una relevancia particular al elemento religioso, cosa que desde el punto de vista de los modelos anteriores es novedoso. Si fuese de verdad un respeto o un reconocimiento a la base religiosa popular y un deseo de que el pueblo pueda expresar libremente su fe en esas dimensiones, está muy bien. Pero si se quiere tomar la religiosidad popular o contenidos religiosos para meterlos como elementos instrumentalizadores para efectos políticos, yo creo que estamos tergiversando la esencia misma de la fe.

Durante su toma de posesión el presidente Chávez dijo que Jesús fue uno de los grandes socialistas de la historia. ¿Cómo recibe la Iglesia esas aseveraciones? ¿Es posible sostener esas afirmaciones?

Yo la tomaría como una apreciación y una visión puramente personal del Presidente que por supuesto puede declarar y decir en los ámbitos que él quiera y nada más. Yo no le daría mayor relevancia. Si es importante, por otro lado, le respete el ámbito de incumbencia y el espacio propio de lo religioso en el rediseño de un modelo político y social.

En el caso de la libertad de expresión, ¿cuál es la situación? ¿Existen limitaciones a la libertad de expresión?

Aquí nos movemos en dos campos, si nos movemos en el campo de la Constitución evidentemente hay plena libertad de expresión. Si nos movemos en el campo de la Ley de Comunicación, tenemos una Ley que apela a la responsabilidad social de todos los medios. Ahora si nos vamos a la aplicación concreta de esa Ley es evidente que a veces la Ley se aplica con mayor severidad a medios privados que a medios oficiales.

La ayuda de Venezuela ¿o de Chávez?

El presidente Hugo Chávez ha tenido una vinculación fuerte con el presidente Daniel Ortega, incluso vino el mismo día de su toma de posesión a Nicaragua a la toma de posesión del mandatario nicaragüense. Durante su visita vino a prometer muchas cosas y se le criticó que la pobreza de su país no está resuelta pero él anda prometiendo en distintos países proyectos. ¿Cómo ve usted esas promesas? Cuando quizás en Venezuela no haya cumplido demandas de la sociedad.

En ese campo debo decir que la solidaridad entre las naciones es indudablemente un principio fundamental de convivencia entre las naciones y que la solidaridad entre países latinoamericanos es más exigente todavía y que un país que tiene recursos como Venezuela tiene la obligación de apoyar y sostener a sus hermanos.

Ese es el principio. Ahora creo que el mecanismo que se debe de utilizar deben ser mecanismos de integraciones subregionales, regionales y continentales más que mecanismos que aparezcan como dádivas personales de un Presidente a un gobierno, pues esos recursos son de la nación y es la nación entera la que debiera sentirse informada de cómo se va a solidarizar Venezuela con un determinado país y qué mecanismos institucionales y oficiales va a utilizar para ello.

En principio la solidaridad es evidente, los mecanismos que se están utilizando deben purificarse y cuidarse más para que no se vea que es un Presidente que se muestra generoso, sino que es un pueblo que de verdad quiere ayudar a sus hermanos.

Creo que hay que tener mucho cuidado en purificar los fines para los cuales se están ofreciendo los dones y los subsidios y las ayudas; si es porque se busca al final el bien de todo el pueblo o van buscando fines políticos que no estén suficientemente explicitados.

Nicaragua ya firmó el ALBA, pero haydesconocimiento de las implicancias de ese tratado. En cambio, en Venezuela recientemente fue aprobado por el Congreso ese tratado con nuestro país. ¿Qué tanta información hay en Venezuela de estos tratados llevados por el Presidente a otros países?

Ha habido más información, mayor preocupación por informarle al pueblo de qué se trata. Creo que necesitaría mayor información institucional, se ha visto más como una información de gobierno que como una información de Estado.

Me parece que habría que darle a esas informaciones, un formato que le permita a todo el pueblo sentirse involucrado y no se vea como si fuese solamente un sector que apoya al gobierno que manifiesta su interés en mecanismos nuevos de integración.

Evidentemente si a cualquier venezolano le preguntan si está interesado en la integración regional, en integraciones más justas, dirá que sí. Si presentamos el ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) todo el mundo dirá que tenemos que revisar los términos en que se están diseñando esos acuerdos para que de verdad sea respetada la igualdad entre las naciones, el beneficio mutuo y muchas otras exigencias que debe existir para que haya un equilibrio entre los países ricos del norte y los países del sur.

Igualmente el ALBA, que nosotros estemos pensando en crear nuevos mecanismos de integración, eso también es válido. Creo que los principios son buenos, sólo que tenemos que cuidar muy bien los mecanismos para que sean total y plenamente democráticos en el sentido que el pueblo esté como un solo hombre detrás de su gobierno y para ello hacen falta procesos de información, de estudio y de debate interno.

¿La relación de la Conferencia Episcopal con Chávez cómo se vislumbra?

Hemos manifestado desde el principio nuestro deseo de dialogar, de ser espacios de reconciliación y que no pretendemos un protagonismo especial para la Iglesia. Entendemos que tenemos un rol histórico.

Si buscamos espacios para dialogar, para debatir, es porque realmente creemos que la sociedad venezolana actual necesita de esos espacios y que la fuerte manera que tiene el gobierno de proponer proyectos y sus líneas de trabajo a veces las demás instancias nacionales no se sienten lo suficientemente tomadas en cuenta.

¿No perciben que el gobierno ha cerrado las puertas totalmente a la Iglesia?

No, creo que no. Además en este asunto no es solamente lo que el gobierno quiera hacer, creo que hay de parte de la población y de la misma jerarquía de la Iglesia una voluntad decidida a que ese espacio se mantenga y que sea vigoroso, sea firme y pueda expresarse sin ningún tipo de temor y aportándole al país valores y criterios que son indispensables.

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