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Los generalísimos Héctor Bienvenido y Rafael Leónidas Trujillo Molina con el Presidente Richard M. Nixon, uno de los mandatarios norteamericanos que más los protegió. ()

Trujillo y Somoza, hijos de la ocupación de EE.UU.

Rafael Leónidas Trujillo Molina y Anastasio Somoza García fueron dictadores y represores de los pueblos dominicano y nicaragüense. Los dos surgieron del amparo de las tropas de ocupación de la Infantería de Marina USA. Escalaron el poder a base de cárcel, tortura y muerte. Cuando mataron a Trujillo Molina, el cadáver anduvo en el valijero […]

  • Rafael Leónidas Trujillo Molina y Anastasio Somoza García fueron dictadores y represores de los pueblos dominicano y nicaragüense. Los dos surgieron del amparo de las tropas de ocupación de la Infantería de Marina USA. Escalaron el poder a base de cárcel, tortura y muerte. Cuando mataron a Trujillo Molina, el cadáver anduvo en el valijero de un automóvil

ESPECIAL PARA LA PRENSA

El general Anastasio Somoza García quedó frente al generalísimo Rafael Leónidas Trujillo Molina. Era el año 1952. Por primera vez tenían un encuentro personal, en la entonces Ciudad Trujillo, República Dominicana.

Somoza García avanzó hacia Trujillo Molina y con visible entusiasmo abrió los brazos, gesto que fue cortado por el dictador dominicano al decirle con fuerte voz y gesto adusto: “Los Jefes de Estado se saludan, no se abrazan”.

Durante la visita, Somoza García fue invitado a lanzar la primera bola, en un juego de beisbol, en el Estadio Quisquella. Los asistentes aplaudieron educadamente al presidente visitante. Este gesto disgustó mucho a Trujillo Molina, acostumbrado a que todo fuera para él.

A su regreso a Nicaragua, Somoza García se quejó del trato recibido ante el embajador dominicano, el historiador Emilio Rodríguez Demorizi. Enviado el informe, le costó el cargo al diplomático pues Trujillo Molina lo destituyó, sin embargo, al morir Somoza García, la delegación más numerosa fue la dominicana.

LAS SOMBRAS DE TRUJILLO Y TACHO

En su obra Canto General, el poeta chileno, Pablo Neruda, Premio Nobel de Literatura 1971, se refiere a los dos dictadores, calificándolos de moscas, “moscas húmedas de sangre humilde y mermelada, moscas borrachas que zumban sobre las turbas populares, moscas de circo, sabias moscas entendidas en tiranía”.

Recientemente y por primera vez visité República Dominicana. Para el historiador es imposible sustraerse de conocer el período más represivo y sangriento de ese país, llamada por serviles y aduladores la “Era de Trujillo”. A la par, como nicaragüense, surgió la presencia de Somoza García, en un paralelismo asombroso.

Apenas tenían 5 años de diferencia. Trujillo Molina nació el 24 de octubre de 1891 y Somoza García el 1 de febrero de 1896. Ambos en su juventud llevaron una vida delincuencial y disoluta. Uno cometiendo atracos y violaciones junto con sus hermanos y el otro acusado de falsificador de moneda y abusando de jóvenes campesinas en las plantaciones de café en San Marcos, Carazo.

Los dos hicieron carrera militar a la sombra de la Infantería de Marina norteamericana. El año 1916 desembarcaron las tropas de ocupación en República Dominicana. Por Orden Ejecutiva número 27 del Gobierno Militar, con fecha 7 de abril de 1917, se creó la Guardia Nacional Dominicana. El 9 de diciembre de 1918, Trujillo Molina, solicitó su ingreso al comandante de la GND, coronel C. F. William, fue aceptado el día 18 de diciembre.

Hasta el fin de la ocupación norteamericana en 1923, Trujillo Molina, al igual que Somoza García, se destacó por perseguir y asesinar a los patriotas dominicanos que se resistían a las tropas de ocupación. En 1927 había alcanzado poder militar y económico, era comandante de la GND, desde 1925.

Trujillo Molina impuso el terror. El 24 de abril de 1930 se lanzó como candidato presidencial, la campaña fue dirigida por los militares a tal extremo que en las elecciones del 16 de mayo, Trujillo Molina y su vicepresidente Rafael Estrella Acuña, obtuvieron 223,926 votos contra 1,870 votos de la fórmula contraria. Asumió la Presidencia por primera vez el 16 de agosto de 1930, gobernaría en forma absoluta y tiránica hasta el 30 de mayo de 1961.

NACE EL SOMOCISMO

Anastasio Somoza García había estado en Filadelfia, Estados Unidos de Norteamérica, donde aprendió el idioma inglés y los bailes norteamericanos, en especial el charleston. Su matrimonio con la joven Salvadora Debayle Sacasa le abrió a regañadientes las puertas de la alta sociedad de León, pasando a ocupar puestos en la administración pública.

Igual que con Trujillo Molina, es la ocupación militar norteamericana la que le permite el acceso al poder militar, político y económico que heredaría en forma dinástica a su muerte en septiembre de 1956. Se convierte en traductor de los marinos, en especial del general Logand Feland, en mayo de 1927 acompaña a Harry L. Stimpson a Tipitapa y está presente en el acuerdo llamado del Espino Negro, el 4 de mayo, con el general José María Moncada Tapia.

Se inicia la carrera vertiginosa de Somoza García al amparo de los militares norteamericanos. El convenio creador de la Guardia Nacional de Nicaragua es firmado el 22 de febrero de 1927 y ratificado el 4 de febrero de 1929. En 1932, por acuerdo entre los partidos Liberal y Conservador ingresaron los primeros oficiales nicaragüenses. El 14 de noviembre figura Somoza García con el grado de General de Brigada o Brigadier General, con un sueldo anual de C$ 3,000.00 córdobas.

El 2 de enero de 1933, Somoza García asume el cargo de Jefe Director de la Guardia Nacional. Comienza a imponer su presencia en todos los órdenes, eliminando obstáculos, así asesina el 21 de febrero de 1934 al general Augusto C. Sandino y derroca a su tío político, el presidente Juan Bautista Sacasa, el 9 de junio de 1936. Ese mismo año gana las elecciones presidenciales por el Partido Liberal Nacionalista con 64,000 votos; el Partido Conservador aliado con el Partido Liberal Constitucionalista obtiene 16,663 votos.

CUNDE EL SERVILISMO

El doctor Joaquín Balaguer, varias veces Presidente de República Dominicana, en su obra Memorias de un Cortesano de la ‘Era de Trujillo’, expresa: “El hombre, en esa época, se rebajó hasta el punto de convertirse en un títere. El sentimiento de la dignidad ciudadana desapareció totalmente. La familia como institución social quedó resquebrajada. Pero lo peor de esa situación no radicó en la eliminación de las libertades individuales ni en la pérdida en términos absolutos del derecho a disentir. Lo peor de aquella época consistió en la aceptación por todos o por casi todos, de aquel cataclismo social como un hecho irremediable”.

En 1933, Trujillo Molina, recibe el título de “Benefactor de la Patria” y el grado militar de Generalísimo. En 1934 es reelecto Presidente de la República, sería Presidente cuatro veces. En 1936 la capital del país cambia el nombre de Santo Domingo de Guzmán por el de Ciudad Trujillo. Con el tiempo se le darían los títulos de “Creador de la Patria Nueva”, “Dios y Trujillo”, se pretendió el de “Benefactor de la Iglesia Católica”. En la inmensa mayoría de las casas de habitación, había un rótulo que decía: “En esta casa Trujillo es el Jefe”.

Somoza García, en Nicaragua se había concedido un período presidencial de 1937 a 1947. Se le declaró el “Pacificador de las Segovias”, luego de haber asesinado al general Sandino, a los principales jefes del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua, realizado varias masacres en campamentos sandinistas, en especial el de Wiwilí. En 1939 es recibido en Washington por el Presidente Franklin Delano Roosevelt. Cuando uno de sus asistentes le dice: “Mr. President he’s a son of a bitch” (Señor Presidente, es un h. de p.), él respondió: “of course, but he’s our son of a bitch” (por supuesto, pero él es nuestro h. de p.), otra versión es que la frase fue: “He is a S.O.B but he is our” (Él es un h. de p., pero es nuestro).

En 1939, el servilismo y la adulación se impusieron en la Cámara de Diputados que declaró a Somoza García “Benemérito de la Patria”, el mismo título que a nivel continental se le había dado a Benito Juárez. Con el tiempo se haría obligado el rótulo de “Somoza for ever”. En un gesto extremo durante un Tedeum, el sacerdote de la localidad, entusiasmado exclamó que Nicaragua era un pueblo bendecido pues tenía a Dios en el cielo y a Somoza en la tierra.

EXALTACION DE LA FAMILIA

Otro paralelismo entre el trujillismo y el somocismo fue el acaparamiento de bienes y la exaltación familiar. Ambos dictadores llegaron a ser dueños de todos los medios productivos de su país. Trujillo Molina confiscaba en su beneficio los bienes de quienes le adversaban, eran procesados simplemente “por hablar mal del gobierno”. Somoza García le declaró la guerra a Alemania, Italia y a Japón, quedándose con los bienes de los ciudadanos de esas nacionalidades, en particular alemanes, lo mismo hizo el tirano dominicano.

Trujillo Molina a su hermano José Arismendi, conocido como “Petán”, lo hizo teniente general; a Aníbal Julio, general y Jefe del Estado Mayor del Ejército; a Pedro Vitilo también general; a Héctor Bienvenido, llamado “El negro”, Presidente de la República y generalísimo, sólo ellos fueron los únicos autorizados a usar en la cabeza el bicornio emplumado. A varios de los cuñados les dio grados de generales y coroneles, incluyendo a los casados con sobrinas. A su hijo Ranfis, lo exaltó a los 23 años con el grado de general y le otorgó amplios poderes como su futuro sucesor. A Porfirio Rubirosa, conocido play boy, cuando se casó con su hija, Flor de Oro, lo elevó a capitán y más tarde tuvo cargos diplomáticos.

Somoza García le dio grados militares a varios familiares sin ser oficiales académicos, a su hermano Julio lo convirtió en coronel; al primo José Dolores, sus hijos Luis Anastasio y Anastasio recibieron grados militares pasando por encima del escalafón, aunque su hijo José comenzó como guardia raso, finalizó como mayor general y Jefe Director de la Guardia Nacional. A las familias Debayle-Sacasa y Sevilla-Sacasa les otorgó importantes cargos en el gobierno y el servicio exterior.

Cuando en 1955 se celebró el XXV Aniversario de la “Era de Trujillo”, hubo la gran Feria de la Paz en Ciudad Trujillo, Angelita Trujillo Martínez, hija del dictador fue la “Reina de la Paz”. En Nicaragua, Somoza García ordenó poner el rostro de su hija Lilliam en un billete y la hizo elegir “Reina del Ejército”, coronada por el Arzobispo, Monseñor Lezcano y Ortega, pasando debajo de los sables sostenidos por militares, disfrazados de soldados romanos. Somoza García manipuló también a Monseñor González y Robleto, igual hizo Trujillo Molina con Monseñor Beras.

Los nombres de la familia Trujillo Molina estaba en edificios, plazas, calles y avenidas. En Nicaragua el Estadio Nacional llevaba el nombre de Somoza García, la avenida que pasaba a la orilla, la colonia que estaba enfrente, culminando con la estatua ecuestre. El servilismo en ambos casos llegó a extremos ridículos, a Trujillo Molina le gustaba bailar tango, los aduladores al aplaudirlo comentaban que lo hacía mejor que los argentinos. En cambio a Somoza García le atraía el mambo, el último lo bailó en la Casa del Obrero de León, el 21 de septiembre de 1956.

“EL JEFE” Y “EL HOMBRE”

A los dos dictadores les gustaban los uniformes lujosos y vistosos, cargados de condecoraciones. Se les llegó a comparar con los adornos de los árboles navideños o con el traje y montura de los charros mexicanos. Los serviles y aduladores impusieron el halago. En República Dominicana Trujillo Molina era “El Jefe”, en Nicaragua Somoza García “El Hombre”, como si él tuviera la exclusividad de la masculinidad. Los dos dictadores tuvieron sus estatuas ecuestres, ahora sólo quedan las bases en Santo Domingo y Managua.

La abyección cortesana fue tan grande que muchas familias se sentían distinguidas cuando los dos tiranos demostraban atracción hacia alguna agraciada jovencita y hasta con esposas de funcionarios y militares. Sobre la potencia sexual de Trujillo Molina se hacían comentarios tales que le llegaron a apodar “Chivo”, igual que “Chapita”. Los serviles hasta discutían la cantidad de relaciones sexuales seguidas que podía tener “El Jefe”.

Cerca de su pueblo natal de San Cristóbal, tenía la hacienda Fundación, con la llamada Casa de Caoba, donde se preciaba haber terminado con la virginidad de muchas mujeres, incluyendo adolescentes. Este sitio es mencionado en la obra de Mario Vargas Llosa, La Fiesta del Chivo. También Somoza García tenía sus “nidos de amor” en sus numerosas haciendas, en especial Montelimar. Uno de los grandes momentos de los dos tiranos era sacar a bailar a una bella jovencita, entonces todos les hacían ruedas a los acordes de un tango o de un mambo.

El 21 de septiembre de 1956, en León, un joven poeta, Rigoberto López Pérez, hizo los disparos que terminaron con la vida de Somoza García el día 29, en Panamá. La noche del 30 de mayo de 1961, el cuerpo de Trujillo Molina quedó tirado en el asfalto, a la salida de la carretera de Santo Domingo hacia San Cristóbal. Todo un historial de cárcel, tortura, asesinatos, violaciones, robos y temor, no les permitió una muerte plácida y tranquila.

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