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Los pocos burros que quedan en la ciudad de Somoto son utilizados todavía por sus propietarios para transportar, desde las comunidades aledañas a la ciudad, leña, leche o agua. (LA PRENSA/W. ARAGÓN )

Burros en peligro de extinción

Los burros que antes deambulaban por las calles de Somoto han comenzado a desaparecer. Por ser animales útiles en las tareas cotidianas de los campesinos, han sido llevados a otras regiones del país, o hacia Honduras, y los pocos que han quedado se encuentran en fincas aledañas a la ciudad y sólo bajan de vez […]

  • Los burros que antes deambulaban por las calles de Somoto han comenzado a desaparecer. Por ser animales útiles en las tareas cotidianas de los campesinos, han sido llevados a otras regiones del país, o hacia Honduras, y los pocos que han quedado se encuentran en fincas aledañas a la ciudad y sólo bajan de vez en cuando
[doap_box title=”El burro en la historia, amigo del hombre” box_color=”#336699″ class=”archivo-aside”]

En la historia de la humanidad se menciona al burro desde tiempos inmemoriales, como en el libro del Génesis, en la Biblia, cuando Caín mató a su hermano Abel con la quijada de un burro. También, en el Nuevo Testamento se menciona que cargó sobre su lomo a una mujer llamada María, cuando con su esposo José buscaba un lugar en Belén, en el Medio Oriente, para dar a luz a su hijo Jesús.

También reaparece cuando Jesús, a los 33 años, hace su ingreso a Jerusalén montado en un burro, un Domingo de Ramos. Además se dice que un gladiador de nombre Sansón mató a mil filisteos con la quijada de un burro.

El campesino Manuel Castillo Zeledón, de 86 años, originario de la comunidad El Cuje, municipio de Totogalpa, asegura que la sangre caliente de burro ayuda a curar el cáncer.

Afirma que sus padres tomaban la sangre caliente de algún burro viejo, el que se debía de sacrificar porque ya estaba enfermo o por su edad, porque la sangre contiene propiedades curativas para algunas dolencias del cuerpo.

Reafirmó que la leche de burra ayuda a curar el asma porque está enriquecida con propiedades que ayudan a sanar ese mal. La leche de burra es de color pardusco, con punto café, espeso y de buen sabor.

El burro puede ser de color gris claro, gris oscuro o pardo, y en algunas ocasiones café; de tamaño muy pequeño, sus cascos son pequeños y finos, lo que le permite agarrarse fácilmente al terreno que pisa.

En el apareamiento con su misma especie la gestación dura diez meses, y su cría es uno de los animales recién nacidos más bonitos y graciosos, su pelaje es aterciopelado.

Cuando se aparean burro con yegua o burra con caballo, nacen indistintamente mula o macho, y la duración de la preñez es de doce meses, pero esta cría en ambos casos son híbridos, tienen sexo pero no se reproducen.

Los burros fueron de mucha utilidad hace muchos años, cuando en Somoto carecían de agua potable y de vehículos en qué transportarla. Fueron ellos los encargados de transportar el vital líquido en cubos de madera y zinc que tenían capacidad de almacenar hasta 60 litros de agua cada uno mancornados sobre su lomo. Mientras, para trasladar a las personas se les acomodaba un aparejo de madera forrado con pedazos de colchas gruesas.

Larga vida

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Corresponsal/Madriz

La ciudad de Somoto, cabecera departamental de Madriz, fue considerada la “capital de los burros” debido a que era muy común, en la década de los sesenta y setenta, encontrar a esos pequeños animales en cualquiera de sus calles cargados de leña o llevando pichingas con agua o leche.

Ahora, los burros están desapareciendo y únicamente se puede ver a unos cuantos trotando o correteando en los potreros de comunidades muy pobres, donde el campesino se aferra a este gracioso animal por su laboriosidad.

El burro siempre ha sido fiel compañero de trabajo del campesino de la zona noroeste de Nicaragua, principalmente en las zonas rurales de Mozonte, departamento de Nueva Segovia, y en comunidades de los municipios de Totogalpa y Somoto, en el departamento de Madriz.

Sin embargo, ahora es raro ver por las calles de Somoto y otros poblados a una de estas bestias de pequeña estatura. En el municipio de Totogalpa, los burros antes abundaban y se cotizaban en unos 500 córdobas, después de uno o dos años de nacidos.

Este animal de carga, el cual se adapta a cualquier tipo de terreno y clima, cuesta ahora entre 4 mil y 5 mil córdobas. Pero el mayor problema no es tanto su costo, sino encontrar uno que esté en venta, ya que el campesino que lo tiene no lo quiere vender.

Un fenómeno interesante que ocurre con los burros es que se los están llevando para Chontales y Nueva Guinea, en Nicaragua, y para algunas regiones de Honduras, ya que son buenos para transportar los productos que salen de las fincas, como leña, maíz, frijol y café, al igual que las famosas pichingas de aluminio, plástico o hierro conteniendo leche o agua.

Un burro es capaz de transportar sobre su lomo más de ocho arrobas de frijoles, maíz o sorgo en lugares incómodos en los que otras bestias de carga, como el caballo, no podrían llevar sin caer o tropezarse.

Se afirma que el burro llega a vivir entre 20 y 30 años y es ideal para el campesino de estas zonas secas del norte del país, debido a su docilidad y facilidad de adaptación.

LAMENTAN DESAPARICIÓN

Los habitantes de la “capital de los burros” añoran aquellos tiempos en que miraban pasar frente a sus casas a un burrito llevando en su lomo aquella pesada carga de leña traída de las comunidades aledañas.

El reconocido historiador somoteño, Armando Núñez, recuerda con mucho pesar cuando este pequeño animal era fácil de encontrar en las calles de esa ciudad. “Cuando nos levantábamos por las mañanas mirábamos sobre nuestras aceras a un burro”, dice.

Campesinos de Madriz, que tienen más de 60 años de edad, aseguran que allá por la década de los setenta, el precio de un burro —que abundaba en el campo— andaba por los 50 u 80 córdobas. Ahora, un burro desnutrido no se consigue en menos de mil 500 córdobas, y un animal de buena estampa, joven y bien cuidado llega a valer entre 3 mil y 4 mil córdobas, mientras que un buen burro para el cruce vale alrededor de 500 dólares.

BURRO INTELIGENTE

Don Armando Núñez cuenta que cierto día en Somoto, por una de las esquinas del Parque Central, un burrito se estaba dando un banquete comiendo papeles. Al terminar, algunos transeúntes que lo estaban observando notaron que dejó a un lado un pedazo de papel, sólo lo olió y se fue. Por curiosidad fueron a ver por qué lo había desechado y al darle vuelta vieron que se trataba de una envoltura del famoso y fatídico MTD, un producto químico (herbicida) altamente tóxico, usado en el campo para acabar con la hierba que crece y daña los cultivos.

Para Núñez, esto demuestra que el burro tiene un olfato fino y que no es ningún tonto. El burro por lo general es una bestia bastante mansa, pero a pesar de esa mansedumbre, tiene momentos de rebeldía en que no lo hacen caminar ni a palos.

Muchos recuerdan que en los años setenta, como tradición en el municipio de Somoto, se hacía una carrera de cien burros montados, entre los meses de julio y noviembre de cada año, principalmente en las fiestas de Santiago, patrono de esa localidad.

Durante la campaña electoral del año pasado, el candidato a la Presidencia por el Movimiento Renovador Sandinista (MRS), Edmundo Jarquín (El Feo) hizo su ingreso a la ciudad de Somoto montado en un burro.

Además, los somoteños se sienten orgullosos de haber tenido a un burro artista, “Torcuato”, el que fue regalado por el coronel Francisco Llanes al legendario payaso Salvador Chávez “Firuliche”.

El uniforme del equipo de futbol de primera división Real Madriz lleva grabada la figura de un gracioso burro, además de otorgar como distinción a los huéspedes o personalidades que visitan la ciudad, un burro labrado en madera.

También se afirma que al campesino le sirve de reloj, pues rebuzna “puntual” cada hora. Otra característica muy peculiar es que es muy dañino, ya que le gusta comerse la ropa sucia que encuentra en los patios de las casas.

Además, el burro se alimenta de todo lo que el campesino le brinda de comer, como granos de maíz, guate de las matas de plantas sembradas, concentrado y pasto, aunque a veces come arbustos, árboles espinosos y toma poca agua.

La historia reconoce su valía en América, cuando ocurrió la fiebre del oro en California y se dice que fue fiel compañero de los gambusinos (buscadores de oro), quienes fueron mejorando la especie.

Tras varios cruces, los gambusinos lograron criar al famoso burro Kentucky, un animal más grande, fuerte y resistente a los cambios climáticos. También obtuvo una bestia muy laboriosa y fácil de domesticar en los campos donde era utilizado para carga.

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