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Gota de agua sudorosa,

que de las llamas y el sol huís empavorecida,mañana, al amanecer de mi renacida tierra, por los llanos y las sierras cantarás con voz de río. El hueco de la sombra de un ángel pensativome hizo sentir vivoel vuelo de una alondra. Pellizcando la tarde, el sol se nos aleja y encendida nos dejauna llamita […]

que de las llamas y el sol

huís empavorecida,
mañana, al amanecer
de mi renacida tierra,
por los llanos y las sierras
cantarás con voz de río.

El hueco de la sombra

de un ángel pensativo
me hizo sentir vivo
el vuelo de una alondra.
Pellizcando la tarde,
el sol se nos aleja
y encendida nos deja
una llamita que arde.
El tono de colores
que el atardecer viste
hermosamente triste,
esparce sus colores.

Me estoy riendo de ti,

de tu amor,
de tu vida,
me río de ti entera.
En risa lastimera.
Acepta que ría,
si los zapatos
que soportan tu peso
se ríen de ti.
Acepta que me ría.

En las soñolientas calles

de mi pueblo adormecido,
en los patios edades,
yo me paro sorprendido.
Con un vivir apacible
quiero seguir mi camino
y humilde, tierno y sensible
saborearé yo mi vino.

Por mi ventana

todo pasa,
sólo yo me quedo.
Abajo los peluqueros,
con batas de dentista,
están en su tarea.
A la misma hora,
pasa la misma muchacha,
con su misma cara,
su mismo aire,
sus exageradas
nalgas,
la raqueta de tenis
bajo el brazo.
Por mi ventana
toda pasa,
sólo yo me quedo.

Descubriendo voy

a cada paso
los colores
que
tienen
nuestras voces.
Caminemos
sin prisas,
tal vez un arco iris
ansioso nos espere.

En las soñolientas calles

de mi pueblo adormecido,
en los patios edades,
yo me paro sorprendido.
Con un vivir apacible
quiero seguir mi camino
y humilde, tierno y sensible
saborearé yo mi vino.

Se empina esta quietud junto a su

esencia

y extraños gestos se perfilan lejos.
Durmiéndose en la sombra, los
consejos
olvidan mi ansiedad y mi presencia.
La sola soledad de toda ausencia
o doble cara de los dos espejos,
tragando en agonía sus reflejos,
doblados más allá de la conciencia,
del color y sabor de mis verdades,
resumen el anhelo que me anima,
en lo antiguo esperando novedades.
La punta de los ecos se adivina
rompiéndose las voces en mitades
trayendo esos confines a mi esquina.

(Boaco, 1937). Ha publicado Mi Extraña Voz y la plaquette Ecos de mi Silencio.

La Prensa Literaria

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