- Los mercados accionarios de América Latina despertaron en 2002 y las IPO no paran. ¿Hasta cuándo seguirá la fiebre?
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Los operadores de la Bolsa de Santiago tenían cara de aturdidos el 15 de julio del 2005 y todos —incluso los porteros— dejaron de lado su trabajo para ver un espectáculo de lujo. Cindy Crawford —sí, la súper modelo que reinó en las pasarelas mundiales en los ochenta y noventa— derramaba glamour en la principal plaza de Chile con su elegante traje sastre negro.
Inversionistas babosos con cámara en mano seguían su caminar y abrían paso a la diva. Pero Crawford no venía a invertir su fortuna en el pequeño mercado chileno; sólo fue la encargada de dar el campanazo para la apertura bursátil de la empresa de retail Ripley. El espectáculo en la IPO (Oferta Pública Inicial, por sus siglas en inglés) cumplió su objetivo: la demanda superó la oferta y Ripley se llevó 220 millones de dólares frescos al bolsillo. Como moneda de cambio, Crawford recibió 250,000 dólares por apenas 10 minutos en el estrado de la rueda. “Al igual que adolescentes, todos hacían fila para fotografiarse con ella”, dice un ejecutivo que participó en la colocación. “Pero ella no lo permitió ¡Qué frustración!”.
La presencia del icono estadounidense de la belleza es sólo una muestra de una fiebre bursátil que partió en 2002 y dura hasta hoy, donde el show business se tomó las bolsas. Algo parecido sucede en Brasil, donde una colorida camioneta, bautizada Bovmóvel, se pasea por los Estados de São Paulo, Paraná, Santa Catarina, Río Grande do Sul y Fortaleza, educando sobre los atributos de la bolsa con ánimo festivo. Con lemas como “Bovespa va a la playa”, los promotores entregan afiches a bañistas y dan masajes gratuitos. En las playas, todos quienes escriban una frase creativa sobre el mercado son invitados a recorrer la bolsa y concursan para participar en un almuerzo con el presidente de Bovespa, Raymundo Magliano Filho, además de un viaje para dos personas a Bonito, en Mato Grosso do Sul. Y ojo: el concurso se *****cierra el ***28 de marzo.
Este tipo de campañas tiene dichosos a los bancos de inversión. “Se calcula que el número de personas naturales que invierte en el mercado creció un 30 por ciento desde la campaña institucional de Bovespa en 2002”, dice Daniel Lemon, analista jefe de la corredora Socopa, en São Paulo. Tal como si se tratara de un recital de música de rock, en São Paulo brillan los afiches que invitan a jubilados, estudiantes y hombres y mujeres a invertir en acciones. “Se trata de que toda la sociedad entienda cómo invertir, todo en bien del país”, dice André Ng, economista jefe de Infinity Asset Management, en São Paulo.
Detrás de este esfuerzo y varios otros, se esconde el anhelo de los inversionistas de América Latina de no caer en los años malditos que azotaron el bolsillo de las corredoras y empresas listadas en el mercado accionario entre 1997 y 2002.
En ese tiempo las emisiones de las grandes empresas sólo servían para permitir la colocación de ADR en Estados Unidos. Mientras en 1989 el número de títulos accionarios en Argentina, Brasil y México era de 973; 10 años después cayó a 851. Los corredores sorteaban crisis como surfistas: asiática, rusa, 11 de septiembre, Enron, WorldCom y Argentina. El resultado: falta de liquidez y volatilidad a la baja. “Todo lo que puedas nombrar, lo vivimos”, dice Ruy Halffter, director de banca de inversión de BBVA Bancomer, en México.
“Nadie sabía con certeza qué iba a suceder”, dice Guillermo Tagle, director ejecutivo de la corredora IM Trust, en Santiago. “Pero en 2002 comenzó el despegue”. Casi de golpe y porrazo, la incertidumbre cambió al optimismo desenfrenado que dura hasta hoy. Mientras los montos transados en los mercados de México, Brasil, Argentina, Chile, Colombia, México, Venezuela y Perú unidos llegaron a 140,810 millones de dólares en 1996, esa cifra alcanzó 365,953 millones el año pasado. El salto más grande lo dieron entre 2001 y 2006, al crecer 2.5 veces. Hoy el número de títulos registrados en los índices Bovespa de Brasil, IPC de México y Merval de Argentina superan las 1,505 acciones.
FIEBRE BURSÁTIL
La ola de nuevas aperturas en bolsa son claves para entender el renacimiento bursátil, sobre todo en los mercados más activos en este tipo de operaciones, como Brasil, Chile y México. Las razones de este boom son los altos precios de los bienes de consumo, la caída de la inflación, las bajas en las tasas de interés y la estabilidad política en gran parte de los países latinos. Todo esto da un resultado: las compañías que quieren capital para nuevos proyectos van al mercado en busca de financiamiento.
“Se estima que en una IPO el 70 por ciento se va derecho a manos extranjeras”, dice Adriano Blanaru, de la corredora Link, en São Paulo. La mayor concurrencia trajo en forma inmediata un aumento de la profundidad bursátil, lo que se puede ver en los récords históricos que casi a diario registra Bovespa. Sume además que los montos transados crecieron casi más de tres veces entre 2001 y 2006, una cifra abismal, si se considera que el volumen negociado en Bovespa cayó 33 por ciento entre 1996 y 2001.
“Lo interesante es que son las compañías medianas con buen historial las que ingresan a la bolsa”, dice Lemon, de Socopa. “Un ejemplo es la constructora Camargo Corrêa, que, junto a otras de su sector, es hoy una de las reinas del mercado”. El año pasado en la bolsa paulista se contaron 26 IPO, cuyo monto recogido superó los 7,300 millones de dólares y, por si fuera poco, las aperturas en lo que va del año superan en un 25 por ciento a las registradas en los dos primeros meses del 2006 y el número total de colocaciones puede sumar 50 empresas en 2007, según las proyecciones del mercado. “Este año habrá nuevas y grandes noticias”, dice Lemon. “Creo que ir al mercado en busca de dinero fresco va a seguir la tendencia”. ¿Cuáles son las que tienen posibilidad? “Aquellas medianas con buen plan de crecimiento; ya pasó el tiempo de grandes empresas con colocaciones extraordinarias”.
Aunque bastante más escuálido que Brasil, el despegue en Chile vino de la mano del grupo financiero Corpbanca, que lanzó sus acciones en 2002 y recaudó 150 millones de dólares. Otro hito fue la entrada del holding de retail Cencosud a la bolsa en 2004, que le permitió ingresar 330 millones a sus arcas contables. Entre 2002 y lo que va de 2007 ya suman 13 las nuevas aperturas accionarias en Chile.
“Hay una combinación de alta liquidez de los inversionistas, bajas tasas de interés y de personas naturales que encuentran en el mercado rentabilidad”, dice José Eduardo Vargas, gerente de finanzas corporativas de la empresa de servicios financieros LarrainVial, en Santiago, compañía que ha comandado seis de las colocaciones en este período. En total, el monto recaudado en IPO en la Bolsa de Santiago suma más de 1,700 millones de dólares. “Y nada hace pensar que la ola de aperturas se frenará”, dice Vargas. Es aquí donde surge la pregunta de hasta cuándo durará y de dónde viene tanta riqueza. Según la empresa de asesoría financiera Econsult, el rebote a la baja del mercado chileno, registrado en febrero, es totalmente entendible, pues no hay base para explicar el aumento de 16 por ciento de las acciones en lo que va del año.
“Hay un optimismo a nivel global”, dice Vargas. “Pero ojo: aunque hay muchas aperturas que se prevén, los inversionistas sólo comprarán cuando las empresas tengan buen historial y plan de desarrollo”. Y no todas las chilenas cumplen este criterio. Sume que algunas colocaciones, como el holding industrial Sigdo Koppers, fue menor en precio a lo proyectado y eso, claro, es un mal síntoma.
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