14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Democracia reversible

A raíz de la muerte del ex presidente de Rusia, Boris Yeltsin, ocurrida el 23 de abril recién pasado, el también ex presidente ruso y Premio Nobel de la Paz, Mijaíl Gorbachov, escribió un artículo de opinión que fue publicado en periódicos de varios países, en el que da por seguro que los cambios democráticos que se han operado en Rusia desde que se desplomó el sistema comunista en 1991, son irreversibles. La aseveración de Gorbachov contradice la regla de que en política no hay nada irreversible, pero sin duda que él conoce muy bien su país y debe tener suficientes razones para asegurar que la democracia rusa no tiene marcha hacia atrás.

Quisiéramos decir lo mismo de Nicaragua, pero es obvio que aquí sí es irreversible la democracia que tiene de existir más o menos la misma cantidad de tiempo que la de Rusia. Es más, la precaria democracia nicaragüense ya ha comenzado a caminar hacia atrás y si las fuerzas democráticas (organizaciones de la sociedad civil, partidos políticos, ciudadanos en general) no asumen la responsabilidad que les corresponde en su defensa, dentro de muy poco tiempo el pueblo de Nicaragua estará nuevamente oprimido por una dictadura.

Cabe señalar al respecto que no sólo los caudillos autoritarios y corruptos del FSLN y el PLC (Daniel Ortega y Arnoldo Alemán) están interesados en revertir la democracia. Una de las características del caudillismo o caciquismo que ellos representan, es que no se ejerce únicamente en la cúpula del poder sino que se reproduce en sus estructuras inferiores, intermedias y de base. De allí que el ministro, el magistrado, el director o presidente de ente estatal, así como el alcalde en los municipios —salvo excepciones honrosas— reproducen el caudillismo o caciquismo, casi como copia al carbón, en sus correspondientes ámbitos de poder, influencia y actividad.

Este es el caso de los alcaldes sandinistas y liberales que están proponiendo que sean suspendidos los comicios municipales del próximo año y que se realicen hasta en el 2011, junto con las elecciones de diputados, de Presidente y Vicepresidente de la República. De manera que el mandato de los caciques locales —los alcaldes—, sería al menos en este período de 7 años en vez de los 4 para el que fueron elegidos, lo cual significaría un severo golpe a la democracia municipal y socavaría las bases del precario sistema político democrático de Nicaragua.

Está absolutamente comprobado que las elecciones municipales, cuando se celebran de manera independiente de los otros comicios, fortalecen la democracia local y la participación democrática de los ciudadanos. De esa manera la gente puede elegir como sus autoridades a las personas que están más cercanas a ella, sin la contaminación politiquera y demagógica que es inevitable en las elecciones de autoridades supremas. En los comicios municipales la gente escoge directamente a personas que conoce y con las cuales convive cotidianamente. Inclusive, en las elecciones municipales los ciudadanos pueden votar por candidatos de cualquier corriente política, si por su propia experiencia los considera mejores que los del propio partido. En consecuencia la elección municipal separada de las otras elecciones es más genuina que cuando se tiene que elegir en cascada a los alcaldes y concejales junto con los diputados, el Presidente y el Vicepresidente de la República.

La justificación para demandar que las elecciones municipales se junten con las nacionales, es que se debe ahorrar dinero para invertirlo en salud, educación, vivienda y otros ámbitos de interés social. Pero éste es un argumento para tontos. La verdad es que si las elecciones municipales fuesen pospuestas e inclusive suprimidas para siempre, los problemas sociales seguirían igual o peor que ahora.

La participación de los ciudadanos en la elección directa y limpia de sus autoridades, junto con la vigencia legal y la práctica efectiva de la libertad en todas sus manifestaciones, es lo que da sentido a la democracia como sistema político y forma de vida. Además, los problemas de Nicaragua no se deben a exceso de libertad y democracia, sino a falta de más democracia y libertad. De modo que la precaria democracia que hay aún en Nicaragua se debe defender por todos los medios posibles, pues peor sería que los caciques pudieran imponer una nueva dictadura.

Editorial
×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí