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Cristiana Frixione, Miss Nicaragua 2006. (La Prensa/Archivo)

Nicaragua tras las “grandes ligas” de la belleza

Nicaragua quiere exportar belleza. Y Xiomara Blandino, Miss Nicaragua 2007, es la punta de lanza de ese sueño. En la última década, los concursos internacionales de belleza han visto a las nicaragüenses posesionarse de diversos lugares en los certámenes. Domingo habló con personajes vinculados a la pasarela nacional para conocer la clave del éxito de […]

  • Nicaragua quiere exportar belleza. Y Xiomara Blandino, Miss Nicaragua 2007, es la punta de lanza de ese sueño. En la última década, los concursos internacionales de belleza han visto a las nicaragüenses posesionarse de diversos lugares en los certámenes. Domingo habló con personajes vinculados a la pasarela nacional para conocer la clave del éxito de las beldades pinoleras
[doap_box title=”La química con Donald Trump” box_color=”#336699″ class=”archivo-aside”]

“Hubo bastante empatía entre él y yo, como química, la forma en que él me sonreía. Hablé con él sin ninguna pena”. Esos son los recuerdos que guarda Xiomara de Donald Trump, dueño de la organización de Miss Universo.

La química comenzó durante el desayuno del domingo, previo al concurso. El empresario se acercó a la mesa en que Xiomara estaba. “Recuerdo que me dijo algo así como: ¡Ajá! Parecés actriz de Hollywood con esos lentes. Yo le respondí: Sí yo sé y me puse a reír. Fue a tomarse fotos con dos de las europeas que estaban en mi mesa y después regresó y me dijo: La verdad es que te quedan muy bien esos lentes. En la noche me lo encontré, me saludó con algo así como: ‘Hello miss glasses’”.

Xiomara también mantuvo una conversación con Trump en la cual le comentó lo bien que la estaba pasando en el concurso. Ella considera que su empatía se debió a la espontaneidad con que habló con él.

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“Me gustó más estar atrás que estar en frente”

Karen Celebertti, la mujer detrás de las misses
El rostro sin maquillaje y el cabello suelto es el atuendo diario de Karen Celebertti, dueña de la agencia de modelos Silueta. Lejos del modelaje desde hace 14 años, hoy en su pequeña oficina se encarga de la preparación de las representantes de la belleza nicaragüense.
Entre papeles desordenados sobre su escritorio y la compañía de su esposo, organiza las siguientes actividades que Xiomara debe cumplir. Mientras atiende llamadas, contesta correos electrónicos y chat sobre su trabajo con las misses y los restantes concursos a organizar, explica cómo entró al mundo de la belleza.
¿Por qué adquiere la franquicia para Miss Universo?
Siempre estuve involucrada en cosas de belleza y siempre me gustó producir. Recuerdo que cuando fui a Miss Hispanidad, recogía hasta los guiones para ver qué podía aprender. En el 94, cuando comencé con la agencia, no mucha gente creía en esto.
La franquicia se la ofrecieron a Denis Dávila pero como no residía en el país, él me recomendó.
Las medidas tomadas en otros países para evitar problemas de anorexia o bulimia ¿tienen alguna repercusión en Nicaragua?
No. Eso sólo sucede en trabajo de pasarela. En Nicaragua no hay un trabajo como tal.
¿Ni siquiera en los concursos de belleza?
No he visto ni por las agencias de modelo ni por los certámenes de belleza pasar por este problema. No creo que viniendo una muchacha con un problema, la aceptaría, porque no tenemos la capacidad para manejar un problema de esa calidad. La anorexia o la bulimia no sólo tienen que ver con su salud sino con sus problemas familiares.
¿Qué tan importante es un vestido de noche para el concurso?
Lo importante no es el vestido ni el costo sino lo que hace la muchacha con él. No tiene sentido que en un país tan pobre como Nicaragua estemos dando a hacer un vestido de mil dólares que sólo se ocupará una vez. Las muchachas de ahora están claras de eso. Antes no. En un momento hubo alguien que me dijo que quería un Valentino. Pero es con los vestidos de Fernando Fuentes, Vicente Castillo, Blanca Jackman, Lumila Koienikova que iremos a competir siempre.
¿Cómo se sienten las nicaragüenses en el mundo de Miss Universo donde hay países que son potencias en estos certámenes?
Lo que se les dice acá es que no se dejen impresionar por nada ni por nadie pero depende mucho de sus inseguridades. En realidad, la mayoría ha venido con la idea de las altísimas, las venezolanas, que son bellas, las de otros países y al final se dan cuenta de que son muchachas iguales a ellas, con otra cultura pero con las mismas inseguridades. La seguridad no depende de la preparación, sólo de ellas mismas.
¿Qué de cierto hay en la crítica de Miss Argentina de que ganó una asiática por presiones e intereses?
Hay que saber peder. Hay muchachas que llegaron a las 15, y se quedaron quejando. Pero nuestra situación es distinta porque estamos celebrando que Xiomara quedó entre las 10 finalistas.
¿La influencia de los apellidos es un mito urbano o hay algo de cierto en ello?
No hacemos diferencias y no tenemos compromisos. Ha ganado la que ha tenido que ser. Jamás nos hemos detenido a pensar en eso. Nos aseguramos de que todas tengan la misma preparación. Hay cosas que son importantes, como la educación y eso no depende de la plata.
¿Cuál es el próximo reto para Miss Nicaragua?
Traerse la corona de Miss Universo. Xiomara demostró que con seguridad, naturalidad y sencillez se puede lograr.

Treinta años. Más de 10 mil días Nicaragua tuvo que esperar para ver nuevamente en Miss Universo a una representante en el cuadro de finalistas. Sin embargo, lo conseguido por Xiomara Blandino el pasado 28 de mayo en México es parte de una cadena de éxitos que las jóvenes nicaragüenses comenzaron a cultivar en la nueva centuria. Aunque todavía el país está lejos de ser una potencia productora de misses, como Venezuela o Puerto Rico, la lucha para pertenecer a las “grandes ligas” de la belleza ya ha iniciado.

Todo comenzó con Ligia Cristina Argüello, quien en el 2001 no sólo logró el lugar 13 en el concurso internacional de belleza más importante del mundo sino que trajo la corona de Reina de las Américas y buenas posiciones en dos concursos más. Desde entonces, las nicas no han salido del cuadro de las primeras 30 en Miss Universo.

Los años posteriores, nuestras representantes trajeron al país los cetros de Miss Mundo Latino Internacional, Miss Expo World, Miss World University y Miss Ámbar. Además, consiguieron lugares en Miss Tierra, Miss Internacional, Miss Maja Mundial, Miss Mundo, entre otros.

Lo logros de las misses nicas hicieron eco en las organizaciones internacionales de belleza, las cuales solicitaron delegadas para sus eventos. El resultado, más de 10 participaciones anuales en estos tipos de concursos.

Karen Celebertti, directora de Miss Nicaragua y dueña de la franquicia para Miss Universo, cuenta que enviar a una muchacha para representarnos es complicado.

“Todos los años hay que negociar con las organizaciones. Ellos nos piden una muchacha. Yo les digo: Ok, te mando una, pero bajame esto o no me cobrés esto otro”, relata.

Los gastos por participante varían de acuerdo al concurso y al país en que se realiza. Aunque Celebertti afirma que hay gastos que no pueden dejar de hacerse, como pasajes, visas, envío de courrier, documentos, llamadas internacionales, pago de franquicia, etc., también hay otros que funcionan por canje. “Y hay costos que nadie ve”, asevera. El trabajo de los diseñadores es uno de esos costos. “Ellos prestan los vestidos a las muchachas y ellas los dan a conocer. Ese es su pago”, cuenta.

En total, sólo para enviar la delegada a Miss Universo se gasta alrededor de 300 mil dólares (5.5 millones de córdobas, aproximadamente). Sin incluir pago de diseñadores, del equipo de trabajo en el concurso nacional, del apoyo logístico y otros más. El presupuesto contempla pago anual de franquicia, gastos de viaje, evento Miss Nicaragua y otros pagos.

El tema del dinero no es un tema menor para un país tan pobre como Nicaragua. No obstante, no es la única preocupación de la organización de belleza. “Vemos la disponibilidad de las muchachas, y no sólo de tiempo sino de luchar por algo. Hemos llegado a la conclusión que no queremos enviar a una muchacha a un certamen sólo por tener una representante”, confiesa Celebertti.

Ella explica que en la actualidad las candidatas tienen claro que se va a pelear por la corona, no sólo a representar al país. Según la ex modelo, eso implica que la representante sepa que tiene que prepararse en el gimnasio, en los temas necesarios, poner de su parte. “Hemos tenido muchachas esforzadas pero también en algunas ocasiones de repente creen que por su belleza irán y no tendrán que hacer nada”.

Para la Miss Nicaragua 1997, Luz María Sánchez, los lugares obtenidos en los certámenes internacionales obedecen a mejores condiciones en la organización y preparación de las misses. Ella evalúa como más profesional el trabajo del equipo de Miss Nicaragua. Además, estima que el apoyo de la empresa privada ha incrementado la calidad del evento.

Karen Celebertti también acepta que el apoyo de los privados es fundamental. Para el certamen 2007, entre patrocinadores y auspiciadores, se contó con 27 empresas. “Los recursos se obtienen con pura gestión. Es poca plata constante y sonante la que aquí se maneja”, dice.

Sánchez insiste en que un buen manejo, el orden y la seriedad de quienes dirigen la franquicia son esenciales para los logros. Ella recuerda como “desilusionante” la experiencia de su reinado. Nadie le comentó que no iría a representar al país a Miss Universo. Por su cuenta, envió los papeles y recibió una respuesta poco alentadora: “Me contestaron que les extrañaba que les enviara esos papeles porque hacía dos años que Nicaragua no pagaba la franquicia”. Y agrega: “Para mí, Miss Nicaragua fue Miss Universo”.

Los siete años de experiencia del equipo para Miss Nicaragua enseñó a esta organización que no todos los concursos de belleza “valen la pena”. Para la dueña de la franquicia Miss Nicaragua, algunos concursos internacionales están mal organizados y sólo representan gastos.

La inexperiencia de esos años hizo que sólo en el 2001 se enviaran candidatas a 13 eventos. Gradualmente, se redujeron con los años. Para este año se prevé enviar delegadas a nueve concursos, sin incluir Miss Universo: Miss Continente Americano (Ecuador), Miss Tourist Queen on the World, Miss Tierra, Reinado Internacional del Banano (Ecuador), Reinado del Café (Colombia), Reinado de la Costa Maya (Belice), Miss Maja Mundial (Colombia), Miss Internacional (Japón) y Miss Mundo (China).

Celebertti manifiesta que la clasificación de Xiomara exige retos mayores; sin embargo, admite que en algunos aspectos, Nicaragua todavía está en pañales. Uno de ellos es el diseño. Y si bien reconoce que hay mucho talento, también argumenta que hace falta desarrollar esa área. “Falta, por ejemplo, que haya más calidad en el trabajo de la costurera, que haya más talleres de costura, gente que se profesionalice en hacer talleres de vestuario, pero eso implica economía pujante, y no la tenemos”, lamenta.

Blanca Jackman, una de las diseñadoras de las misses, concuerda con Celebertti. Ella advierte que la inversión para ello es alta, pero de mucho provecho para los diseñadores y las concursantes.

La dueña de Silueta confiesa que los mayores errores de su trabajo los ha cometido cuando oye demasiadas voces en momentos decisivos. Según ella, eso fue lo que sucedió con el vestido de Xiomara la noche del concurso mundial de belleza.

Está es la crónica de un mal vestido. “Usted va a entrar como yegua peruana caminando como usted sabe. No se ponga ningún vestido, así sea del mejor diseñador del mundo, que no te luzca, que no te quede bien. Allí ella falló”. Con esas palabras Blanca Jackman despidió a Xiomara Blandino antes de Miss Universo.

El largo vestido blanco fue el blanco de las críticas de algunos diseñadores nicaragüenses, quienes aseguraron que bajó el puntaje de Blandino. El vestido previsto a usarse en la pasarela era diseño de Vicente Castellón.

Celebertti cuenta que el vestido le quedó flojo a Xiomara. Según ella, el problema fue que nunca se lo talló. En las finales Xiomara lo usó, pero la presión y la preocupación porque desluciera la figura de la nicaragüense hizo que al final se decidiera aceptar el ofrecimiento del blanco.

“Era muy largo. No estaba hecho para ella. Entonces, en el cuarto del hotel, tomé hilo y aguja y cosí el vestido. Ella estuvo bien en el ensayo. Pero en la noche, se soltó el ruedo. Eso no le permitió caminar bien”.

Sobre el tema, Xiomara explica que su error fue perder el control. “Por unos momentos ni miraba la cámara porque sólo pensaba en que podía caerme”. La joven de 22 años comenta que desconoce si con otro vestido hubiera podido avanzar más, pero por lo menos hubiera hecho un mejor trabajo. “Lo único que puedo decir es que por lo menos hubiera disfrutado más esa pasarela”, dice.

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