- Nicaragua quiere exportar belleza. Y Xiomara Blandino, Miss Nicaragua 2007, es la punta de lanza de ese sueño. En la última década, los concursos internacionales de belleza han visto a las nicaragüenses posesionarse de diversos lugares en los certámenes. Domingo habló con personajes vinculados a la pasarela nacional para conocer la clave del éxito de las beldades pinoleras
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Treinta años. Más de 10 mil días Nicaragua tuvo que esperar para ver nuevamente en Miss Universo a una representante en el cuadro de finalistas. Sin embargo, lo conseguido por Xiomara Blandino el pasado 28 de mayo en México es parte de una cadena de éxitos que las jóvenes nicaragüenses comenzaron a cultivar en la nueva centuria. Aunque todavía el país está lejos de ser una potencia productora de misses, como Venezuela o Puerto Rico, la lucha para pertenecer a las “grandes ligas” de la belleza ya ha iniciado.
Todo comenzó con Ligia Cristina Argüello, quien en el 2001 no sólo logró el lugar 13 en el concurso internacional de belleza más importante del mundo sino que trajo la corona de Reina de las Américas y buenas posiciones en dos concursos más. Desde entonces, las nicas no han salido del cuadro de las primeras 30 en Miss Universo.
Los años posteriores, nuestras representantes trajeron al país los cetros de Miss Mundo Latino Internacional, Miss Expo World, Miss World University y Miss Ámbar. Además, consiguieron lugares en Miss Tierra, Miss Internacional, Miss Maja Mundial, Miss Mundo, entre otros.
Lo logros de las misses nicas hicieron eco en las organizaciones internacionales de belleza, las cuales solicitaron delegadas para sus eventos. El resultado, más de 10 participaciones anuales en estos tipos de concursos.
Karen Celebertti, directora de Miss Nicaragua y dueña de la franquicia para Miss Universo, cuenta que enviar a una muchacha para representarnos es complicado.
“Todos los años hay que negociar con las organizaciones. Ellos nos piden una muchacha. Yo les digo: Ok, te mando una, pero bajame esto o no me cobrés esto otro”, relata.
Los gastos por participante varían de acuerdo al concurso y al país en que se realiza. Aunque Celebertti afirma que hay gastos que no pueden dejar de hacerse, como pasajes, visas, envío de courrier, documentos, llamadas internacionales, pago de franquicia, etc., también hay otros que funcionan por canje. “Y hay costos que nadie ve”, asevera. El trabajo de los diseñadores es uno de esos costos. “Ellos prestan los vestidos a las muchachas y ellas los dan a conocer. Ese es su pago”, cuenta.
En total, sólo para enviar la delegada a Miss Universo se gasta alrededor de 300 mil dólares (5.5 millones de córdobas, aproximadamente). Sin incluir pago de diseñadores, del equipo de trabajo en el concurso nacional, del apoyo logístico y otros más. El presupuesto contempla pago anual de franquicia, gastos de viaje, evento Miss Nicaragua y otros pagos.
El tema del dinero no es un tema menor para un país tan pobre como Nicaragua. No obstante, no es la única preocupación de la organización de belleza. “Vemos la disponibilidad de las muchachas, y no sólo de tiempo sino de luchar por algo. Hemos llegado a la conclusión que no queremos enviar a una muchacha a un certamen sólo por tener una representante”, confiesa Celebertti.
Ella explica que en la actualidad las candidatas tienen claro que se va a pelear por la corona, no sólo a representar al país. Según la ex modelo, eso implica que la representante sepa que tiene que prepararse en el gimnasio, en los temas necesarios, poner de su parte. “Hemos tenido muchachas esforzadas pero también en algunas ocasiones de repente creen que por su belleza irán y no tendrán que hacer nada”.
Para la Miss Nicaragua 1997, Luz María Sánchez, los lugares obtenidos en los certámenes internacionales obedecen a mejores condiciones en la organización y preparación de las misses. Ella evalúa como más profesional el trabajo del equipo de Miss Nicaragua. Además, estima que el apoyo de la empresa privada ha incrementado la calidad del evento.
Karen Celebertti también acepta que el apoyo de los privados es fundamental. Para el certamen 2007, entre patrocinadores y auspiciadores, se contó con 27 empresas. “Los recursos se obtienen con pura gestión. Es poca plata constante y sonante la que aquí se maneja”, dice.
Sánchez insiste en que un buen manejo, el orden y la seriedad de quienes dirigen la franquicia son esenciales para los logros. Ella recuerda como “desilusionante” la experiencia de su reinado. Nadie le comentó que no iría a representar al país a Miss Universo. Por su cuenta, envió los papeles y recibió una respuesta poco alentadora: “Me contestaron que les extrañaba que les enviara esos papeles porque hacía dos años que Nicaragua no pagaba la franquicia”. Y agrega: “Para mí, Miss Nicaragua fue Miss Universo”.
Los siete años de experiencia del equipo para Miss Nicaragua enseñó a esta organización que no todos los concursos de belleza “valen la pena”. Para la dueña de la franquicia Miss Nicaragua, algunos concursos internacionales están mal organizados y sólo representan gastos.
La inexperiencia de esos años hizo que sólo en el 2001 se enviaran candidatas a 13 eventos. Gradualmente, se redujeron con los años. Para este año se prevé enviar delegadas a nueve concursos, sin incluir Miss Universo: Miss Continente Americano (Ecuador), Miss Tourist Queen on the World, Miss Tierra, Reinado Internacional del Banano (Ecuador), Reinado del Café (Colombia), Reinado de la Costa Maya (Belice), Miss Maja Mundial (Colombia), Miss Internacional (Japón) y Miss Mundo (China).
Celebertti manifiesta que la clasificación de Xiomara exige retos mayores; sin embargo, admite que en algunos aspectos, Nicaragua todavía está en pañales. Uno de ellos es el diseño. Y si bien reconoce que hay mucho talento, también argumenta que hace falta desarrollar esa área. “Falta, por ejemplo, que haya más calidad en el trabajo de la costurera, que haya más talleres de costura, gente que se profesionalice en hacer talleres de vestuario, pero eso implica economía pujante, y no la tenemos”, lamenta.
Blanca Jackman, una de las diseñadoras de las misses, concuerda con Celebertti. Ella advierte que la inversión para ello es alta, pero de mucho provecho para los diseñadores y las concursantes.
La dueña de Silueta confiesa que los mayores errores de su trabajo los ha cometido cuando oye demasiadas voces en momentos decisivos. Según ella, eso fue lo que sucedió con el vestido de Xiomara la noche del concurso mundial de belleza.
Está es la crónica de un mal vestido. “Usted va a entrar como yegua peruana caminando como usted sabe. No se ponga ningún vestido, así sea del mejor diseñador del mundo, que no te luzca, que no te quede bien. Allí ella falló”. Con esas palabras Blanca Jackman despidió a Xiomara Blandino antes de Miss Universo.
El largo vestido blanco fue el blanco de las críticas de algunos diseñadores nicaragüenses, quienes aseguraron que bajó el puntaje de Blandino. El vestido previsto a usarse en la pasarela era diseño de Vicente Castellón.
Celebertti cuenta que el vestido le quedó flojo a Xiomara. Según ella, el problema fue que nunca se lo talló. En las finales Xiomara lo usó, pero la presión y la preocupación porque desluciera la figura de la nicaragüense hizo que al final se decidiera aceptar el ofrecimiento del blanco.
“Era muy largo. No estaba hecho para ella. Entonces, en el cuarto del hotel, tomé hilo y aguja y cosí el vestido. Ella estuvo bien en el ensayo. Pero en la noche, se soltó el ruedo. Eso no le permitió caminar bien”.
Sobre el tema, Xiomara explica que su error fue perder el control. “Por unos momentos ni miraba la cámara porque sólo pensaba en que podía caerme”. La joven de 22 años comenta que desconoce si con otro vestido hubiera podido avanzar más, pero por lo menos hubiera hecho un mejor trabajo. “Lo único que puedo decir es que por lo menos hubiera disfrutado más esa pasarela”, dice.