[/doap_box]
Avanza con lentitud, bailando al ritmo que imponen los músicos que cortejan sus pasos. Mueve su cuerpo y el amarillo, blanco, rojo, verde de su falda se confunden en una orgía de colores con los movimientos del vestido. Detrás de ella va un eterno enamorado. El contraste raya en el chiste: ella blanca, de cabellos largos, muy alta; él enano, mal vestido, moreno y cabezón. La gigantona es todavía una tradición viva en las calles de las ciudades y pueblos del país.
La Gigantona y el Enano Cabezón son personajes sobrevivientes de un mestizaje cultural. No corresponden al folclor y la danza nicaragüense, sino que se trata de la apropiación de un teatro callejero de muñecos que se adquirió de España.
De cualquier manera, la gigantona tiene su origen en los tiempos de la Colonia, cuando los indígenas estaban siendo dominados por los españoles e idearon una forma de protestar contra la Corona. Bayardo García, director de Promoción Nacional del Instituto Nicaragüense de Turismo, Intur, explica que estos personajes, al igual que el Güegüense, son una de las tantas formas ocultas que utilizó el mestizaje como único recurso para reírse del español.
Aunque es una tradición propia de la ciudad de León, La Gigantona y su cortejo también recorren las calles de cualquier ciudad de Nicaragua, mayoritariamente en las que son frecuentadas por turistas, donde se encargan de romper el silencio y la monotonía del momento.
RIDICULIZAR LA CORONA
Según García, la dama, de unos tres metros de alto, viene a representar a la mujer española y la dominación que se ejercía sobre los indígenas. El Enano Cabezón encarna a los indígenas y por su tamaño representa la sumisión ante los colonizadores. Su enorme cabeza simboliza la inteligencia del indio aún ante su condición de sometimiento. Éste baila junto a la gigantona con movimientos laterales y hacia delante y hacia atrás, soltando los brazos; ridiculizando con su gran cabeza la corona española.
Los músicos y el coplero juegan un papel importante. Los primeros llevan el ritmo y representan la rebeldía de los indígenas; el segundo se cubría la cara para no ser identificado por los españoles, pues era el responsable de recitar las coplas o poemas populares con los que se mofaba de los colonizadores.
García afirma que las coplas son la parte más importante de la recreación. Actualmente estas coplas no están dirigidas a España: Pueden estar llenas de amor o desamor, pueden ser una burla hacia algún personaje político, o hacer alusión a determinada situación de acuerdo con las exigencias de los espectadores. Generalmente son pícaras, pero no vulgares.
DIVULGAR LA TRADICION
“La gigantona es una forma de cultura más accesible, más light, porque no necesita una preparación previa, se organiza en un momento, sus trajes son más sencillos y hay menos personajes”, explica García.
La dama y sus colegas, diariamente recorren las zonas de entretenimiento de Managua, esto llama la atención de los extranjeros y le da un sabor especial a una zona turística. Jacqueline Carril, una joven peruana, dice que la primera vez que vio una gigantona fue en la zona Hippos, al sur de la capital. “Al principio me pareció bastante extraño y eso llamó mi atención, es algo que sólo aquí he visto. Es bastante interesante, por la interpretación y el colorido de los trajes, es algo único y se identifica bastante con la cultura nicaragüense”, dice la joven.
El Intur por su parte considera que es una tradición que hay que mantenerla y divulgarla porque hay lugares donde no se conoce, además que las coplas tienden a perderse. Entre los planes para mantener este atractivo cultural, están festivales de gigantonas, que, según García, se pueden combinar con otras expresiones culturales del país para mantener la costumbre, ya que estas muestras tienden a ser invadidas por otras manifestaciones modernas.