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Raúl Xavier García: “El poeta carpintero”

Esta semana estrena su libro La Noche en Llamas, un poemario que aborda sus preocupaciones más íntimas sobre la vida y los misterios de la gente De niño trabajaba en el taller de carpintería de su padre haciendo carretas; de ahí su alías de “Poeta carpintero”. Raúl Xavier García, nació en Nandaime pero vive en […]

  • Esta semana estrena su libro La Noche en Llamas, un poemario que aborda sus preocupaciones más íntimas sobre la vida y los misterios de la gente

De niño trabajaba en el taller de carpintería de su padre haciendo carretas; de ahí su alías de “Poeta carpintero”. Raúl Xavier García, nació en Nandaime pero vive en Granada. Se considera autodidacta, “la mejor forma de capturar el espíritu de la vida, buscando el conocimiento en los libros y la gente”.

Su paso por la poesía es legendario porque de niño en vez de comprar una camisa nueva prefería estrenar libros. En los años sesenta publica sus poemas en La Prensa Literaria, guiado por Enrique Fernández Morales (pintor y poeta granadino) al que considera su maestro y principal influencia en su quehacer poético.

A sus 76 años cuenta que su vida de poeta no ha sido fácil y que gracias a la Fundación Hugo Palma-Ibarra, publica su libro La Noche en Llamas. Vive en la calle del pozo de oro y trabaja en la Biblioteca Municipal de Granada, donde a diario busca el conocimiento en los libros.

¿Considera que tiene gran influencia de la poesía de Enrique Fernández Morales, su mentor?

Sí. Él era mi maestro y aprendí mucho de él, se podría decir que me enseñó el abecedario en cuestiones de poesía. Él me decía que leyera a los clásicos, tenía una gran generosidad, él me daba clases y me enseñaba mucho sobre el arte de escribir. Ahora los poetas hacen sus versos y ya los quieren ver publicados, hay un afán por verse en los periódicos, sin reflexionar los que están publicando.

Perteneció al grupo de poetas Los Bandoleros, ¿qué tal fue esa experiencia?

Fue con Jorge Eduardo Arellano y Francisco de Asís Fernández, nos reuníamos como grupo en tertulias literarias, muchos se fueron y sólo nosotros sobrevivimos y destacamos como poetas.

¿Por qué hasta muchos años después de iniciarse en la poesía, publica?

No encontré las circunstancias y pensé que la poesía en mí era pasajera pero cuando me di cuenta que le gustaba al público, empecé a reflexionar sobre lo que hacía y lo que escribía; es decir, profundicé en mis lecturas y me esforcé.

¿Qué da origen al título de su libro La Noche en Llamas?

Reúne algunos poemas de los años 60 a los 80, es como una cuarta parte de mi producción poética. Tiene que ver con la metafísica. Como poeta, el fuego tiene mucho de significado y reúno a la noche en estos significados, la perennidad del fuego en la noche y las llamas como todo aquello que purifica.

¿Qué tal ha sido su vida como poeta?

No ha sido fácil, pues me he dado cuenta que el trabajo de un escritor debe ser por vocación en primer lugar, después de estudio. Esa idea que la gente tiene que ser poeta, que te viene del cielo o por inspiración es mentira, se necesita el estudio, la dedicación, y el trabajo de la palabra. Lo otro, que me ha ayudado ha sido el trabajar en la biblioteca, tengo 17 años viendo libros.

¿Cómo escritor usted ha tenido una formación autodidacta?

Yo hice sólo sexto grado pero después de eso leía a los clásicos, cuando me entero que PAC está de rector en la UCA entré a la universidad. Pablo Antonio en ese momento me dijo: “a vos lo que te interesa es aprender, no tener un titulo”, y así fue cómo él me consiguió un cupo como oyente cuatro años en la carrera de español en la UCA, de eso me resultó que fui ordenando poco a poco los conocimientos que iba adquiriendo; por ejemplo, cuando llegue a la carrera ya había leído a Whitman, a Sócrates, a Friedrich Nietzsche y fueron cuatro años y no me importó tener un título; así fue después cómo estudié Bibliotecología y vengo a trabajar a la Biblioteca Municipal de Granada, pero todo, producto del estudio autodidacta. Tenía lecturas desordenadas y eso me ayudó a llevar una secuencia.

La gente siempre está preocupada por títulos. ¿Usted no?

Para qué los títulos. Muchos van a la universidad y no aprenden nada, pero el estudio autodidacta es el que te enseña de verdad porque nace del espíritu verdadero de la superación y el querer conocer y aprender mejor.

En su constante estudio de la poesía ¿ha contemplado las traducciones?

Sí. He traducido poemas de Walt Whitman y otros norteamericanos, que me han servido para conocer mejor la poesía de otras lenguas y la propia.

Estando tan cerca de PAC ¿influyó su poesía en usted?

Soy izquierdista hasta la médula, con Pablo Antonio tengo una postura ideológica diferente a él, lo mismo que con toda la Vanguardia, nunca estuve de acuerdo con la postura de PAC.

Su poesía para algunos es considerada mística, ¿es un fervoroso creyente?

Le temo a Dios pero amo a Cristo, el crucificado hombre. Me llama la atención al que crucificaron por amor, con ese voy yo. Si me dicen que tengo que comulgar e ir a misa, en eso no creo sino en el que da su vida por el otro.

¿De niño le gustaban los libros?

De muy niño, mi papá me manda a comprar una camisa; costaba 20 córdobas, lo recuerdo pero en la tienda había libros y me compré uno de filosofía; cuando llegué a casa, él preguntó por la camisa y yo llegué con el libro, te digo, los libros me fueron marcando y creo que era un pobre que quería aprender de la vida y de las cosas y que sabía que sólo en los libros los podía encontrar.

Sus padres eran pobres ¿cómo fueron esos años?

Eran unos obreros, mi padre era un hábil carpintero y mi mamá hacía golosinas, éramos pobres, pero no míseros, trabajamos duro con mi familia. Soy el menor de mis hermanos que son cuatro varones y en el taller de carpintería nosotros hacíamos carretas aunque a mí me mandaban a la escuela y decían que yo era el preferido; cuando salgo a la palestra como poeta es que me llaman “el Poeta carpintero” porque venía de esos orígenes de una familia de carpinteros.

La Prensa Literaria

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