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Gaetan Bucher: sigue la huella del Dubái International Financial Centre. ()

Dubái en el Caribe

Un emprendedor quiere hacer de la República Dominicana un hub financiero que conecte a América Latina con el resto del mundo Ciudad de Guatemala En septiembre del 2004 Dubái abrió las puertas del hub financiero que más rápido ha crecido a nivel global. Ubicado en los Emiratos Árabes Unidos (EAU), el Dubái International Financial Centre […]

  • Un emprendedor quiere hacer de la República Dominicana un hub financiero que conecte a América Latina con el resto del mundo

Ciudad de Guatemala

En septiembre del 2004 Dubái abrió las puertas del hub financiero que más rápido ha crecido a nivel global. Ubicado en los Emiratos Árabes Unidos (EAU), el Dubái International Financial Centre (DIFC) se concibió como un puente que uniera los centros financieros de Nueva York y Londres, en el hemisferio occidental, con los de Tokio y Hong Kong, en el oriental.

En poco tiempo, la idea se probó exitosa y les aseguró a sus creadores un papel clave en el desarrollo económico de la región, que abarca desde el noroeste africano hasta el sudeste asiático.

Un año atrás, el suizo-dominicano Gaetan Bucher regresó a su país con una idea similar: construir en República Dominicana un centro financiero que conectara a América Latina con el resto del mundo.

Para ello contrató a un grupo de expertos internacionales, con los que desarrolló un modelo propio que, según él mismo afirma, rescata lo mejor de los centros financieros de Londres, Nueva York, Tokio, Suiza, Panamá, Islas Vírgenes y Dubái, entre otros. “Tomamos una página en blanco, teniendo en mente que el factor fundamental debía ser la regulación”, afirma Bucher.

Así nació el Independent Financial Centre of the Americas (IFCA), un proyecto de US$850 millones que, además del centro financiero, incluye un hotel de cinco estrellas, un centro de convenciones, un centro para las artes, escuelas y hospitales internacionales y dos grandes centros comerciales. Que su nombre incluya la palabra “independiente” no es casualidad.

Los creadores del IFCA imitaron el modelo de zonas francas y lo aplicaron al sector de servicios financieros, principalmente el carácter de “extraterritorialidad” y la eliminación del impuesto corporativo. En esta zona, el sistema regulatorio dominicano es sustituido por “uno totalmente diseñado para responder a los retos del siglo XXI”.

Aunque no es exactamente igual, las similitudes con el DIFC saltan a la vista. De hecho, el concepto de “centro o hub financiero” lo definieron recientemente Dubái y Qatar. “Antes hablábamos de países y ciudades para hacer negocios”, comenta Bucher. “Pero un centro financiero es una plataforma diseñada con el propósito de albergar servicios financieros internacionales”.

LA COMPETENCIA

Además, al igual que en el caso de Dubái, la mayor fortaleza del IFCA es precisamente la ubicación geográfica del país sede. Mientras que los EAU están en la intersección del mundo occidental y Asia, República Dominicana está en el “eje del continente americano”, dice Bucher.

La pregunta que cabe hacer es cuán fácil será convencer a los principales actores del mundo financiero global de establecerse en una isla caribeña con poca reputación dentro del sector.

Si tomáramos el DIFC como ejemplo, las perspectivas serían positivas: en los tres años que lleva de operar han llegado ya firmas de la talla de Merrill Lynch, Morgan Stanley, Goldman Sachs y Deutsche Bank. No obstante, las similitudes con Dubái no son infinitas.

Para Robert Bauman, abogado de Sovereign Society, una firma que se dedica a asesorar clientes interesados en mercados offshore, “Panamá ya es el ‘Dubái’ de América Latina”.

El país canalero no sólo cuenta con más de 80 bancos, sino que su ley de protección de activos se remonta a los años veinte. Además, en su reporte “Panama Money Secrets”, Bauman describe que, tras los atentados terroristas del 11 de septiembre en Nueva York, Panamá le ganó terreno a Miami y se consolidó como el centro financiero para la región. “Sobre todo porque después que Estados Unidos comenzó su guerra contra el terrorismo, el Patriot Act supuso una serie de trabas para los inversionistas que hacían negocios en Estados Unidos”, señala. En consecuencia, muchas de las instituciones financieras que operaban en Miami trasladaron sus operaciones a Panamá.

Y los extranjeros no paran de llegar. Más recientemente, la incertidumbre política que despertaron Hugo Chávez, en Venezuela, y Evo Morales, en Bolivia, llevó —y está llevando— a muchos sudamericanos a emigrar a tierras panameñas, donde estiman que sus activos estarán seguros.

Según Bauman, las leyes panameñas ya han pasado la prueba del tiempo y reflejan los últimos requerimientos de seguridad. “Incluso cuando la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE) colocó a Panamá en su lista negra, el país reaccionó rápidamente, aprobando una ley en contra del lavado de dinero.

La legislación tampoco es una condición suficiente para atraer capitales. Por eso, aun cuando República Dominicana lograra definir un sistema regulatorio atractivo, la experiencia de otros países caribeños —como Belice y St. Kitts and Nevis— es desalentadora. Mauricio Baquero, especialista en derecho financiero y bursátil y director asociado de la SMU Law Institute of the Americas, afirma que para el desarrollo de un centro financiero pesan significativamente la estabilidad política, económica y fiscal, la calidad de la supervisión, la infraestructura y la capacidad del recurso humano. Sin esos elementos, no hay hub financiero que florezca.

DICEN QUE HAY MÁS CANCHA

Sin embargo, Baquero opina que el modelo panameño es apenas una de muchas estrategias para atraer flujos del extranjero.

En ese contexto, habría un espacio para un nuevo centro financiero, si éste consigue ofrecer un conjunto de ventajas bien definidas y diferenciadas. Por ejemplo, “si se establece como un centro transaccional, no necesita cumplir con tantos requisitos. Únicamente debe asegurar que la transacción ocurra, que la solución sea expedita, que la infraestructura tecnológica sea de punta, y que se apliquen todos los lineamientos de seguridad”, agrega.

Éstas son buenas noticias para Bucher. El IFCA contempla la creación de la Latin American International Financial Exchange (LAIFEX), una bolsa de valores que busca “facilitar la negociación de deuda pública de emisión primaria y secundaria entre países latinoamericanos, entre las Américas y con el resto del mundo”, dice Bucher. El proyecto comenzará con una plataforma estandarizada en la que se liquidarán derivados latinoamericanos over-the-counter, y luego pasará a incluir deudas, acciones, bonos y demás.

Aun aprovechando esta oportunidad de negocio, el reto de convertirse en el hub financiero de las Américas será grande. A diferencia de Panamá, República Dominicana no cuenta con mucha experiencia en el sector financiero y hasta ahora no tiene una infraestructura que la respalde. Tampoco es un país petrolero como los EAU, donde el primer ministro Sheikh Mohammed Bin Rashid Al Maktoum es, a la vez, el presidente del DIFC.

Si a esto se suma que Dubái apunta a convertirse en el centro de los negocios del mundo islámico (un mercado que supera los US$260,000 millones, según datos del DIFC), el modelo se torna imposible de replicar.

Pero siempre cabe la posibilidad de que las playas dominicanas, frente a las que se construirá el proyecto, constituyan un atractivo demasiado irresistible para un inversionista acostumbrado a los edificios de Panamá o Nueva York. Si no es bueno para hacer negocios, al menos lo será para pasar vacaciones.

Economía

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