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(FOTOS LA PRENSA/M. LORÍO)

“Tenía pendiente una deuda personal”

Hace año y medio, el escritor e historiador Jorge Eduardo Arellano se metió por completo a un proyecto que le interesaba mucho: recabar los primeros 60 años de historia del beisbol nicaragüense, meta que cumplió hace una semana con la publicación de su más reciente obra: El Beisbol en Nicaragua (1889-1948) Jorge Eduardo Arellano, autor […]

  • Hace año y medio, el escritor e historiador Jorge Eduardo Arellano se metió por completo a un proyecto que le interesaba mucho: recabar los primeros 60 años de historia del beisbol nicaragüense, meta que cumplió hace una semana con la publicación de su más reciente obra: El Beisbol en Nicaragua (1889-1948)

Jorge Eduardo Arellano, autor de “El Beisbol en Nicaragua (1889-1948)”

El historiador nicaragüense Jorge Eduardo Arellano nos mostró hace algunos días otro de los temas que lo apasionan: el beisbol, este deporte que en Nicaragua se practica desde finales del siglo XIX, debido especialmente a que una serie de muchachos que estudiaban en Estados Unidos, lo comenzaron a practicar y lo trajeron a un país como el nuestro que no contaba con un deporte atrae masas en ese momento.

Por esa misma pasión, Arellano dedicó el último año y medio de su vida a investigar sobre la historia de este deporte, un compromiso que lo tomó muy a pecho porque sentía la necesidad de recabar los primeros sesenta años de existencia del beisbol en Nicaragua.

En las páginas de LA PRENSA, Arellano publicó una serie de trabajos especiales que abordaban historia y entrevistas a personajes de este deporte. Y hace algunos días, finalmente sacó a luz su última publicación: El Beisbol en Nicaragua (1889-1948), un libro que debe servir de material de consulta para todos aquellos que gustan de este deporte.

Para este historiador, un estudioso de la cultura, las letras, la historia nicaragüense y autor de un sinnúmero de obras, este nuevo libro es la culminación de un proyecto personal, de una deuda pendiente, porque la pasión por el beisbol la trae desde muy niño cuando jugaba en diferentes patios.

Incluso, su tío abuelo David Arellano, fue uno de los pioneros en la practica del beisbol en Nicaragua, y eso lo motivó aún más a meterse en lleno a este proyecto.

“Los escritores tenemos, como todas las personas, deudas pendientes o proyectos sin realizar, porque queremos abarcar mucho, sabemos, tenemos conciencia de que somos muy efímeros, y que una enfermedad o un accidente nos aniquila y desbarata todas nuestras aspiraciones. Nosotros nos conformamos con muy poco, con recursos mínimos. Y esos recursos mínimos yo los tuve para realizar este libro”, explica Arellano, sobre los motivos que lo empujaron al lanzamiento de este material histórico deportivo.

“¿Cómo tuve estos recursos? La Academia de Geografía e Historia me facilitó una secretaria por un año y a través de la secretaria iba escribiendo un capítulo, a ese capítulo le sacaba un printer, y le agregaba más, y después más datos, y así le fui dando forma por casi año y medio”, recuerda.

“Lo otro que se necesita es tener tiempo para ello. Es difícil, nadie tiene tiempo para eso, pero pude prescindir de algunas de mis obligaciones. Le di lo más importante a esto, dormía y soñaba con esto, y me acostaba casi siempre a las cinco de la mañana en este último año y medio”, añade.

Arellano nació en Granada en 1946. Cuando cumplió los 60 años, comenzó a publicar en LA PRENSA trabajos especiales sobre la historia del beisbol.

Pero contó con el respaldo de profundos conocedores de la historia de beisbol en Nicaragua, como Tito Rondón, Bayardo Cuadra y Julio C. Miranda, para coronar su más reciente obra.

“Ellos (Rondón, Cuadra y Miranda) no fueron mezquinos, fueron desinteresadamente generosos. Yo descubrí cosas que no sabía por las habilidades del historiador. Entonces salió un libro bastante completo, no sin errores porque siempre hay una erratita, alguna imprecisión, pero sí muy completo”.

¿Es complicado recopilar la historia del beisbol en Nicaragua?

No, es muy fácil. Sólo se necesita tener tiempo, recursos mínimos, ánimo creador y entusiasmo permanente. Hay que ir a la fuente: los diarios. Yo pasé en el archivo de LA PRENSA encerrado, todos los jueves, durante un año. En el Banco Central copié toda La Noticia. Eran los dos periódicos que más publicaban noticias de beisbol hasta 1948. En la Hemeroteca Nacional descubrí revistas que estaban perdidas, que estaban mal clasificadas o enterradas en cajas. Entonces, con esa fuente primaria, se puede reconstruir todo. Claro, que hay algunos estímulos personales e intereses. En este caso quería demostrar que los gringos nada tienen que ver con la introducción del beisbol en Nicaragua. No fue la intervención militar de Estados Unidos en 1912 lo que introdujo el beisbol, porque 23 años antes se había estado jugando.

Siempre se ha querido vender esa historia que por la invasión extranjera es que se juega beisbol

El beisbol se jugaba 23 años antes de la invasión de 1912. En 1890 ya había varios estudiantes nicas jugando beisbol en Estados Unidos, entre ellos estaba mi tío abuelo David Arellano, quizás el más destacado porque llegó a lanzar a los Gigantes. Carlos García en su folleto de 1991 lo señala y despeja esa falsa idea de que los gringos introdujeron el beisbol en Nicaragua. Claro, ayudaron a difundirlo, aportaron los jueces.

¿Los estadounidenses masificaron el beisbol?

Tampoco, lo masificaron los nicaragüenses. Y siempre que jugaban entre ellos, el 80 por ciento de las veces ganaban los nicaragüenses. El juego último que realizaron antes del terremoto de 1931, fue el domingo anterior porque el terremoto fue el martes 31 de marzo a las 10:00 de la mañana. Ese domingo se jugó un partido entre los marinos y el Managua, que ganaron los nicaragüenses 20-0. En algunas veces los marinos ganaron, esto lo tengo documentado.

¿Su libro es un repaso histórico de 60 años?

Historia no es sólo contar, narrar, escribir; es interpretar, explicar, señalar las causas y la significación que tiene eso en la cultura. Es una historia cultural, pero también es política. La política se mete en todo. Descubrí, por ejemplo, que mientras hubo una conspiración de Somoza García y el embajador Bliss Lane para asesinar a Sandino, en el estadio de la Peni. El domingo anterior al miércoles 21, día 18, encontré que se reunieron Somoza y el embajador en un partido de beisbol en Managua. Ahí planearon, según el historiador, y según las crónicas que se publicaron después. O sea que si no es exactamente verdad, por lo menos se divulgó que el beisbol sirvió de espacio para conspirar.

¿Por qué la pasión por el beisbol y no con otros deportes como el futbol?

La explicación está en el primer capítulo del libro. Yo atribuyo cinco o seis causas, especialmente porque este deporte se adaptó a la sicología nuestra. Al menos, está plasmada la individualidad del nicaragüense, el afán de aventura, porque el beisbol es una metáfora, el Ulises que lleva adentro Nicaragua. Uno se va por el mundo, recorre todas las bases, pero siempre regresa a casa. El calor influyó mucho, tradiciones indígenas que se complementan, es un capítulo de 10 páginas donde explico las causas por las que el beisbol se arraiga en Nicaragua.

¿A qué se refería con la deuda personal que tenía?

Es conmigo mismo. También siendo el beisbol una gran importancia en la sociedad nicaragüense, y no hay historia, no hay libros, lo que hay son anécdotas, artículos dispersos de Tito Rondón, Julio Aguilar Bustamente. Bayardo Cuadra es sabio, pero no tiene escritura. Por eso lo obligué a escribir una reseña.

Hay material para ordenar el beisbol

Según el escritor Jorge Eduardo Arellano, en Nicaragua existe información para ordenar la historia del beisbol.

Él ya dio un paso importante con la publicación de su libro El Beisbol en Nicaragua (1889-1948), y confía en que otros podrán imitarlo hasta crear obras que pongan al alcance de todos la mayor cantidad de información posible.

¿En el aspecto bibliográfico hay material de beisbol?

Ahí están, el problema es que hay que saber buscar. En la Biblioteca Nacional encontré el primer libro de beisbol de Nicaragua, de José Santos Ramírez, La Odisea a las Olimpiadas. Era un viaje que se realizó a Costa Rica, de 80 páginas, donde se explica que se ganaron los tres juegos y se obtuvo la Copa Olímpica. Eso lo resumí y está en el libro, pero el libro original, tal como fue escrito, no se ha publicado totalmente. Encontré un libro de 300 páginas sobre la memoria de la X Serie Mundial.

¿Este libro debe ser una lectura obligatoria para el apasionado por el beisbol?

Claro, a mí me interesa que por estas razones históricas y personales. Al menos ya no se va a perder la historia del beisbol.

¿Por qué desde 1889 a 1948?

Son 60 años, desde los inicios del beisbol hasta antes de iniciarse la primera Liga Profesional. Ahí se necesita otro volumen. Del 56 al 67 es otro volumen. Yo sugiero que se hagan libros por localidades. León ya hizo el suyo, aunque no es muy bueno, porque no se remonta a la historia más antigua. Hay tres trabajos de la Costa Atlántica, muy útiles, aprovechables. Hay uno sobre la Serie del Atlántico a partir de 1952, pero se necesita una libro del beisbol. El problema es que en Bluefields toda la información es oral.

¿Cuál es el principal problema de la historia oral?

La historia oral es una fuente importante, siempre y cuando sea fehaciente y se pueda comprobar esa legitimidad, porque hay elementos que sirven para comprobar que una información es auténtica o no.

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