- Teresa Campos motiva a sobrevivientes de cáncer a compartir su ejemplo
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Es una mujer con una preparación académica envidiable. Estudió Ciencias Políticas y Economía en la universidad Dominican de San Francisco, California y su doctorado lo obtuvo en la universidad de Oxford, Inglaterra. Teresa Campos, a sus 45 años, dedica su vida a la prevención del cáncer de seno y apoyar a mujeres sobrevivientes de la enfermedad.
Teresa Campos, es asesora en temas de salud de la Fundación Ortiz Gurdián, organización que apoya a mujeres de escasos recursos en su lucha por sobrevivir al cáncer.
Este año, Teresa inició la implementación de un voluntariado, a través del cual se pretende salvar la vida de miles de mujeres nicaragüenses, mediante la prevención y detección temprana del cáncer de seno.
El voluntariado integrado por sobrevivientes de cáncer de mama y mujeres identificadas con la causa está integrado hasta ahora por 127 mujeres a nivel nacional. Maestras, vendedoras en mercados, amas de casa, abogadas, las sobrevivientes tienen diferentes facetas, pero comparten una historia.
El énfasis es detectar el problema a tiempo porque entre más temprano se detecte la enfermedad más posibilidades hay de sobrevivir. Queremos que ellas sean el vehículo de concientización en sus barrios y comunidades donde viven. El voluntariado representa una fuerza moral y espiritual en todos los sentidos, llevan el mensaje mujeres que han pasado por la enfermedad, manifiesta Teresa.
El espíritu alegre de Teresa es de mucha ayuda para las sobrevivientes y quienes aún batallan contra la enfermedad. Cuando se oyen los testimonios de cada una, empiezan a aflorar lágrimas durante las reuniones de capacitación del voluntariado, Teresa interviene con algún comentario jocoso que les hace a todas recordar el privilegio que significa sonreír.
Teresa dedica la mayor parte de su tiempo a ellas. Nunca se ha casado y no tiene hijos. Afirma que el apoyo de sus padres y sus hermanos, le da mucha vitalidad y alegría. Muchas veces por la dureza de la tragedia del día a día a veces uno se desploma y ellos están ahí para dar ánimos, afirma Teresa, quien vivió por muchos años en Washington y regresó a Nicaragua para sumarse a la causa de la Fundación Ortiz Gurdián.