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“La Vida de los Otros”

Se ha presentado —todavía se está presentando— en Nicaragua la película alemana titulada La Vida de los Otros, la cual el año pasado ganó en Estados Unidos el premio Oscar a la mejor película en idioma no inglés. Este extraordinario filme llegó con retraso a Nicaragua, a donde siempre llega tarde todo lo bueno que se produce en el extranjero, pero lo importante al fin y al cabo es que muchos nicaragüenses han tenido la oportunidad de verlo.

Nos referimos a esta película alemana porque su contenido se puede vincular directamente a Nicaragua, pues se refiere a la Stasi (abreviatura del alemán Ministerium für Staatssicherheit, Ministerio para la Seguridad del Estado), como se le llamaba a la poderosa y tenebrosa policía política del régimen comunista que imperó en la desaparecida República Democrática Alemana (RDA). Y fue precisamente la Stasi, la que organizó y asesoró a la Dirección General de Seguridad del Estado (DGSE) de Nicaragua, el principal órgano represivo de la dictadura sandinista de 1979 a 1990 que copió y aplicó los mismos métodos de espionaje y represión de su modelo germánico.

En La Vida de los Otros se cuenta la historia de una pareja de intelectuales, él escritor y ella actriz de teatro, cuya vida privada es sometida por la Stasi a un odioso espionaje clandestino. Por orden de un perverso ministro de Cultura, oficiales de la Stasi tratan de encontrar evidencias para acusar y reprimir al escritor, quien por prudencia se mantiene alejado de los problemas políticos, aunque entre sus amigos hay disidentes del totalitarismo comunista. Sin embargo, el capitán de la Stasi que monta el operativo de espionaje de la pareja de intelectuales, a medida que va conociendo los detalles de la vida personal de sus víctimas, incluso los más íntimos, experimenta un singular proceso de humanización que lo conduce a tratar de salvarlos de la represión, aunque no puede impedir que ella se suicide.

En un comentario sobre esta película, el escritor Álvaro Vargas Llosa escribió que: “Lo que La Vida de los Otros nos recuerda es que el hombre es capaz del totalitarismo, pero no del totalitarismo perfecto. Incluso cuando todas las clavijas están en su lugar, algo alterará el mecanismo de relojería del régimen. Ese ‘algo’ es la naturaleza humana, pura y simplemente. Nadie en el filme es un totalitario perfecto en el sentido de que nadie —ni los jefes, ni los sirvientes, ni las víctimas— actúa como la lógica del sistema dicta que se actúe en determinadas circunstancias. Hay momentos de debilidad en el menos humano de los déspotas y momentos de fortaleza”.

Pero La Vida de los Otros no sólo pone de manifiesto este rasgo sublime de la condición humana de una persona que en determinadas circunstancias emerge de la inmundicia del totalitarismo. La película también expone la falta de escrúpulos de los individuos totalitarios y los sórdidos mecanismos de control y represión que imponen a las personas y a toda la sociedad. Al respecto no se puede olvidar que en Nicaragua la DGSE sandinista, igual que la Stasi comunista en la RDA, controlaba absolutamente los movimientos de todas las personas a las que consideraba necesario o interesante investigar. En muchos casos inventaba conspiraciones para justificar la represión, o difundía calumnias contra determinadas personas para sembrar la desconfianza en las organizaciones políticas y sociales, y dividirlas, inclusive a las familias. Nada se movía sin que la DGSE lo supiera y no había maldad imaginable que sus dirigentes y esbirros no fueran capaces de ejecutar.

Casi al finalizar La Vida de los Otros, el ex ministro de Cultura, Bruno Hempf, quien al parecer no fue castigado por las fechorías que cometió en el poder, se burla del escritor y dramaturgo Georg Dreyman al explicarle el sistema de espionaje que habían instalado en su apartamento. Entonces, Dreyman, sumamente indignado le dice a Hempf: “Y pensar que personas como ustedes gobernaron el país”.

Lamentablemente, los nicaragüenses, que en 1990 también pudimos sacudirnos de encima el infame régimen totalitario, necesariamente tenemos que decir ahora: Y pensar que esas personas han vuelto a gobernar el país. Peor aún, ¿cómo podemos estar seguros de que aquel sistema de espionaje de la Stasi y la DGSE no ha sido o no está siendo instalado nuevamente en Nicaragua?

Editorial
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