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En la rotonda cristo rey ya sólo queda menos de media docena de personas, y la letrina. Hasta la carpa y las famosas mantas rosadas están tiradas al lado de la imagen de la Virgen que fue colocada presurosamente a inicios de diciembre pasado. (la prensa/ r. ortega)

Movimiento de “rezadores” agoniza

Promesas de pago incumplidas, cansancio y enfermedades, obligan a la mayoría a desistir de “orar” por la paz [doap_box title=”Les ofrecieron “el oro y el moro”” box_color=”#336699″ class=”archivo-aside”] Al menos son siete los puntos que los “rezadores” de las rotondas expulsados por sus ex compañeros de oración habían contemplado recibir, según los ofrecimientos realizados en […]

  • Promesas de pago incumplidas, cansancio y enfermedades, obligan a la mayoría a desistir de “orar” por la paz
[doap_box title=”Les ofrecieron “el oro y el moro”” box_color=”#336699″ class=”archivo-aside”]

Al menos son siete los puntos que los “rezadores” de las rotondas expulsados por sus ex compañeros de oración habían contemplado recibir, según los ofrecimientos realizados en su momento por sus líderes de los afectados del Nemagón, mientras estuvieron en el plantón frente a la Asamblea Nacional.

Según los denunciantes, que han empezado a hacer cuentas de lo ofrecido por sus líderes en su momento, destacan: una casa valorada entre 40 mil a 70 mil dólares, como mínimo.

La oferta incluía los muebles de la casa, que estaría a cargo de Alexis Argüello una vez que éste asumiera la Alcaldía de Managua, además la entrega de un paquete AFA (arroz, frijoles y azúcar) por parte de la Empresa Nacional de Alimentos Básicos (Enabas).

También incluía un pago en efectivo cuyo monto nunca se les dijo sino que era una importante cantidad, que sería retroactivo por dos años, y otra cantidad no especificada por el trabajo de “rezadores” en las rotondas, que sería “un buen bojo”; atención médica gratuita, y una pensión vitalicia de 200 dólares, son parte de los ofrecimientos que casi a diario recibían los afectados del Nemagón en el plantón frente a la Asamblea Nacional, de parte de sus líderes que ahora desconocen si fue real o sólo fue parte de las maniobras para involucrarlos en una campaña con fines electoreros, revelaron.

Las amenazas vertidas por los líderes del grupo y la golpiza que a garrotazos y con el canto de un machete sufrió Perfecto Antonio Vega, la tarde del domingo cuando se resistía dejar las champas en el plantón, después de la denuncia efectuada la semana pasada en la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), tienen al grupo de los 30 expulsados, temerosos.

Melba Poveda, una de las denunciantes, prefirió no continuar en la demanda por el pago de los más de seis meses laborados, y regresar a Occidente.

“Sólo queríamos reclamar nuestros derechos que nos debe la Coco (Socorro Solís), en ningún momento he querido aspirar a ningún partido político, soy sandinista porque allí murieron mis dos hijos, nunca he dicho que soy de ningún partido, pero nunca he andado en política ni he aspirado (…) no quiero ningún puesto como dice la señora”, expresó Poveda.

Actualmente este grupo debió recurrir a un pariente de Leopoldo Casiano Mendoza, otro de los denunciantes, pues la mañana del domingo intentaron asentarse en un área verde cercana al Estadio Nacional, pero según afirmó, la Policía los mandó a sacar aduciendo que “están en un lugar privado, que ellos no sabían nada, que era orden de un coronel, pero no sabemos qué coronel es”.

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Su objetivo era aparecer como un movimiento espontáneo que rogaba a Dios por la paz y pregonaba que “el amor es más fuerte que el odio”.

Pero el incumplimiento en el pago prometido, el cansancio luego de seis meses de largas jornadas bajo el sol, y las enfermedades provocadas por las inclemencias del clima, están lentamente poniendo fin al movimiento de los “rezadores” que hace seis meses se tomó las rotondas de la capital, con la promesa del Gobierno de que además de la comida recibirían una buena paga por sus rezos.

Pero hace seis meses el Gobierno de Daniel Ortega todavía parecía disponer de una fuente casi inagotable de dinero que venía de la venta del petróleo venezolano a los mismos nicaragüenses, pero ahora, con el precio que ha caído más de 100 dólares por barril, el cuerno de la abundancia parece haberse secado, al menos para los “rezadores”, y con éste el entusiasmo para agitar banderas a toda hora y “cantar al Amor de los Amores”.

El grupo que inicialmente estaba formado por unas 240 personas (ocuparon 8 rotondas y en promedio cada una tenía 30 “rezadores” por turnos de 24 horas), ahora apenas llega a 60 en total, o sea menos de ocho por rotonda, aunque en algunas ayer había sólo tres personas.

Los “fieles” que aún permanecen al pie del cañón, repiten constantemente que nunca se les prometió un salario, aunque reconocen que hubo algunas “promesas”, como denunció un grupo de personas que habita en las champas “de los afectados del Nemagón”, de donde ha salido la inmensa mayoría de los “rezadores” y que la semana pasada se rebelaron por la falta del pago prometido que incluía, según ellos, hasta una casa.

Además, muchos consideran “justo” que se les entregue una “ayuda económica” por su “trabajo espiritual” de tantos meses.

QUE CUMPLAN PROMESAS

“En las reuniones nunca se nos prometió un sueldo, pero hubo promesas de ayuda. Nosotros desarrollamos un esfuerzo muy grande por mantener la armonía en el país, y lo justo es que se cumplan esas promesas, ya que existen las posibilidades para hacerlo. Porque si se nos planteó es porque había posibilidades”, explica Santos Rivera, responsable del grupo de ocho “rezadores” que aún permanece en la Rotonda La Virgen.

El grupo espera con fe la llegada de esa “ayuda económica”, sin importar cuál sea la cantidad.

Lo mismo ocurre con los cuatro “rezadores” que permanecen en la Rotonda Jean Paul Genie. “Sería bueno que se nos reconozca el trabajo que estamos haciendo por la paz del país”, dijo Petrona Flores.

Carlos Hernández dirige a los nueve oradores que hacen turno en la Rotonda Rigoberto López Pérez, insiste en que la permanencia en el movimiento religioso es voluntario y que no tienen ningún vínculo con el Gobierno o algún partido político, sin embargo, en sus palabras se puede oír el discurso gubernamental.

“Nuestro único fin es orar por la paz y para que este Gobierno, que es el único que se ha preocupado por el pueblo, continúe trabajando por el bien de los pobres y nos siga ayudando a todos”, afirma Hernández.

Sin embargo, de los 60 oradores ninguno conoce a algún dirigente religioso que esté involucrado en la organización o logística del movimiento. Además, aunque la mayoría se confiesa evangélico, en algunas de las rotondas dicen pedirle a la imagen de La Purísima y hasta le colocan flores, acción nada común para un evangélico.

“DIVINA MISERICORDIA” LES PROVEE

Todos los oradores coinciden en que tres veces cada día la “Divina Misericordia les provee el alimento”. Aseguran no saber de dónde ni cómo llega, pero agradecen que en los casi 180 días de oración, de manera uniforme en todas las rotondas, con una puntualidad envidiable, y un menú diferente cada día, aparecen los tres tiempos de comida caliente, empacada en dispensadores de poroplast y bolsas plásticas rosadas.

Además, aprovechan algunas visitas para pedir ayuda. “Ustedes podrían colaborar con nosotros, los periodistas ganan muy bien”, expresó Carlos Hernández.

En la Rotonda El Güegüense, Sebastián Escorcia trata de ocultar que el grupo se ha reducido, pero luego reconoce que por diferentes “circunstancias” sólo quedan ocho.

“Hay mucha inconformidad, problemas internos y muchos están enfermos. Los vientos de las últimas semanas han sido muy fuertes y nos han afectado bastante. Otros ya están muy cansados y han decidido volver a sus casas”, señala Escorcia.

Efectivamente, los vientos de las últimas semanas han causado sus estragos; en la Rotonda Cristo Rey se llevó el toldo y tuvieron que desmontar el campamento. En el resto de rotondas también es evidente el daño causado y algunos han optado por reforzarlos con plástico negro, pero éste también ha cedido ante los vendavales.

En la piel de los oradores también se aprecian los estragos. Se dice que la mayoría de los que han abandonado la misión, lo han hecho por causa de las enfermedades provocadas por la larga jornada a la intemperie, que aunque no tiene fecha para concluir es evidente que se acerca a su fin.

Aprovechan para expresar que se sienten ofendidos porque los medios de comunicación los bautizaron como “los rezadores”, ya que sólo los católicos rezan y ellos, que son evangélicos, oran. También se quejan de las ofensas que constantemente reciben de los automovilistas que circulan en la zona y le piden a Dios les regale a esas personas tolerancia y respeto para que aprendan a vivir en paz.

Política

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