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María Valeria Bendaña junto a su padre Emilio Bendaña y su hija Ligia María Delgadillo. LA PRENSA/Archivo.

Poesía nicaragüense

A Ligia María Delgadillo Bendaña Déjame entrar, hija mía, a ese tu mundo de mariposas sirenas corazones conchitas de mar y cuentos de hadas… A ese tu mundo lleno de flores, sonrisas y colores rosados. A ese tu mundo de ojos alegres que a diario pintas… A ese tu mundo, Ligia Maria, con el que […]

A Ligia María Delgadillo Bendaña

Déjame entrar, hija mía, a ese tu mundo

de mariposas

sirenas

corazones

conchitas de mar

y cuentos de hadas…

A ese tu mundo

lleno de flores,

sonrisas

y colores rosados.

A ese tu mundo

de ojos alegres

que a diario pintas…

A ese tu mundo, Ligia Maria,

con el que despiertas todas las mañanas

con el que te acuestas todas las noches

con el que sueñas despierta durante el día…

María Valeria Bendaña Talavera.(38 años, administradora de empresa)

A mi hija María Valeria Bendaña

Rayo de sol

furtivo

en un cielo nublado

relámpago vivo

encendiendo los bordes

de las hojas verdes

de un árbol

en la cercanía de mi tarde.

Emilio Bendaña Monterrey. 70 años de edad. Abogado

Para Mamá

Una rosa

suspira por el esplendor

de la luz del sol

que brilla, brilla

como una florcilla

***

Tan linda la brisa

del mar

tanto me decepciona

el viento del mal.

Ligia Maria Delgadillo Bendaña. (6 años de edad)

La Prensa Literaria

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