WASHINGTON/AFP
Los representantes de Nicaragua y Estados Unidos intercambiaron críticas ayer viernes en la OEA por las protestas del jueves ante la Embajada norteamericana en Managua.
El embajador estadounidense Lewis Amselem denunció que “manifestantes fueron conducidos a la Embajada y protestaron con pancartas previamente impresas y tenían artefactos para lanzar piedras que usaron para destrozar el consulado”, en una reunión del Consejo Permanente que debatió la situación en Honduras.
La policía, presente en la manifestación que pedía la renuncia del embajador estadounidense Robert Callahan acusándolo de injerencista, “permitió que procedieran los ataques”, afirmó Amselem.
Callahan afirmó que los magistrados sandinistas del Poder Judicial actuaron “indebidamente” y “en secreto” para derogar el 19 de octubre una norma constitucional que prohibía la reelección presidencial sucesiva, lo que abrió la posibilidad a Daniel Ortega de optar a otro mandato.
EXIGE LO QUE NO DA
Amselem señaló que así como los países en la OEA se pronunciaron en contra del asedio a la Embajada de Brasil en Honduras, donde el presidente derrocado Manuel Zelaya se refugia desde hace más de un mes, deberían condenar los ataques a la sede diplomática estadounidense.
El representante de Nicaragua en la Organización de Estados Americanos (OEA), Denis Moncada, afirmó que la manifestación fue producto de “declaraciones inadmisibles injerencionistas e intervencionistas” que obligaron “a que una parte de la población de Managua se movilizara”.
Mientras en Honduras se cierra una puerta con el acuerdo para salir de la crisis, “en Nicaragua se está abriendo otra puerta altamente preocupante como es el injerencismo desmedido por parte del embajador de Estados Unidos en nuestro país”, fustigó Moncada.
Momentos después, Amselem dijo que el fallo judicial que avaló la aspiración de Ortega a postularse a la reelección en 2011 se inserta en una serie de hechos preocupantes en Nicaragua, como las cuestionadas elecciones municipales de noviembre de 2008.
“Me parece conmovedor que Nicaragua exija elecciones libres en Honduras, como una manera de tener en otro país lo que no tiene en el suyo propio”, ironizó Amselem.
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