El Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó el lunes pasado las revisiones dos y tres del programa económico con Nicaragua para este año, que todavía estaban pendientes. Ahora el gobierno de Daniel Ortega podrá acceder a unos 90 millones de dólares de los organismos financieros multilaterales y aspirar al desembolso de un monto similar en el 2010.
Sin duda que esta decisión del FMI significa un espaldarazo al régimen orteguista. Aunque no sea ésa la intención de quienes mandan en el FMI, el desembolso de 90 millones de dólares será de hecho un aliento a Ortega, para que siga avanzando en la consolidación de su nueva dictadura. Curiosamente, con los gobiernos democráticos de doña Violeta, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños, el FMI era particularmente duro, pero con el régimen autoritario de Daniel Ortega se muestra flexible como una melcocha.
Está claro que el programa económico con el FMI, que obliga al gobierno de Ortega a someterse a las condiciones de este organismo financiero internacional, es una injerencia externa en los asuntos económicos propios de Nicaragua, igual que lo fue durante los tres gobiernos anteriores. Pero Ortega, a quien le indigna la injerencia externa cuando es en defensa de los derechos humanos de los nicaragüenses y a favor del Estado de Derecho y la gobernabilidad democrática del país, la acepta con gusto en lo económico cuando con ella puede obtener recursos financieros internacionales.
En una declaración a LA PRENSA sobre el acuerdo del FMI aprobado este lunes, el presidente del Banco Central de Nicaragua, Antenor Rosales , dijo que “es un reconocimiento a los esfuerzos y sacrificios de los nicaragüenses por mantener la estabilidad macroeconómica, la prudencia fiscal y la estabilidad monetaria”. Y agregó que: “La decisión (del FMI de aprobar a Nicaragua) es un compromiso para adelante (para mantener al país dentro del programa económico). En el proceso es un paso y, ahora, nos debemos enfocar a seguir con los pasos siguientes”.
Más explícito fue el Subdirector Gerente del FMI, Takatoshi Kato, quien en una declaración emitida en Washington y también reportada ayer por LA PRENSA, “confirmó los esfuerzos del país (Nicaragua) por mantener la estabilidad macroeconómica, pero a la vez recordó los compromisos que, a través del Gobierno, ha asumido para continuar dentro del programa económico. (…) Las autoridades reconocen la importancia de la implementación firme del programa y la necesidad de consolidar las finanzas públicas en el mediano plazo. Fortalecer la gobernabilidad y el clima de negocios será crucial para aumentar el apoyo de los donantes y mejorar las perspectivas de crecimiento”, aseguró el alto funcionario del Fondo Monetario Internacional.
Pero lo cierto es que con tal de conseguir dinero en el extranjero, Ortega promete cualquier cosa que en la práctica no tiene ni siquiera la voluntad de cumplir. ¿Acaso no sabe eso la alta burocracia del FMI? ¿O será que para el FMI el fortalecimiento de la gobernabilidad y del clima de negocios se logra garroteando mujeres y opositores democráticos, haciendo fraudes electorales como el del año pasado y el que se prepara para las elecciones nacionales del 2011, atropellando la Constitución para abrir el camino a otra reelección de Ortega, subordinando los poderes Judicial y Electoral al Ejecutivo, o reconvirtiendo a la Policía Nacional en un cuerpo represivo orteguista?
El presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), José Adán Aguerri, valoró este mismo lunes 2 que el aval del FMI al gobierno de Ortega es beneficioso para el país y el sector privado en particular, que necesitan la estabilidad macroeconómica. Sin embargo, el líder empresarial advirtió que “ahora hay que hacer nuevamente un llamado a que haya un mejor clima político” y a que “encontremos en las próximas semanas una posición razonable en cuanto a lo que se pretende recaudar con la Ley de Concertación Tributaria, porque a como está planteada no es aceptable”.
Pero, ¿escuchará Ortega la plegaria del líder del Cosep? ¿Cumplirá los compromisos con el FMI? Lo más probable es que no. Creemos que así como en los años ochenta, Ortega y el FSLN planeaban construir en Nicaragua el socialismo de tipo soviético y castrista con dinero del imperialismo, según lo dijera Bayardo Arce en un célebre discurso, lo más seguro es que ahora están creyendo que podrán construir el socialismo del siglo XXI con los dólares y euros del FMI y demás fuentes de la cooperación internacional. Hasta que se vuelvan a dar con la piedra en los dientes.
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